"Es discriminatorio, nos quieren confinar y somos los que más nos cuidamos", la reacción de una jubilada de 80 años
"¿Qué? ¿Para ir a comprar el pan o a la farmacia voy a necesitar hacer un trámite antes, cada vez? Ni loco", dice en franca rebeldía Francisco Gentile, de 75 años, al enterarse de la medida que regirá en la ciudad a partir del lunes, para todos los mayores de 70 años: un permiso con validez de 24 horas, que se tramita por teléfono antes de poner un pie en la calle. "Mi hija me hace las compras, se ocupa de todo. Pero vive a 40 cuadras. Para ir a comprar pan o a la farmacia, que está en la esquina salgo yo con un barbijo. Y tomo todos los cuidados", dice indignado.
Lo mismo opina Pilar Aguilera, que tiene 80 años y vive en Villa Ortúzar. "Me parece ridículo y discriminatorio. Nos quieren confinar. Somos los que más nos cuidamos. Cada vez que llamé al 147 estuve horas para que me atendieran. Imaginate si los tengo que llamar para pedirles permiso para ir a comprar algo al almacén. Yo estoy luchando con mis años y ahora me partieron por la mitad", dice indignada.
La medida anunciada por el gobierno porteño regirá desde la semana próxima y apunta a proteger a la población que mayor mortalidad tuvo en los contagios del coronavirus: más del 80% de los fallecidos tenían más de 70 años. Aunque no se consideró cómo se habían contagiado esas personas. En la ciudad de Buenos Aires vive la mayor proporción de adultos mayores de 65 años del país y los epidemiólogos creen que la enfermedad en la Argentina seguirá los parámetros de comportamiento europeos y no los chinos. Es decir, que en la próxima fase, que es no la del contagio sino la da la enfermedad, los mayores serán las principales víctimas.
"Es una medida poco agradable pero necesaria, lamentablemente porque este virus es particularmente peligroso porque los mayores de 70. Ahora que va a empezar a levantar la cuarentena para algunos sectores, es muy importante que los más grandes estén protegidos. Es una medida extrema. Pero pensemos que el virus destruyó toda normalidad", asegura Luis Cámera, ex jefe del programa de Geriatría del Hospital Italiano, médico de esa institución y asesor presidencial en materia de adultos mayores.
"El problema es cómo convivir con esta limitación y no entrar en un estado depresivo. Hace falta mucho ingenio por parte de la familia, para que lo puedan asistir y entretener a distancia. Pero no es imposible. Aunque la mayoría de los adultos no maneja la tecnología, los celulares los están salvando. El WhatsApp les permite tener un contacto con otros y no sentirse tan solos", dice Cámera.
Como médico clínico y geriatra, Cámera armó grupos de WhatsApp con sus pacientes y dice que allí ellos les mandan fotos y videos de lo que hicieron cada día. "Yo les planteo: no piensen cómo extraño a mi nieto o a mi hermana y qué ganas de darle un abrazo. Ese tipo de pensamientos ahora no sirve. Imagínense que se fueron de vacaciones a un lugar que no les gusta, pero que van a hacer todo lo posible para pasarla bien. Van a ser unas vacaciones largas. No es cuestión de una o dos semanas más. Vamos a estar varios meses más adentro, buena parte del invierno. Tenemos que armar un nuevo miniproyecto de vida para esta etapa. Escribir un libro, leer, mirar una serie, hacer algo para lo que no teníamos tiempo. Algo que nos atrape a conectar con el hoy y el mañana, en esta situación de encierro", dice Cámera.
"Es una medida tosca. Es hacer la fácil. Confinar a los adultos. Eso no es lo mismo que promover medidas de cuidado. Me da la impresión de que con esta medida, el Gobierno de la Ciudad, que venía trabajando muy bien el tema de adultos mayores y la asistencia de voluntarios, se equivoca. Creo que quiere marcar una diferencia del gobierno nacional. Y se equivoca", apunta Enrique Amadasi, ex coordinador del Observatorio de Adultos Mayores de la UCA e investigador de la Fundación Navarro Viola.
"Llevamos cuatro semanas de encierro. ¿Cuál es el pronóstico? ¿Encerrar a la gente mayor? Sospecho que atrás de esto hay un mensaje claro de que no hay capacidad de salud para todos. Entonces, saquemos a los mayores de la fila. Esto es una discriminación antimayores. Es viejismo. Es sacar de la fila a los mayores de 70 años. No queremos tener mayor derecho a un respirador que un sub 60. Queremos tener los mismos derechos. Los adultos mayores sienten que están últimos en la fila y esa fila ni siquiera se empezó a mover. Es injusto", se despacha Amadasi.
"El jefe de Gobierno de la Ciudad ha resuelto una cuarentena especial para los mayores de 70 años. No podremos salir de casa sin un código, a tramitar por teléfono, que deberemos presentar ante la policía cada vez que nos detengan en la calle. No tiene facultades constitucionales para decidir semejante cosa. No hay estado de sitio y él no puede ordenar una arbitrariedad semejante. Ante un pequeño Hitler, pequeño, pequeño, propongo que los mayores de 70 años nos pongamos una estrella según el modelo que aquí va. ¿Para cuándo el ghetto y el campo de concentración?", dice completamente enojado el historiador José Emilio Burucúa.
Más de 650.000 adultos mayores de 65 años residen en la ciudad de los cuales el 70% vive solo. De ese grupo, 490.000 tienen más de 70 años. "El adulto mayor no es un débil mental. Explicándole los riesgos y beneficios de la medida es la mejor forma para que las acate y las comprenda ", sostuvo el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino.
"Desde el punto de vista gerontológico es anacrónico: es tratar de tutelar casi en forma absurda al adulto mayor", indicó Semino en radio La Red. Y agregó: "Además, desde el punto de vista del derecho es absurda. El exceso normativo no genera conductas responsables".
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