Cumplió 40 años un centro de acompañamiento espiritual
Creado por Inés Ordóñez de Lanús cuando tenía apenas 21 años y reconocido por el Vaticano, ayuda a más de 1300 personas en crisis
En un accidente de auto, Laura González perdió a su hijo de 7 años y a su marido. En ese momento de angustia y desolación conoció a una acompañante espiritual del Centro de Espiritualidad Santa María (CESM), quien la ayudó a transitar su duelo. "Elizabeth me salvó la vida. Me llevó a Dios y me animó a enfrentar el llanto, la bronca y la desesperanza", cuenta González hoy.
"Quise consolar con las mismas armas con las que fui sostenida cuando murió mi hija de tres años", responde Elizabeth cuando se le pregunta por qué decidió volcarse a este servicio solidario.
El CESM, una asociación privada de fieles fundada y presidida por Inés Ordónez de Lanús y reconocida por el Vaticano, acaba de celebrar sus 40 años en el país y brinda acompañamiento gratuito a unas 1300 personas. Cuenta con más de 200 acompañantes, hombres y mujeres profesionales que además de abocarse a sus trabajos dedican tiempo a escuchar a otros y a ayudarlos a encontrar sentido a sus vidas. Para capacitarse, estudian filosofía, psicología y teología durante cuatro años.
¿Acompañamiento o terapia? No es lo mismo, dicen los especialistas. El objetivo no es resolver alguna crisis o problema. "Es la experiencia de encontrar a alguien que está a tu lado y te acepta incondicionalmente", explica Dolores Ure, otra acompañante avezada. Para Teresa Vedoya, que lleva años colaborando en el CESM, hay mucho de terapia, pero también de asistencia espiritual. Vedoya recibe los casos más diversos: madres jóvenes tironeadas y cansadas de sostener económicamente el hogar y al mismo tiempo criar hijos pequeños, adultos que perdieron el trabajo, hombres enfermos, mujeres de 50 años en crisis, divorciados...
Oídos atentos
Si bien el acompañamiento es uno de los pilares del CESM, el que se acerque a la institución encontrará también formación católica, grupos de oración (185, otro de sus pilares) y retiros de silencio (en su casa de ejercicios de Luján). En un momento en que la gente está ávida de espiritualidad, como quedó demostrado con la masiva convocatoria que tuvieron los encuentros con el gurú indio Sri Sri Ravi Shankar, la propuesta del CESM es que las personas desarrollen e integren su dimensión corpórea, psicológica y espiritual.
En estos 40 años, el CESM, nacido en Buenos Aires, se expandió a Córdoba, Tucumán y Santa Fe, y en el exterior, a Chile, México, Uruguay, Estados Unidos, España y El Salvador. "Lograron mucho en poco tiempo", dice monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro, para el que uno de los mayores aportes de esta institución es lo que llama "pastoral de la escucha".
"Tienen un carisma necesario que no todos los curas tenemos. Nosotros confesamos; los acompañantes escuchan y se ponen al lado del necesitado", explica Ojea.
El rabino Sergio Bergman valora su carácter interreligioso. "Desarrollaron un puente de unión en la diversidad. Quienes venimos de otras tradiciones religiosas encontramos en su profundo espíritu de comunión la posibilidad de trabajar en conjunto por la sociedad", señala.
La originalidad del CESM parece radicar en la capacidad de escucha y en la habilidad para vivir la espiritualidad en lo cotidiano. "Me ayudaron a encontrar a Jesús en mi laburo o en la demanda de mis hijos en casa. No sólo en la misa del domingo", dice Carolina Piñero, miembro de esta comunidad.
La obra, en números
Grupos de oración
En la actualidad existen casi 200, a los que asisten 1350 personas.
Alumnos
Más de 900 estudian en el curso de acompañamiento espiritual; durante estos 40 años se formaron 2615 niños y jóvenes.
Voluntarios
Alrededor de 800 donan su tiempo y su talento.
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