El pájaro que les canta a los porteños
Conocido por los especialistas como zorzal, es el ave que despierta a muchos, de madrugada, con su penetrante trino
Hicimos la pregunta a alguien con amplios conocimientos en el tema, Eugenio Coconier, bibliotecario de la Asociación Ornitológica del Plata. Por cierto, previamente balbuceamos algo, tipo excusa, como para aventar equívocos acerca de nuestro estado mental.
Teníamos el prejuicio de que aún en ese ámbito podía resultar temerario consultar por un pájaro que silba muy temprano, cerca de la ventana, a veces incluso parece que se ha metido dentro del departamento. Pero Coconier no sólo no dedujo ningún brote , sino que, tras preguntar a su vez: "¿No es un pájaro que canta así?", silbó pío-fui-pío, pío-fui - pío. "¡Exactamente!", dijimos, entusiasmados con el encuentro de un alma gemela.
"Se trata del zorzal -dictaminó sin vacilar el muy asiduo lector de temas vinculados con la fauna emplumada-; más precisamente, del zorzal colorado. En primavera suele invadir la ciudad."
En realidad, la requisitoria no estaba estimulada únicamente por la experiencia personal, sino también porque ella se sumaba a múltiples testimonios similares. De modo que se puede asegurar: los porteños no sólo hablan de política, economía, inseguridad y zonas rojas. También, últimamente, del canto de un pájaro mañanero.
"No sólo mañanero -corrige Coconier-. También canta al anochecer o después de una lluvia, cuando mejora el tiempo."
Intentamos con los taxistas, que son como radares ambulantes. Confirman haberlos escuchado en barrios muy alejados entre sí, de Flores a Belgrano, o de Retiro a Constitución.
"Creo que tienen preferencia por Palermo Chico. Será porque allí hay muchos árboles", conjetura uno de ellos.
Las reacciones de quienes escuchan al zorzal en forma reiterada son de dos tipos bien opuestos, que tal vez identifican mejor que nada un temperamento o un nivel de desasosiego: complacencia por el melodioso regalo de un huésped que no los importuna, o fastidio, capaz de inspirar al oyente planes ejecutables con un rifle de aire comprimido.
Cada día canta mejor
El zorzal pertenece al género turdus, del cual hay unas 60 especies, algunas representadas por ejemplares cuyo prestigio les ha valido una amplia explotación literaria, como el ruiseñor, el mirlo o el petirrojo.
En cuanto al protagonista de esta nota (colorado, por el llamativo tono rojizo de su plumaje pectoral), resulta atractivo el poético comentario de un especialista acerca de su modalidad de vuelo: "Para remontarse, este amigo de las ciudades y poco temeroso del hombre, bate las alas tan rápidamente que las puntas casi se encuentran por debajo del cuerpo, y describe una trayectoria suavemente ondulante".
Pero es sin duda su canto el rasgo de mayor relevancia, considerado uno de los más hermosos del reino alado. El timbre tan particular, que proclama la cercanía del nido o convoca a la pareja, en zonas rurales fue tenido en cuenta para pergeñar un augurio: de mañana, anuncia matrimonio; si se lo escucha de tarde, significa ausencias.
Carlos Gardel -de cuya trágica muerte en Medellín se cumplen hoy 63 años- fue llamado con justicia El Zorzal Criollo, en obvia referencia a una entonación inigualable.
Pero el apodo dado al cantante resultaba también un claro homenaje a la garganta de un menudo plumífero que se hace oír temprano en la ciudad, como habiéndose percatado de que los gallos están unos kilómetros más allá y alguien, entre el cemento, debe hacer de despertador ecológico.
Según el relato del Génesis, las aves fueron creadas en el quinto día. Les ha ido bastante bien hasta ahora, lo que no significa que estén exentas de riesgos, como otras especies.
Un póster que resalta en una pared de la entidad ornitológica muestra animales en peligro de extinción, incluido un pajarito muy parecido al zorzal. Dice al pie: "Fueron los primeros en llegar. Tratemos de que no sean los primeros en irse".
Un vecino muy peculiar
El zorzal colorado ( turdus rufiventrus ), prototipo del pájaro cantor de nuestras latitudes, vive en un territorio muy extenso, comprendido por Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay. En nuestro país, su hábitat por excelencia es la provincia de Buenos Aires.
Su gran versatilidad en cuanto a costumbres, le permite tanto anidar en áreas rurales como en los parques y jardines de las grandes urbes.
Esto último, según los especialistas, es parte de su inteligencia, que le ha permitido advertir la mayor posibilidad de alimento presente en el ámbito ciudadano.
Su canto, de extraordinaria armonía y por lo general a cargo de los machos, se vincula con el llamado a la pareja o la delimitación de su espacio cercano al nido, y al amanecer o al atardecer puede prolongarse en sesiones de un par de horas.
Es notable su audacia para incursionar cerca de viviendas, llegando a posarse en balcones o bajar a patios y galerías.