“Ni ético ni científico”. Preocupa a los expertos el alza de abortos ante la sospecha de cardiopatías congénitas
Así salió a advertirlo por una disminución en las derivaciones el Consejo de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas del Adulto de la Sociedad Argentina de Cardiología
8 minutos de lectura'

Una caída inesperada en las derivaciones a equipos especializados en el manejo de las cardiopatías congénitas desde el embarazo puso en alerta a profesionales de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) sobre un aumento de abortos asociados a un uso “sin fundamento ético ni científico” del diagnóstico prenatal en pacientes que, en la mayoría de los casos, tienen buenas expectativas de vida en calidad y cantidad de años con el diagnóstico y el tratamiento oportunos.
A través de un comunicado, el Consejo de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas del Adulto de la SAC dio a conocer en las últimas horas su “preocupación ante el aumento de la interrupción voluntaria del embarazo frente a la sospecha de una cardiopatía congénita intraútero” que están observando en la práctica clínica.
“Si bien en algunos casos puntuales se trata de cardiopatías con pronóstico ominoso y muy baja sobrevida, la gran mayoría de las cardiopatías tienen tratamiento. El diagnóstico prenatal permite la planificación para un tratamiento oportuno y no debe considerarse una indicación para la interrupción del embarazo”, enfatizaron.
Hace dos décadas, durante el IV Congreso Mundial de Cardiología Pediátrica y Cirugía Cardiovascular Pediátrica que se hizo en la ciudad de Buenos Aires, se reclamó a las autoridades sanitarias del país una solución para una necesidad urgente: asegurar la cobertura universal de las malformaciones congénitas del corazón. En ese momento, entre 800 y 1000 bebés morían por año por falta de acceso a cirugías que estaban disponibles. Así surgió el Programa Nacional de Cardiopatías Congénitas, a través del que se eliminó la espera de meses o un año.
Hoy, según refirieron especialistas a LA NACION, es de unos 15 días, proceso acompañado de un aumento de centros especializados, tanto en el sistema público como privado, en provincias como Córdoba, Neuquén, Corrientes, Tucumán, más allá de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires.
Ahora, el consejo de la SAC advierte la aparición de una nueva barrera de acceso a pesar de que “los avances en cirugía cardiovascular pediátrica, hemodinamia intervencionista, diagnóstico prenatal y manejo interdisciplinario han transformado radicalmente el pronóstico de estos niños: más del 90% sobrevive hasta la edad adulta con buena calidad de vida cuando se sigue en centros especializados”, plantearon por escrito.
Mencionaron procedimientos como el de Fontan-Kreutzer en pacientes que nacen con ventrículos únicos y switch arterial sumados a los avances en reparaciones neonatales con los que pacientes con cardiopatías congénitas complejas reparadas estudian, trabajan, tienen familia. Eso, a la vez, está impulsando la subespecialidad ya no para la atención pediátrica sino del adulto.
Tratamientos
“Este nuevo panorama nos propone un escenario de reflexión ante la posibilidad del diagnóstico intrauterino de una cardiopatía congénita. Se debe analizar cada caso en particular con asesoramiento por parte de cardiólogos y cirujanos cardiovasculares infantiles y aprovechar las mejoras en el diagnóstico para una conducta terapéutica responsable”, instaron los especialistas de la SAC.
Y continuaron: “El aborto basado exclusivamente en el diagnóstico prenatal de una cardiopatía congénita y sin un análisis exhaustivo carece hoy de fundamento ético o científico. No se trata de evitar sufrimiento, sino de negar la posibilidad de una vida valiosa. Cada embarazo con diagnóstico prenatal de cardiopatía merece esperanza, acompañamiento y acceso a centros con experiencia, no desahucio ni temor.”
Judith Ackerman preside el Consejo de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas del Adulto de la SAC y es jefa de Clínica de la Unidad de Cardiología Infantil del Hospital de Niños Pedro de Elizalde. Con su equipo se encargan del seguimiento desde el diagnóstico intraútero. Asoció este aumento de las interrupciones de los embarazos al desconocimiento y enfatizó la importancia de la derivación a un cardiólogo infantil ante la sospecha en los controles obstétricos para la realización de un ecocardiograma fetal diagnóstico y la intervención de equipos de medicina fetal para el análisis de cada caso en particular.
“Partimos de que la declaración [del consejo] nada tiene que ver con decisiones concienzudas que puedan tomarse con respecto a continuar o no un embarazo –aclaró–. Tiene que ver con qué tanto se han asesorado para tomar una decisión tan drástica. Ante los casos que nos toca ver clínicamente es que planteamos esta situación que nos preocupa y, claramente, se debe a la falta de información de fuentes adecuadas, que son el cardiólogo pediátrico, el cirujano cardiovascular, el hemodinamista pediátrico y el resto de los profesionales que nos dedicamos a atender las cardiopatías congénitas. Si después de conocer riesgos y beneficios, la decisión que se tome es respetable. Pero lo que vemos es una caída en pacientes que nos deberían llegar, interrupciones de embarazos sin una evaluación exhaustiva y un asesoramiento inadecuado o, directamente, falta de asesoramiento.”
