
Angustia y alivio en los hospitales
La alegría por el reencuentro de los sobrevivientes con sus familiares y amigos convivió con la desesperación y el caos.
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La tensión, la angustia y la desesperación se adueñaron ayer de los pasillos del hospital Juan Fernández, de Barrio Norte, adonde fueron trasladadas 21 de los heridos que lograron escapar del fuselaje incendiado del avión.
Los heridos fueron llevados caóticamente al hospital Fernández en ambulancias del SAME, de Actuar y MSAS, entre otros servicios de emergencia. Otras tres personas llegaron al Instituto del Quemado y uno, al hospital Rivadavia, en la avenida Las Heras. A su vez, dos azafatas fueron internadas en la Clínica Bazterrica. Cinco personas fueron internadas en el hospital Argerich con heridas leves, mientras que en el hospital Pirovano hay otras dos personas heridas. Cuatro heridos eran asistidos en centros privados.
Al hospital Fernández llegaron cientos de familiares y amigos preocupados por el destino de sus seres queridos. En más de un caso hubo que calmar los ánimos de gente comprensiblemente fuera de sí.
Desesperada, Nora, la mujer del Luis Echeverri, el copiloto del vuelo accidentado, llegó al hospital Fernández en busca de su esposo.
"En ningún lado me dicen dónde está mi marido. Fuimos al hospital Rivadavia, al Instituto del Quemado; de LAPA nadie se acercó a decirnos nada. Es una vergüenza que nadie pueda decirme dónde está Luis", gritaba la mujer.
El matrimonio tiene una hija de 11 años y la esposa de Echeverri dijo que el copiloto trabaja para LAPA hace poco más de un año.
El personal del hospital trató de mantener libres los accesos y pasillos y en más de una ocasión eso aumentó la desesperación de los familiares y amigos, que no aguantaban un segundo más en la incertidumbre.
Avidez por saber
Más de uno de los que iban llegando optó por arrancar con avidez de las manos de los periodistas las listas de sobrevivientes, dadas a conocer por el director del hospital, Aurelio Pérez Flores. Y ante los signos de dolor dibujados en sus rostros, nadie se atrevía a llevarles la contra.
Fue el caso de un joven de unos 30 años, que llegó con los ojos enrojecidos murmurando incesantemente el apellido Benosta o Denosta. Al no hallar lo que buscaba en la lista, se alejó entre la multitud.
La gente de prensa terminó por oficiar de informante de quienes llegaban, en su mayoría enterados del horrible suceso por los medios.
También debieron calmar los ánimos, por ejemplo, de los primos y tíos de Oscar Robledo, de 26 años, que presuntamente iba de visita a Córdoba y que no estaba en la lista de sobrevivientes. En cambio, la familia Chichimisky se vio convulsionada por el llanto, pero en este caso de alivio, ya que encontraron entre los heridos a Gabriela Chichimisky. La noticia tranquilizadora no tardó en llegar por teléfono hasta Córdoba, donde vive la familia de Gabriela.
Caso similar fue el de Marisa y Reinaldo Calderón, que, temblorosos y sin decir una palabra, dejaron renqueando el hospital, pasados los primeros minutos del miércoles.
Desde afuera del hospital, por la puerta vidriada, se veía a enfermeros y médicos moverse a un ritmo febril.
También se acercaron varios grupos de voluntarios a ofrecer su ayuda. Entre ellos pudo distinguirse a gente de Caritas, que llegaba para asistir a los angustiados familiares u ofrecían su ayuda al personal del hospital.
En tanto, de las tres personas que se encontraban internadas en grave estado en el área de terapia intensiva del Instituto del Quemado, uno de ellos tenía quemaduras en el 96 por ciento de su cuerpo y estaba en estado crítico, según confirmó el jefe de guardia, Alberto Mostianesqui, en declaraciones a la prensa.
También allí llegaron los familiares que seguían una especie de ronda desesperada por todos los hospitales. Y en la Clínica Bazterrica, dos azafatas de la tripulación estaban internadas, ilesas, en "perfectas condiciones de salud, aunque shockeadas por el accidente", según informaron los médicos del centro asistencial.
Se salvaron de milagro
Unos 15 pasajeros salvaron milagrosamente sus vidas cuando a último momento suspendieron su viaje a bordo del vuelo 3142 de LAPA.
Dos de estos pasajeros fueron identificados como Ricardo Moreno y Jorge Babuschi, ambos diputados provinciales del Partido Justicialista, que se encontraban de visita en Buenos Aires, según informó el jefe de campaña de Eduardo Duhalde, Julio César Aráoz.
Otro pasajero, del que se desconoce su identidad, se habría salvado también al no abordar el avión, de acuerdo con el testimonio de su ex mujer, que sólo se identificó como Mabel, que se acercó hasta el Aeroparque creyendo que el padre de sus hijos estaba entre las víctimas.
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