Debutó el casino flotante
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El controvertido casino flotante, amarrado en Dársena Norte, fue clausurado por el gobierno porteño después de haber lanzado su primera bola -colorado el 18-, pero autoridades de Lotería Nacional y de la empresa concesionaria arrancaron la faja colocada por inspectores municipales y continuaron con las actividades. "No violamos ninguna ley; la clausura no existe", dijo Jorge Lima, vicepresidente de Lotería.
Lotería ignoró la clausura del casino
Al mismo tiempo que una decena de inspectores y dos escribanos del Gobierno de la Ciudad ponían la faja de clausura en el casino flotante amarrado en Dársena Norte, en una de sus mesas de ruleta se tiraba la primera bola y las autoridades de la Lotería Nacional cantaban "colorado el 18".
Esa situación, por demás contradictoria, fue el resumen de las más de cinco horas de confusión que se vivieron ayer en ese sector del puerto local que se vio convulsionado por la apertura de la primera sala de casino en Buenos Aires.
Anoche el casino funcionaba clausurado. Centenares de empleados se mezclaban con periodistas y algunos de los pocos apostadores que se animaron a llegar.
El vicepresidente de Lotería Nacional, Jorge Lima, desconoció la autoridad del gobierno porteño en esa zona y mandó a arrancar las fajas de clausura.
"Nosotros no estamos violando ninguna clausura porque la clausura no existe", lanzó Lima delante de Ernesto Dibd, director de Verificación y Habilitaciones del Gobierno de la Ciudad.
Para el jefe de los inspectores porteños las cosas eran diametralmente opuestas:"El casino está en jurisdicción del Gobierno de la Ciudad, por lo que necesita habilitación; como no la mostraron, para nosotros no puede funcionar".
A esta altura, la pregunta obligatoria es qué va a pasar con el funcionamiento de la sala: "Como hubo violación de la clausura damos intervención a la justicia local, que debe hacer cesar la contravención, por lo que nosotros ya hicimos nuestro trabajo", se relajó Dibd.
"Aquí la justicia contravencional no existe, lo mismo que las autoridades del Gobierno de la Ciudad: si tiene que venir alguien debe ser de la justicia federal", arremetió Lima.
Según el funcionario, Lotería Nacional iniciará medidas judiciales contra el gobierno porteño, aunque Lima estimó que se presentaría un recurso de amparo en un juzgado federal.
Después de dos horas de conversaciones en el interior del barco, el director general de Verificaciones y Habilitaciones, se retiró y regresó 15 minutos después con dos escribanos y 14 inspectores para labrar el acta de clausura.
Anoche, los municipales se preparaban para darle intervención al fiscal contravencional, Martín Lapadú, que tiene jurisdicción en esa zona del puerto.
Festejo y preocupación
Aunque por un lado festejaban, por otro, las autoridades de Lotería se mostraron preocupadas.
Una fuente de la entidad reveló que en caso de que el barco deba dejar de funcionar, manejan las alternativas de llevarlo a la ciudad de Colonia, en Uruguay, o a la zona del Delta del Tigre, a poca distancia de donde funcionará otra sala de apuestas.
A las 21, hora prevista para la apertura del casino, unos 200 trabajadores discapacitados de la lotería La Solidaria realizaron una manifestación con pancartas contra el titular del Sindicato de Trabajadores de Juegos de Azar, Daniel Amoroso, a quien señalaron como "uno de los dueños del emprendimiento".
Un grupo de Infantería de la Prefectura Naval intervino para evitar que los manifestantes ingresaran en el casino.
Cerca de la medianoche, los empleados de La Solidaria seguían haciendo sonar bombos y cornetas en el acceso principal del barco.
A la hora de los festejos se lo vio al titular de la Secretaría de Turismo de la Nación, Francisco "Paco", y a la actriz Lorena Paola.
El casino por dentro
El barco casino tiene 88 metros de eslora y tres niveles donde se distribuyen 70 mesas de ruleta, póquer, black jack y punto banca: la capacidad total es de 2500 pasajeros.
Además hay 600 máquinas tragamonedas, bares, un restaurante y una sala de espectáculos.
Aunque la entrada es gratuita, los apostadores deben adquirir fichas por un mínimo de 300 pesos. No tienen obligación de apostar por lo que pueden cambiarlas al retirarse.
La apuesta mínima varía de entre uno y 10 pesos según el juego elegido. Las máquinas tragamonedas admiten desde 25 centavos.






