
La angustia de no saber qué pasó
Decenas de padres, hermanos y amigos de las víctimas acudieron a la Casa de Gobierno tucumana en busca de información
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SAN MIGUEL DE TUCUMAN.- "¡Díganme la verdad chicas, no me mientan!", gritaba una mujer abrazada a sus hijas frente al local de la empresa Giménez Viajes, en pleno centro tucumano. Su llanto fue uno más en el desgarrador cuadro que ofrecían ayer parientes y amigos de los 56 ocupantes del ómnibus que se estrelló antes de llegar a Camboriú y provocó la muerte de al menos 39 argentinos que habían salido de vacaciones.
La desesperación por saber si sus seres queridos estaban en la lista de muertos o de sobrevivientes era evidente. Pero nada se les informó. Ocurrió algo similar al 31 de agosto último, cuando se despistó el avión de LAPA en aeroparque y murieron 59 personas. La angustia de no saber duró todo el día.
A media mañana, cuando comenzaron a enterarse de la tragedia por la radio, los familiares se concentraron, bajo una fina lluvia, frente al local de la calle Crisóstomo Alvarez 671, pero los empleados estaban desbordados. La policía tuvo que cortar la calle. Ante la alarmante situación, el gobierno provincial decidió centralizar la información y convocó a los familiares a la Casa de Gobierno.
En el salón de actos del primer piso de la Gobernación se vivía un clima de sepelio. Más de 150 vecinos, trabajadores algunos, profesionales otros, se acomodaban en el piso o en sillones y consultaban un listado de pasajeros del ómnibus, la única información que les fue proporcionada oficialmente.
Actuar con prudencia
No se informó sobre fallecidos o sobrevivientes. "Preferimos actuar con prudencia hasta no tener en claro quiénes murieron y quiénes no. Un error así puede agravar la tragedia", dijo el gobernador Julio Miranda, que suspendió sus vacaciones en Salta y estuvo al pie del cañón.
En ese ámbito se juntaron los que sabían que su primo o tío estaba vivo, porque se había comunicado con ellos. Y los que sólo conservaban la esperanza porque el nombre de su ser querido no figuraba en una informal lista de heridos que Defensa Civil hizo circular con cierto sigilo.
Muchos de los integrantes del pasaje eran familias enteras, que habían pagado un económico boleto de 380 pesos por un viaje de doce días con siete noches de hotel. Había muchos niños. También dos mellizas de pocos meses, una de ellas, Agustina Flores, falleció.
Los ojos enrojecidos de tanto llorar, las manos cubriendo el rostro, el llanto y los abrazos eran las muestras de ese dolor privado y esa angustia pública de no saber qué había sucedido.
Al mediodía, el gobernador habló con el presidente Fernando de la Rúa, que envió dos aviones. Uno para trasladar a las familias de los pasajeros y otro para periodistas y funcionarios. Ambos regresarán con los heridos que estén en condiciones de ser repatriados.
"Ya no tenemos ni esperanzas. Me enteré por la radio y le pregunté a la Pepa si ése no era el micro en el que iba Dardito y me vine", recordó llorando Francisco García, de 64 años. "Mi hijo, Dardo, viajaba con mis nietos y mi nuera, Fátima".
Cerca de él, Juan Gramajo, entre lágrimas, murmuraba. "Mis tíos, sobrinos y un primo están todos muertos". Eran Jorge, Adriana y María del Carmen Oviedo.
Un hombre que no lo escuchó se acercó. "¿Perdió algún familiar?" "Tengo cuatro muertos", repitió Gramajo.
Sin perder la fe
El relojero Enrique Moreno no perdía la fe. El nombre de su hijo no estuvo en un principio en la lista de los sobrevivientes. Sin embargo, una mujer que habló con su esposa desde un hospital brasileño narró que su hijo, Jorge Luis, de 15 años, estaba internado en una sala. "Prefiero que no me digan nada, quiero que mi mujer viaje y se entere allá", sostuvo.
Todos tenían su propia historia. Por ejemplo, la de un muchacho que no tuvo vacaciones durante ocho años porque estudiaba medicina y que al recibirse decidió festejarlo e irse con su novia a Brasil. Ambos habrían muerto. O la de la mujer que viajó para superar su reciente viudez y murió en el accidente.
A las 17, los familiares que viajarían a Brasil a identificar los cuerpos y recibir noticias de sus parientes fueron subidos a cinco Trafic para ir al aeropuerto. El cupo de viajeros era de uno por familia. Frente a la Casa de Gobierno, la lluvia no dejaba de caer y la plaza principal se llenó de gente que se solidarizaba con el dolor de sus vecinos.
