Había llegado en julio desde Mendoza. Murió Kenya en un santuario de elefantes de Brasil
Era la última que quedaba en cautiverio en la Argentina; tuvo problemas de salud; le harán una necropsia
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Otra vez el santuario de elefantes de Mato Grosso sufre la pérdida de un ejemplar recibido desde la Argentina. Hoy, según informó Proyecto Ele en su cuenta de Instagram, murió Kenya. Era el último paquidermo que quedaba en cautiverio en nuestro país y que había llegado a ese santuario en julio pasado.
El camino hacia la libertad lo había iniciado el 4 de julio pasado desde el exZoo de Mendoza, donde había pasado 40 años de su vida en un pequeño recinto, y concluyó cinco días después cuando se abrió la caja que la transportó más de 4000 kilómetros hasta el santuario en Brasil.
Para enfrentar ese periplo terrestre, fue preparada durante siete años. Y, como sucedió con los otros elefantes que permanecían en cautiverio en la Argentina, fue trasladada a ese santuario creado en 2012 en Mato Grosso.

“Esta mañana Kenya dejó este plano, tras varios días en los que su salud se fue deteriorando y fue atendida de forma permanente por el equipo de Santuario de @elefantesbrasil. Aún no se conocen las causas exactas de su fallecimiento”, publicó en su cuenta de Instagram Proyecto Ele.
La organización informó, además, que “hoy se realizará la necropsia con la participación de profesionales universitarios que habitualmente colaboran con el SEB, y los resultados estarán disponibles dentro de algunas semanas”.
“Kenya pasó toda la vida en cautiverio. Durante 44 años, su cuerpo soportó las consecuencias de una realidad que la ciencia viene señalando desde hace décadas: la cautividad es profundamente dañina para los elefantes y reduce de manera drástica su esperanza y calidad de vida”, indicó la entidad.
Y ejemplificó: “Lo hemos visto una y otra vez con Pelusa, Merry, Arny, Sharima, Tamy, Kuky y tantos otros elefantes que murieron en zoológicos de la Argentina en los últimos años”.
El caso de Pupy
Pupy, la última elefanta que quedaba en el Ecoparque porteño, murió el 11 de octubre último en el Santuario de Elefantes de Brasil, ubicado en Chapada dos Guimarães, estado de Mato Grosso, a 176 días de haber sido trasladada desde Buenos Aires. La noticia fue confirmada por la organización Global Sanctuary for Elephants (GSF), que informó en un comunicado: “Con profundo pesar compartimos la noticia de que Pupy falleció anoche”.
GSF detalló que, en los últimos días, la elefanta había presentado problemas gastrointestinales intermitentes. “Tenía antecedentes de cólicos, así que sabíamos que esto era posible, pero incluso en sus días más difíciles seguía comiendo, y encontramos una combinación de medicamentos que parecía hacerla sentir cómoda. Su apetito había mejorado y estaba volviendo a la normalidad. Ayer su apetito volvió a disminuir y, a primera hora de la tarde, cuando defecó, expulsó alrededor de un kilo y medio de piedras negras que no son de esta zona. Desde ese momento todo cambió. Pupy se veía más débil, estaba un poco más distante con las personas y, en general, algo se sentía distinto”, explicó el equipo del santuario.
La elefanta fue asistida durante toda la jornada. “A la hora de la comida nocturna, Pupy parecía algo inestable sobre sus patas. Scott Blais, director y cofundador del santuario, se acercó para darle agua y, en ese momento, sus patas cedieron y cayó al suelo. Kenya, la otra elefanta africana que vive en el lugar, se mostró inmediatamente preocupada, pero permitió que el equipo la trasladara al corral contiguo, desde donde observó, a unos veinte metros, mientras intentaban asistirla. La doctora Trish, veterinaria que permanece en el santuario por seis semanas, comenzó a atenderla, pero Pupy falleció en cuestión de minutos. Luego abrieron el portón para que Kenya pudiera acercarse a su amiga. Aunque al principio dudó en tocarla, después se tranquilizó y pasó la noche a su lado”, detallaron.
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