
Graciela Lipski: "En primer lugar, lo que falla es el sistema"
La certeza sobre la traumática situación por la que atraviesa la vida de estos dos chicos es absoluta. No hay dudas de que el daño que se les ha provocado será muy difícil de reparar. Pero según la especialista Graciela Lipski, directora de la Fundación Adoptare, la mirada sobre esta situación no puede reducirse a la culpabilización de esta pareja. "No conozco el caso en particular, pero sí estoy en condiciones de afirmar que en primer lugar lo que falla es el sistema -sostiene-. Existe una gran problemática en torno a la adopción de chicos grandes y grupos de hermanos que no es de fácil resolución."
-¿Cómo debería abordarse la situación para evitar que este tipo de casos se repita?
-Existe una complejidad muy grande en la adopción de chicos grandes y grupos de hermanos. Se requiere en estos casos de mucha preparación previa. No sólo en el momento de conocer al niño, sino antes y, fundamentalmente, después. He conocido otros casos donde los padres han argumentado, luego de un período de guarda, que no pueden seguir adelante, que están desbordados, sufren y, finalmente, se desprenden de esos chicos. Por eso, quiero ampliar la problemática individual al sistema de adopción. Hay que evaluar la capacidad emocional de los postulantes, hay que brindarles los recursos necesarios para sostener esa crianza en los primeros años y hay que conformar una red de ayuda. También hay que transmitirles a los futuros adoptantes cuál es la verdadera historia de esos niños, algo que muchas veces no sucede y juega en contra de todo el proceso. Es fácil culpabilizar a este matrimonio, pero detrás hay un problema más grave.
-Cinco años de convivencia resulta un plazo demasiado extenso...
-Por supuesto. Después de creer que tenían una familia vuelven a ser despojados, abandonados. Cómo pedirles que vuelvan a apostar, cómo esperar que vuelvan a confiar en alguien, cómo no suponer que no tendrán conductas hostiles producto de un daño que han sufrido de forma pasiva. Además, tantos años de demora por parte de la Justicia implica un estado de identidad flotante, conviven pero aún no pertenecen a esa familia, no tienen su DNI ni son registrados como hijos. Esto no debe suceder, y para eso hay que trabajar sobre la prevención, y no sobre el daño.





