CÓRDOBA.- El rostro de Gabriela González, física e investigadora egresada de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), se hizo conocido en el mundo externo a las ciencias cuando el 11 de febrero de 2016 se convirtió en la portavoz de la colaboración Ligo (la sigla inglesa del Observatorio Gravitacional por Interefrometría Láser). Ese día se anunció en Washington la primera detección directa de las ondas gravitatorias, predichas por Einstein en 1916.
A los 53 años, González juega en las grandes ligas de la física mundial, donde las mujeres son muy pocas. En una charla con LA NACION cuenta que las estadísticas dan cuenta de ese fenómeno. Por ejemplo, en Estados Unidos –"donde todo se mide"- la participación de las mujeres en Física se estancó en alrededor del 20%, mientras que en Biología alcanza al 50% y en Geología, 40%.
"En Física, en Ingeniería y en Ciencias de la Computación somos muy pocas mujeres. No se entiende muy bien porqué. Hay una historia de discriminación que incluye diferencias de salarios, de reputación, de la dificultad para formar una familia en una carrera de este tipo", describe y menciona la idea que todavía existe en la sociedad de que para ser físicos "hay que ser genios. "Es un prejuicio, pero un estudio lo mostró. Se da en esta especialidad y en la de compositor".
Hija de una profesora de Matemáticas, decidió su carrera en la adolescencia. Recuerda que cuando ingresó a la Facultad de Matemáticas, Astronomía y Física eran pocas mujeres. "En los cursos introductorios habremos sido la mitad; después éramos el 20% del curso". El porcentaje, comenta, es similar al que registra este tipo de carreras en todo el mundo. "El cociente más alto de participación femenina se da en los países latinos de Europa, en Italia y en España".
Fue presidenta del Centro de Estudiantes de su facultad y en 1988 completó su doctorado en Estados Unidos junto con su marido, Jorge Pullin, un reconocido físico teórico argentino.
El año pasado la Academia Sueca de Ciencias le otorgó el premio Nobel de Física a Rainer Weiss, profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT), Kip Thorne y Barry Barish, ambos del California Institute of Technology (Caltech), los arquitectos de LIGO. Ronald Drever, el científico escocés que cofundó el proyecto, murió antes. Es una colaboración en la que trabajan más de más de mil científicos de 15 países, entre ellos González y Mario Díaz, otro cordobés, director del Centro para la Astronomía de Ondas Gravitacionales de la Universidad de Texas del Valle de Río Grande.
"Yo quería aprender Física y pensaba en ser docente –señala-. No me imaginaba como científica; la imagen que había entonces y que todavía sigue es el de personas excéntricas, malhumoradas y que trabajan solas. Si hubiera pensado en eso no hubiera elegido la carrera; es un prejuicio se explota mucho en series. A las mujeres eso las frena más porque a la edad de decidir una carrera son más maduras que los hombres y tal vez piensan que sería un freno para la vida familiar".
González se incorporó a Ligo desde sus comienzos; apunta que el primer experimento que hizo en su doctorado ya estaba relacionado con este proyecto. Todavía hoy, cuando ya es una referente mundial en la física, admite que muchas veces cuando llega a una reunión, da una clase o se para frente a un auditorio para dar una charla alguna gente se sorprende. "Eso siente y es terrible", asegura.
"Cuando estudiaba ya escuchaba que las mujeres ‘no pueden hacer física’ –relata-. Me lo dijo un profesor; hay que tener personalidad para que no impacte. Me pasaba que cuando escuchaba y escucho esas cosas perdía el respeto por quien lo decía".
Señala que en los últimos años hay "más cuidado" en exteriorizar esos prejuicios. "Se trata de balancear un poco más; pero hay que seguir avanzando para sacar los prejuicios, explicar bien, contar en los colegios cómo son las carreras de ciencias".
Es frecuente, en ambientes universitarios, que los estudiantes se les acerquen para hacerse una foto con ella. González nunca dice que no y, de la misma manera, acepta charlas con públicos no especializados.
"El de Ligo es un descubrimiento muy importante que se va a empezar a olvidar pronto; pero creo que la difusión, que presentarnos, colabora a que haya gente joven interesada, a que más mujeres se acerquen. Es un aporte para que no crean que todos los físicos son grandes. Todos empezamos de jóvenes", conluye, entre risas.
Temas
Más notas de Mujeres pioneras
Más leídas de Sociedad
Crisis sanitaria. Otra provincia busca cobrar a los turistas extranjeros la atención en hospitales públicos
Tenía 69 años. Murió el dueño de una avícola en un accidente: chocó a una camioneta, perdió el control de su moto y derrapó
Vivió hace 202 millones de años. Cómo era el antiguo reptil marino del tamaño de dos autobuses cuyo fósil fue hallado en una playa de Reino Unido
El presidente de la Asociación Médica del Hospital de Clínicas advirtió sobre el recorte de presupuesto