Muchas décadas de marginalidad
Con la crisis de 1930, miles de personas llegaron a la Capital
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Las primeras villas miseria surgieron en la ciudad de Buenos Aires en la década del 30, cuando la crisis mundial produjo el cierre de fábricas y fuentes de producción en el interior y empujó a miles de personas a buscar mejor suerte en la Capital.
Algunos historiadores sostienen que la primera villa apareció en 1932, en Puerto Nuevo, pero otros hablan de una villa en los alrededores del Hotel de Inmigrantes, ya a principios de siglo.
En la década siguiente, la combinación del éxodo de población rural y la disponibilidad de terrenos sin valor comercial en las grandes urbes hizo crecer estos asentamientos. Muchas casas de chapa pasaron a ser de material.
Entre 1946 y 1948 se levantaron viviendas provisionales de material y con servicios individuales, en la zona de Puerto Nuevo, con el fin de albergar a una posible inmigración europea.
Esa inmigración no fue tan grande como se esperaba, sin embargo la población fue creciendo con el tiempo: en 1962, 42.462 personas vivían en villas miseria en la ciudad de Buenos Aires; en 1976, 213.823; en 1980, 37.010; en 1991, 52.608, y en 2001, 107.801.
Según algunos investigadores, en los años 70, un 13 por ciento de la superficie de la ciudad de Buenos Aires estaba ocupado por asentamientos precarios.
"En la década del 70 la dinámica política nacional le imprimió un nuevo sello a la organización villera del área metropolitana, donde aparecieron varias agrupaciones ("frentes") que tenían vínculos con las más importantes corrientes políticas, en particular con el peronismo. Las principales reivindicaciones en el período apuntaron a obtener mejoras de los barrios: expropiación de las tierras ocupadas por las villas; suspensión de desalojos y construcción de viviendas definitivas in situ", explica María Cristina Cravino, investigadora del Conicet, especializada en el tema.
En su estudio cuenta que fue en 1987 cuando nació el Movimiento de Villas y Barrios de Emergencia de Capital Federal (MVBC), como un nuevo intento de coordinación del accionar de las distintas organizaciones vecinales.
"Rompiendo con el carácter fuertemente politizado de sus antecesores, el movimiento se postuló como una organización pluralista no partidaria (...). Sin embargo, la particular articulación entre el movimiento villero de la ciudad y las organizaciones municipales hicieron que las penetraciones de los partidos políticos (...) rompieran la unidad postulada", agrega Cravino en su trabajo.
La politización y las internas son las que produjeron el saqueo y la usurpación la última semana.
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