Exámenes, el renovado ritual de febrero
Miles de chicos comenzaron a rendir las materias del secundario que adeudaban del año pasado, en una vuelta a las aulas anticipada
"¡Me dejó por una ecuación!", gritó un chico, enfurecido, tras haber reprobado. "Esos logaritmos son una porquería", resopló otro.
En la puerta del Instituto La Salle, en Florida, el enojo de muchos chicos que fueron a rendir exámenes y no lograron aprobar, se mezcló con las risas y resignación de otros tantos que contaron sus historias y revivieron lo que fue su verano.
Aglomerados en la puerta, al salir de los colegios, algunos alegres, otros con cara sombría que delata la suerte que han corrido. Miles de chicos argentinos han regresado esta semana a las aulas, en forma anticipada, para rendir los exámenes de materias del secundario que se llevaron al turno de febrero. Y lo hicieron en la primera quincena del mes, antes un periodo alto del cronograma vacacional. Muchos de ellos se "juegan" el año en estas pruebas, que los obligaron a estudiar mientras otros compañeros disfrutaban aún de las mieles de las vacaciones.
Muy atrás quedaron la arena y el sol, y también los 40 días de licencia para directivos esacolares y docentes. Y por delante, para todos, una fecha que se acerca: el 28 día del comienzo de clases.
"Cuando mi mamá se enteró de que me había llevado cuatro materias le agarró un ataque. Me dijo que me iba a internar todo el día en casa, y dicho y hecho", cuenta Melanie Delvaux, de 16 años, que volvió a ser aplazada en matemática pero que aún le queda probar suerte con inglés e historia. "Economía ya está", dice con sonrisa pícara.
Para Lautaro Tesar, de 17 años, "la cosa no fue tan terrible", porque en su casa "no dijeron nada". Y añadió: "Estuve todas las vacaciones yendo y viniendo a Misiones visitando a mi abuela y recién el 7 de febrero me di cuenta de que tenía que rendir en seis días", explica relajado mientras asegura que nunca se lleva ninguna materia salvo matemática. "Es mi karma desde hace cuatro años. Jamás me gustaron los números, no me interesan tampoco".
Alivio
Guido Tejada, de 14 años, va al colegio Carmen Arriola de Marín, en San Isidro, y en diciembre rindió bien siete de las nueve materias que se llevó. "Para febrero sólo me quedaron físico-química y literatura en inglés", dice, aliviado, ya sin la presión de tener que rendir bien para evitar repetir de año. Como los alumnos pueden tener dos materias previas, ya se encuentra fuera de riesgo, aunque no apruebe.
Lucas Taddei, compañero de Guido, cuenta que sus papás lo felicitaron por haberse llevado sólo dos materias -biología y e historia- a diciembre.
"Tenía ocho materias en la cuerda floja y al final me llevé dos. Mis viejos, más que enojarse, me felicitaron", explica. Apenas dos semanas de estudio le alcanzaron para aprobar.
Tanto Guido como Lucas consideran que las materias que se llevaron son "aburridas" y atribuyen su mal rendimiento académico a la poca dedicación al estudio. Sin embargo, ellos no son la excepción, sino más bien la regla: calculan que el 80% de sus compañeros de curso se llevaron materias.
Algunos de los adolescentes cuentan que disfrutaron de las vacaciones a pesar de los aplazos, mientras otros afirman haber visto pasar el verano desde la ventana de la habitación, sin casi disfrutar de salidas con amigos y viviendo "encerrados" en sus casas. Apenas algunos recreos para ver un poco de televisión o jugar en la computadora. Nada más.
Juan Pablo Villar, de 17 años, asegura que tuvo que esforzarse mucho para convencer a sus padres de que lo dejaran ir de vacaciones con sus amigos a Mar del Plata, pero que finalmente lo logró. "Cuando volví me puse a estudiar, pero siempre con recreos de por medio", aclara el chico, que se llevó nueve materias, pero que se muestra orgulloso por haber sido uno de los pocos que aprobaron química.
Amuletos y otros auxilios
Muchos chicos que rinden exámenes dicen que llevan amuletos al colegio, en busca de buena suerte. Otros lo hacen con rosarios colgados al cuello. Y si bien algunos culpan a los profesores por sus fracasos, otros no tienen dudas de que la condena a estudiar en verano les ocurrió "por vagos", por falta de concentración en clase durante al año o porque no les dedicaron el tiempo suficiente a las materias.
Y no son pocos los padres que apelaron a los profesores particulares para que acudan en auxilio de sus hijos. Según contaron, abonan cifras que van desde 45 pesos una hora y media de lengua para primer año, 38 pesos la hora de inglés y 30 pesos la de matemática. Pero los precios fluctúan, y mucho.
Además de los miles de chicos del secundario ya con la cabeza puesta en los estudios, también el calendario se adelantó en el primario.
Claudia Lentini, directora de la Escuela N° 1 del distrito escolar tercero, en la Capital federal, informó que ayer comenzaron Boletín Abierto, "una instancia educativa que les da otra oportunidad a los alumnos para poder nivelarse e ingresar a su grado; consiste en clases de apoyo y un examen final para ver si están en iguales condiciones que los demás chicos".
"Hay varios chicos rindiendo exámenes y las materias con las que más problemas tienen son matemática y prácticas del lenguaje", comentó.
"En verano funciona con el mismo horario que siempre, pero entran más tarde. Están rindiendo y preparándose", añadió.
Frases
"Cuando mi mamá se enteró de que me había llevado cuatro materias le agarró el ataque"
Melanie Delvaux
16 años
"Tenía ocho materias en la cuerda floja y al final me llevé dos. Mis viejos, más que enojarse, me felicitaron"
Lucas Taddei
14 años
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