Las Trafic, escoltadas por camionetas policiales con sirena, formaron un cortejo que recorrió lentamente la ciudad hasta el aeropuerto, y todo bajo la atenta mirada de una multitud silenciosa. Cerraba la fila un colectivo cuyo motor tosía en cada cuesta. En su interior se apiñaban los familiares de las víctimas que no iban a viajar. Era el micro del dolor. Los parientes se abrazaban, muchos iban con la cabeza gacha y otros buscaban consuelo hablando con su compañero de asiento.
Finalmente, a las 20.30, llegaron los aviones presidenciales Tango 01 y 02. El secretario general de la Presidencia, Jorge de la Rúa, trajo a Miranda las condolencias del Presidente "para la hermana provincia de Tucumán". La partida de los familiares hacia Brasil se produjo bajo la lluvia, que parecía no parar nunca.
El contingente llegará esta madrugada a Florianópolis y será trasladado hasta el lugar de la tragedia. Ellos van en busca de la verdad. Quieren saber qué pasó.
El regreso
En Río Grande do Sul, los familiares tratarán hoy de encontrar a sus seres queridos en un doloroso trámite de reconocimiento. No será fácil, ya que, según los bomberos brasileños, lo que encontraron fueron imágenes de horror.
Las autoridades provinciales prevén que los cuerpos podrían ser repatriados hoy al anochecer.
La Municipalidad de San Miguel de Tucumán ya prepara el luto. Declaró para hoy día de duelo.
Entretanto, el gobierno provincial acondicionaba, al cierre de esta edición, el predio ferial de la ciudad, situado en Sáenz Peña y Charcas, para montar allí la capilla ardiente y dar el último adiós a las víctimas del accidentado viaje.
Los pasajeros del interno 18
SAN MIGUEL DE TUCUMAN.- El gobierno provincial difundió ayer la nómina de pasajeros que viajaban en el ómnibus de la tragedia, según datos aportados por la agencia Giménez Viajes. Sin confirmación oficial, se informó que Antonio César Massino, Javier Julio Ale, María Raquel Chávez y Agustina Flores murieron en el accidente.
Anoche permanecían internados en el hospital Regional del Alto Valle de Itayaí: Dolores Salcedo de Viruel, María Constanza Viruel, María Agustina Viruel, Mirta Susana Alvarez, Santiago Maximiliano Quinteros, Modesta Albo, Francisco Giménez (dueño de la agencia de viajes) y Víctor Hugo Jaime (chofer del ómnibus).
Pablo Quinteros había estado internado en ese centro de salud, pero al cierre de esta edición fue dado de alta.
En el hospital Nossa Senhora dos Prazeres, en la localidad de Lajes, estaban alojados José Luis Viruel, Jorge Luis Moreno, Patricia Juárez y Susana Griselda Jerez.
En el hospital de Curitiba se encontraba el coordinador del viaje, Pablo Dantur. En tanto que Estela Mónica Fernández estaba internada en el hospital Río do Sul.
Lourdes Flores, de un año y tres meses, fue operada ayer en el hospital Infantil Seara de Bem. Anoche estaba alojada en cuidados intensivos y respiraba con ayuda mecánica.
También se supo que viajaban en el micro Mariano Rodríguez, Jorge Cisneros Oviedo, María del Carmen Moreno, Adriana Josefina Oviedo, María del Carmen Oviedo, Armando Javier Gavelotti, María Laura Gavelotti, Lucía Gavelotti, Gustavo Daniel Suárez, Irma Alderete, Mario Osvaldo Vera, María Elena Ponce, Víctor Vicente Agüero, Eva Avila, Eva Cecilia Agüero, Víctor Agustín Agüero, Elizabeth Jerez, Angela Gumercinda Flores, Dardo Vicente García, Fátima Maldonado, Marcia Daniela García, Angel Maximiliano García, Franco Augusto García, Miguel Maldonado, Walter Eichele, Guillermina Véliz, Luis Bernardo Viruel, Teresita Atalah, LabibiArgentina Atalah, Malvina Fátima Molina, María Alejandra Reyes, María Ramona Romero, Gladys Elizabeth Castañares, Irma Albo, Norma Juárez y Sara Elisa Días.
Aunque no se pudo establecer si viajaban en el interno 18 de la empresa Giménez Viajes o si eran pasajeros de otro de los ómnibus accidentados, se supo que Carlos Antonio Tobaldini, Norma de Flores y Mónica Dorys de Flores estaban internados en el hospital Regional del Alto Valle de Itayaí.
Mientras que Dora Díaz, Omar Aurelio y Rosimar Massón permanecían en el hospital de Curitiba.
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