El misterio de la bombacha rosa
Cuando era chico descubrí que mi mamá regalaba (y sigue haciéndolo) bombachas rosas a las mujeres de la familia durante la cena de Nochebuena. Al principio pensé que era sacerdotisa de alguna secta. Luego me pregunté si no había caído en cierto cuento del tío elaborado por una mafia de tenderos del Once. Finalmente evalué la posibilidad de que hubiese traído el berretín de Galicia, o sea, que fuese algo propio de la colectividad. Años después supe que la misma tradición abarcaba a las damas de infinitas familias, de distintas clases sociales y procedencias. Entonces, ¿cuál es el origen de esta historia?
Al parecer, efectivamente viene de España, donde sigue vigente la costumbre de estrenar ropa interior roja (el color de Papá Noel, pero también del ardor y la pasión) para recibir el Año Nuevo. En el traslado a América, se anticipó la fecha y las argentinas optaron por bajar el tono a algo menos incendiario y guerrero. En algunas regiones de Perú y Colombia, por ejemplo, viraron al amarillo. ¿Por qué? Nunca lo sabrás.
La creencia popular es que la bombacha rosa convoca la prosperidad y aleja la mala suerte. Al mismo tiempo, atrae la procreación y la fertilidad y augura el advenimiento de un novio o marido. Pero ¿a quién le importan esas cosas hoy en día? El asunto es que, generaciones atrás, la vedetina virginal se entregaba solo a las solteras. Ahora, hasta la más descocada recibe su calzón (si la obsequiante es la abuela) o su tanga cola less hilo dental invisible con brillito indecente (si es la cuñada la que quiere transmitirle un mensaje venenoso).
Aunque la fuente del ritual es casi seguramente pagana, algunos establecen una conexión entre la bombacha rosa y las cuatro velas que los católicos observantes encienden los domingos de Adviento (las cuatro semanas previas a la Navidad). Las candelas simbolizan el amor, la paz, la tolerancia y la fe. La tercera de estas virtudes se representa a veces con una vela rosa.
Otros buscadores de coincidencias dicen que la bendita bombacha se relaciona con los colores de moda durante la era victoriana en Inglaterra (1837-1901), o la “belle époque” en Francia (1871-1914).
Hoy, en la Argentina, casi nadie tiene en cuenta estos antecedentes. Simplemente, las mujeres compran, regalan y reciben bombachas rosas para que “no se corte”. Y lo hacen adaptando y modificando las formas a gusto y piacere.
Lo establecido es que la bombacha se regala en Nochebuena. Eso no se discute. El dilema es ¿qué pasa después? Algunas corren al baño para ponérsela de inmediato. Otras dicen que se estrena durante el día 25, y un tercer grupo saca la etiqueta recién para la comida de Fin de Año, porque lo verdaderamente power –sostienen– es arrancar el Año Nuevo con la prenda amuleto.
En su libro “¡Color!”, la especialista en moda, imagen y colorimetría Carolina Aubele dice que el rosa “representa el cuidado, la calidez, la ternura y el amor por la familia; nos hace sentir cariño, bondad y generosidad; es naturalmente sensual y simboliza la belleza y la delicadeza femeninas”.
¿Y vos, varón? ¿Te tienta esta tradición? No expliques nada. A esta altura, nadie se asusta. Eso sí, Carolina Aubele también tiene un consejo: “El hombre se ve más favorecido por los rosados muy claros y algo fríos, con mucho blanco e incluso un tinte suavemente lavanda”.
¡Feliz Navidad para todos y todas!
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