Desde hace meses las reseñas de los comensales en Internet daban cuenta del deterioro: platos pésimamente resueltos, apenas un solo vino blanco de toda la cava para elegir, excesiva demora en el servicio. En Clo Clo hoy nadie atiende el teléfono y los empleados denuncian que cerraron dejándolos sin trabajo ni explicaciones.
El clásico y gigante de Costanera Norte, por el que desfilaron personalidades del espectáculo y la política, tuvo su momento de esplendor en los noventa en una zona que progresivamente perdió presencia frente a distintos polos gastronómicos. Se trató de la insignia de otra época, con tres salones, capacidad para 300 cubiertos y ventanales inmensos que daban al verde y ondulado campo de golf, de siete hectáreas, además de una ubicación privilegiada, en Cantilo y Rafael Obligado. A lo largo de tres décadas, en Clo Clo, se realizaron incontables eventos sociales y casamientos.
El principio del fin
Pero su decadencia fue gradual a lo largo de los últimos años y se apagó sin ningún glamour. Los ex empleados cuentan que el deterioro comenzó luego de la muerte de Víctor (Clo Clo) Losada, el histórico dueño, en febrero de 2013. Un mes después, su hija Karina Andrea Losada, junto a su pareja, Antonio Anselmo Rota, quedaron al frente del directorio de Clo Clo Sociedad Anónima y paralelamente crearon la firma Karan SRL, (por Karina y Antonio), firma de rubro gastronómico sin sede al público que coincide en sus domicilios fiscales con Clo Clo.
El fin había comenzado, aunque en esos años tuvieron sus momentos de éxito, como en 2015, cuando fueron galardonados con el International Hotel & Restaurant Quality Award otorgado por el Global Trade Leaders Club en Madrid y con el Entrepreneurial Co. & World Business Leader Award, de World Confederation of Businesses en Houston.
La reinvención de un clásico
Una de las estrategias de la nueva administración fue contratar al chef Jorge Audisio, docente de Mausi Sebes que restructuró la cocina y cambió toda la carta. Pero no bastó para hacer reflotar al restaurante.
Pronto comenzaron a escasear los pagos y a producirse despidos. En diciembre pasado los trabajadores ya habían resuelto no asistir al festejo de fin de año por irregularidades en los aportes. Hoy denuncian que hace tres meses les bajaron el sueldo a la mitad y que ya hacia el final concurrían a trabajar por las propinas. En cuanto supieron que un camión de mudanzas estaba vaciando el local, les dijeron que el restaurante cerraba por reformas, pero nunca los volvieron a llamar. LA NACION intentó comunicarse con Karina Losada y no obtuvo respuesta. Desde la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC) dijeron desconocer quiénes son los actuales dueños de Clo Clo y que sólo supieron de su cierre por versiones periodísticas.
Fotos: Ricardo Pristupluk
Edición fotográfica: Fernanda Corbani
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