Paradójico y frustrante
En el comunicado, los miembros del consejo aclaran justamente que, en la actualidad, terminar una gestación por una malformación cardíaca fetal “sin el asesoramiento adecuado es desconocer la evidencia y los logros de la medicina moderna”.
Eso lo reafirma Christian Kreutzer, jefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular Infantil del Hospital Universitario Austral. Su apellido está asociado al inicio de la especialidad en el país. “Es un poco paradójico que estando quizás en el mejor momento de la especialidad en términos de resultados y de cobertura, nos enteramos que hay interrupciones del embarazo en pacientes con cardiopatías congénitas totalmente viables, con excelente pronóstico”, sostuvo al hablar con LA NACION.
Coincidió con Ackerman que los avances en los últimos 70 años en cirugía cardíaca y hemodinamia intervencionista en las cardiopatías congénitas fue “tremendo”, con una expectativa de vida hasta en las malformaciones más complejas “impensada” hace medio siglo.
“Lo cierto es que la cardiología pediátrica brindó en los últimos 50 años una respuesta tan buena a la sociedad argentina en los hospitales públicos y privados del país, sobre todo el sistema público como fuente de entrenamiento y educación médica, que es frustrante enterarse que hoy en día se están interrumpiendo embarazos por cardiopatías congénitas que son viables por falta de asesoramiento, información y el temor que pueden llegar a tener los padres con respecto a un diagnóstico y las posibilidades que tiene su hijo”, agregó.
En ese sentido, Ackerman explicó que existe una red para que, una vez realizado el diagnóstico fetal, considerados los procedimientos posibles con información a los padres y el seguimiento necesario, el parto se haga en el centro adecuado de acuerdo con la complejidad de la cardiopatía a tratar, se optimice el tiempo y la derivación, con una cirugía oportuna y buenos resultados. “Estamos en el mejor momento de la especialidad y tenemos esta barrera para poder aplicarla por falta de información”, señaló la profesional.
Kreutzer explicó que el diagnóstico suele hacerse entre las semanas 18 y 22 del embarazo, con la segunda ecografía de control, cuando un obstetra identifica alguna anomalía.
“Ahí es cuando tiene que aparecer el asesoramiento adecuado de un equipo multidisciplinario en medicina fetal para que, al momento de hacer el diagnóstico, los padres tengan todas las opiniones y todas las consultas que merecen. No la opinión de un único profesional”, aclaró. “A veces –amplió Ackerman–, hay sospecha, pero no hay una cardiopatía. También hay una pesquisa de síndrome genético que puede aportar otro pronóstico, con otros tipos de cuidados. Esto tiene un nivel de complejidad que no es para tomar a la ligera: el ecocardiograma fetal ocupa un tiempo relativamente corto en todo el proceso de toma de decisiones y lo que estamos viendo en algunos casos es que [ese estudio] el único elemento de decisión clínica.”
Ambos destacaron que el ecocardiograma Doppler color durante la vida fetal es un estudio de rutina en las mujeres con factores de riesgo (problemas maternos que pueden predisponer a tener un hijo con cardiopatía congénita u otros antecedentes familiares a relevar) y, también, indirecto que, en las manos expertas, brinda más del 99% de certeza, con etapas propias ya del embarazo en las que pueden aparecer algunas variaciones anatómicas que se pueden ir normalizando con la gestación.
“Hay cardiopatías que se diagnostican también después del parto porque, quizás, la posición del feto no permitía verlo intraútero –dijo Ackerman–. A veces, hay decisiones equivocadas que se toman por estudios que hacen manos no expertas. Por eso, la mejor recomendación es, ante la sospecha, concurrir a un equipo multidisciplinario en cardiología infantil."
Para cerrar, también recordó que “el mejor medio de transporte para un paciente con cardiopatía congénita es el vientre materno” hasta nacer en el lugar adecuado de acuerdo a la complejidad del diagnóstico.
“La clave está en el asesoramiento: el embarazo da tiempo para escuchar, planificar, adaptarse a la idea y ver cómo va a ser la vida de ese bebé y esa familia en el tiempo si optan por seguir adelante, pero sabiendo que en la mayoría de los casos tenemos para brindarles una buena calidad de vida en el largo plazo”, finalizó.
1Del sueño europeo a la incertidumbre: la familia argentina que quedó atrapada por un cambio de las leyes migratorias
2Nuevo estudio: advierten sobre una práctica muy peligrosa para la salud que cada vez es más usada con intereses comerciales
- 3
Hay alerta amarilla por tormentas y calor extremo para este jueves 4 de diciembre: las provincias afectadas
- 4
Bajo Belgrano: el gobierno nacional subastará una manzana y hay inquietud en los vecinos



