Duhalde y una restricción a medias

LA PLATA.- La falta de coordinación y de un real cumplimiento de la disposición de cierre de locales de esparcimiento como confiterías bailables, bares y restaurantes terminó por dejar sin efecto la medida que, en 1996, había impulsado el por entonces gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde.

De hecho, cuando en el verano de 2000 su sucesor en ese cargo, Carlos Ruckauf, derogó la norma, ya casi no se cumplía salvo en escasas excepciones, algunas de las cuales aún hoy se siguen aplicando como en los distritos de General Villegas y Coronel Pringles.

En 1998, a dos años del comienzo de la "cruzada" de Duhalde para regular la nocturnidad juvenil, se conoció un relevamiento que daba cuenta que el 85 por ciento de los boliches no respetaban el tope que les fue impuesto.

Los "límites a la noche", dispuestos a través de varios decretos sucesivos firmados por Duhalde, obligaban a las discos a cerrar a las 3 y se permitía que los bares cerraran media hora después. Había media hora de tolerancia; un horario de invierno y otro, más amplio, en verano. Además, se prohibió la venta, expendio y suministro de bebidas alcohólicas desde las 23 hasta las 8 en quioscos, polirrubros y estaciones de servicio. En los boliches bailables era sólo hasta las 2.30.

Los chicos, entre 14 y 17 años, podían ir a bailar hasta las 0, pero no estar en los mismos locales destinados para los mayores. También quedaron prohibidas las matinés para menores de 14 años.

La resistencia de los empresarios de la noche fue dura. Los propietarios de boliches presentaron decenas de recursos de amparo ante la Justicia al argumentar que la denominada "ley seca" violaba el derecho constitucional de trabajar libremente.

Según Aníbal Mathis, presidente de la Asociación de Empresarios de Confiterías Bailables de la provincia de Buenos Aires, aquella medida llevó a la quiebra a unos 100 boliches y nunca logró ser eficaz por falta de coordinación, en especial con la Capital.

Al anunciar el archivo de la medida, Ruckauf explicó: "La ciudad de Buenos Aires y el conurbano tenían un horario diferenciado que hacía que muchos chicos deambularan por las calles en plena madrugada con riesgos para ellos y sus familias.

Además, las restricciones tuvieron consecuencias políticas casi inmediatas: una encuesta ordenada por los empresarios de la noche determinó que el 58 % de los jóvenes que votaron por primera vez en octubre de 1997 descartaron la boleta oficialista por su desacuerdo con la decisión de Duhalde. Y el 80% de los 10.000 chicos consultados consideraron autoritaria la intervención del Estado en sus hábitos de diversión.