Tucumán: uno de los policías que mató a un chico de 12 años en una persecución levantó los casquillos de la escena del hecho
El caso de Facundo Ferreira, el chico de 12 años que murió hace casi seis meses por los disparos de dos efectivos que lo perseguían en Tucumán, continúa irresuelto y envuelto en sospechas. Días atrás salieron a la luz una serie de imágenes de filmaciones de cámaras de seguridad de la vía pública del día del hecho. Las escenas ponen en entredicho la versión oficial, que calificó el hecho como el desenlace fatal de un enfrentamiento armado en el que habría participado el conductor de la moto en la que iba la víctima.
En la primera de esas imágenes captadas el 8 de marzo pasado en la capital tucumana se ve cinco motos circular por la avenida Soldati y la calle Guatemala. En una de ellas iban Facundo y su amigo Juan, de 14 años, que conducía. Segundos después, en Soldati y Cuba, los vehículos son captados desde atrás. En la esquina de República de Francia y Soldati hay una estación de servicio Refinor. En la filmación de ese lugar, que según fuentes judiciales tiene un minuto de retraso con respecto a las de las cámaras del municipio, se ve en el fondo a Facundo y a Juan (que tiene antecedentes policiales) yéndose por la avenida Soldati en tanto que otras dos motos se detuvieron a cargar nafta.
A partir de ahí comienza el drama final. A la 1.24, la moto en la que iban Facundo y Juan dobló de contramano por la avenida Benjamín Aráoz. Dos efectivos de la delegación motorizada del 911, Mauro Díaz Cáceres y Nicolás Montes de Oca, vieron tres motos yendo por la vía contraria e iniciaron una persecución. En las imágenes se ve que llegan a estar a menos de cinco metros de distancia de los dos chicos, que eran los más rezagados en el grupo de motos.
Las filmaciones no muestran el momento de los disparos. Pero a 240 metros, en la intersección de la avenida Avellaneda y Río de Janeiro, los chicos cayeron de la moto. Facundo tenía un tiro en la nuca, que le causó la muerte en el acto. Según dijeron fuentes judiciales a LA NACIÓN, en esos pocos metros los policías dispararon dos cartuchos de postas de goma y 11 proyectiles de plomo contra los menores.
Minutos después, las cámaras tomaron al agente Díaz Cáceres "marcando" las vainas servidas sobre la avenida Avellaneda. "Los dos involucrados en el hecho imputados por homicidio agravado participaron de la recolección de pruebas. En ningún homicidio, de cualquier ciudadano común, el que realiza los disparos puede ser el encargado de intervenir en la recolección de pruebas. Hay un protocolo policial que no se respetó, que es el que corresponde. No tienen que intervenir en ese momento", resaltó a LA NACIÓN Emilio Guagnini, abogado de Abogados y Abogadas del NOA en Derechos Humanos y Estudios Sociales (Andhes) y representante de la querella por parte de la familia de Facundo.
La causa quedó envuelta polémicas porque en los ministerios de Seguridad provincial y nacional salieron en defensa de los policías haciendo suyos los argumentos de los oficiales acusados por el Ministerio Público Fiscal tucumano. LA NACIÓN intentó comunicarse con el Ministerio provincial, la respuesta fue: "Comuníquense con la Justicia", cuando este diario ya lo había hecho.
Los efectivos habían señalado que los jóvenes les habían disparado y que, en respuesta, abrieron fuego. En la escena se encontró una pistola calibre 22, que los policías aseguran que fue disparada por uno de los menores y que por eso respondieron a un eventual ataque armado. Los oficiales apuntan a Juan, el conductor de la moto, que estuvo implicado en el crimen de un policía local, Leandro Meyer.
Pero, según fuentes judiciales, distintos peritajes contradicen la versión de los agentes. En las imágenes difundidas no se ve en ningún momento que Facundo o su amigo hayan disparado. Tras haber tomado vista de este material, la fiscal a cargo de la investigación, Adriana Giannoni, volvió a pedir la detención de los efectivos, que continúan en actividad. El juez Facundo Maggio rechazó su requerimiento. No fue la primera vez.
Hace dos meses, la fiscal llamó por primera vez a declarar a los agentes y pidió su detención preventiva para que no entorpezcan el curso de la causa. Fue después de que un expolicía, que actualmente trabaja como vigilador en la capital provincial, le confiara a la agente judicial que un excolega suyo lo había interceptado una noche y, sin ambigüedades, le propuso atentar contra la familia de Facundo Ferreira.
El Ministerio de Seguridad de Tucumán, consultado por LA NACIÓN, sostuvo a través de un vocero que no harían declaraciones al respecto del caso y que se remitían a lo que resolviera la Justicia.
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