
La declaración que dejó preso a Rohm
El hermano del empresario detenido, José Rohm, habría confesado a sus socios varios de los delitos
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En la foto del diario del viernes último el banquero Carlos Rohm luce pulcro con su blazer azul, camisa celeste, corbata beige y pañuelo al tono. Se lo ve sentado, con las manos unidas por la espalda, junto a un custodio de la Prefectura Naval. En los ojos entrecerrados se adivina toda su indignación.
Rohm, vicepresidente del Banco General de Negocios, había llegado esposado a los tribunales de Comodoro Py, tras pasar tres semanas preso, para declarar ante la jueza María Romilda Servini de Cubría y el fiscal Luis Comparatore.
La jueza le imputa el delito de subversión económica y el de organizador de una asociación ilícita armada para defraudar a los ahorristas del Banco Central de la República Argentina. Después de tomarle las fotos empezó la audiencia.
"Me gustaría mencionar que el proceso de esta causa es digno de un Estado de terror similar al ruso en la época de Stalin o de la Gestapo en la época de Hitler", arrancó el banquero, flanqueado por sus abogados Alfredo Iribarren y Alejandro Carrió.
Víctimas o corruptos
El tiempo dirá si Carlos Rohm y su hermano prófugo, José, son víctimas de una gran operación política, como sostienen sus defensores, o si son banqueros emblemáticos de un sistema financiero corrupto, como sostienen las querellantes, Graciela Ocaña y Marcela Rodríguez, diputadas de Alternativa para una República de Iguales (ARI).
Lo que sí se sabe es que existe un faltante de dinero importante en dos entidades financieras uruguayas que, hasta hace pocas semanas, tenían a los hermanos Rohm como sus máximos directivos.
En la audiencia del viernes ante la jueza Servini nadie le preguntó a Carlos Rohm sobre ese faltante. Eso podría ocurrir hoy, cuando se reanude la indagatoria. La mayor parte de la declaración del viernes, que duró cerca de cuatro horas, fue usada por el banquero para explicar su relación con distintas empresas que le interesaban al tribunal.
Son más de 30 firmas. Algunas figuran en documentación obtenida en el allanamiento del Banco General de Negocios, el 24 de enero último. El resto figura en las escuchas telefónicas de distintas "cuevas" que estarían relacionadas con ese banco.
El momento clave de la audiencia pasó inadvertido. Fue cuando llegó el turno de referirse a la empresa Productos Pulpa Moldeada SA; Carlos Rohm se limitó a decir: "Es una sociedad argentina. No soy director, no soy accionista. Opera con créditos con el BGN por cifras que no llegan a superar los 300.000 dólares. No tiene depósitos de ninguna relevancia".
Salvo esa descripción de Pulpa Moldeada, hecha como al pasar, la audiencia terminó sin grandes novedades. ¿Y qué importa Pulpa Moldeada?
Tres semanas atrás, Carlos Rohm fue detenido cuando estaba a punto de abordar un avión. Ese mismo día Servini allanó el BGN. Tres días más tarde, el banquero preso fue denunciado por sus socios extranjeros ante el Banco Central de la República Argentina por un presunto fraude de 250 millones de dólares.
Los denunciantes son nada menos que el JP Morgan Chase & Co., el Credit Suisse-First Boston y el Dresdner Bank, tres de los bancos más poderosos del mundo.
Como prueba principal, los socios invocan una supuesta declaración del ahora prófugo hermano de Carlos y presidente del Banco General de Negocios, José "Puchi" Rohm.
La declaración se habría realizado ante representantes del Credit Suisse, en Suiza, el 26 de enero último, y ratificada en Nueva York al día siguiente, en otra reunión, esta vez con directivos del JP Morgan.
La versión de Puchi Rohm
Tal como se ve en el acta de denuncia ante el Banco Central, Puchi Rohm habría explicado el fraude de la siguiente manera: "(Carlos) utilizó títulos que se mantenían en custodia, por importes de aproximadamente 250 millones de dólares" para cubrir deudas originadas en la "venta irregular de crédito en estado de mora y atraso, que habría sido realizada por el Banco General de Negocios SA en los años 80".
En otras palabras, para tapar un agujero originado en los años 80 por supuestos créditos fantasmas del BGN, Carlos Rohm habría sustraído en secreto obligaciones negociables aquí y en Montevideo y las habría vendido en Panamá.
Hace dos semanas, desde Nueva York, José "Puchi" Rohm negó a LA NACION haber acusado a su hermano. Pero la semana última los socios extranjeros ratificaron su denuncia en el juzgado de Servini de Cubría.
Según una fuente muy cercana a los socios extranjeros, Puchi Rohm les hizo el siguiente relato: a principios de la década del 80, el Banco General de Negocios realizó préstamos comunes a Pulpa Moldeada y a una empresa agrícola por un valor de 15 a 20 millones de dólares a cada empresa.
Entre 1987 y 1988, BGN determinó que esos préstamos eran irrecuperables. Entonces el BGN le vendió los créditos malos a San Luis Financial, una empresa panameña controlada por los dueños del BGN y manejada por los Rohm.
Pero Pulpa Moldeada y la empresa agrícola seguían dando pérdida. Entonces San Luis prorrogó los créditos ("roll over"), hizo nuevos préstamos y capitalizó las empresas con dinero de nuevos inversores.
Después San Luis vendió estos créditos a la Compañía General de Negocios, una casa bancaria uruguaya, y al Banco Comercial, uno de los bancos más importantes de ese país. Hasta que estalló el escándalo, ambas entidades eran manejadas por los Rohm y tenían los mismos accionistas que el BGN.
Con el tiempo, a través de nuevos préstamos y capitalizaciones, esas deudas habrían llegado a 290 millones de dólares, según lo que José "Puchi" Rohm les habría dicho a sus socios.
En 2001, los inversores y depositantes empezaron a sacar su dinero del BGN y de la Compañía General de Negocios, siempre según el relato que José Rohm habría hecho a sus socios.
Como no podía juntar suficiente efectivo para pagarles, y ante la fuerte presión de inversores y ahorristas, Carlos Rohm habría retirado de la Caja de Valores obligaciones negociables del Banco Comercial y la Compañía General de Negocios por un valor aproximado de 250 millones de dólares, sin dejar rastro de esta transacción en los libros contables de esas entidades.





