Una tarde entre arrullos y entrenamiento de palomas.Santiago Vivacqua - LA NACION
La competencia entre palomas mensajeras es una actividad milenaria difundida en todo el mundo. El cuidado de las alas y en especial de las plumas es un factor central dentro de esta disciplina, considerada un deporte.Santiago Vivacqua - LA NACION
Don Julio Falabella es cuidador del palomar de Héctor Dagnino, ubicado en Mercedes, Provincia de Buenos Aires. Este es uno de los 2800 palomares registrados en la Asociación Colombófila Argentina.Santiago Vivacqua - LA NACION
La paloma mensajera, perteneciente a la especie Columba Livia, fue introducida desde Europa, inicialmente con fines militares. Esta especie, que tiene su origen en Bélgica, se caracteriza por su sentido de la orientación y su gran capacidad atlética.Santiago Vivacqua - LA NACION
Cada paloma, cuenta con un anillo que la identifica desde su nacimiento. Cuando empieza a competir, se le agrega un segundo anillo que permite cronometrar los tiempos de vuelo durante las carreras.Santiago Vivacqua - LA NACION
Falabella libera un grupo de palomas durante una jornada de entrenamiento.Santiago Vivacqua - LA NACION
Las aves desarrollan diferentes rutinas de entrenamiento según el momento del año y la proximidad con las competencias.Santiago Vivacqua - LA NACION
El presidente de la asociación colombófila argentina (Osvaldo Dagnino) examina un ejemplar, mientras Don Julio toma datos tras su vuelo.Santiago Vivacqua - LA NACION
Los palomares, ubicados mayormente en terrazas o en fondos de casa particulares, albergan numerosos ejemplares, criados con mucho esmero.Santiago Vivacqua - LA NACION
Las carreras consisten en liberar las aves a grandes distancias de sus palomares. Se desconoce cuales son los métodos de orientación que utilizan, pero regresan siempre a su hogar.Santiago Vivacqua - LA NACION
En la Argentina, existen carreras como el “Gran premio Zapala” o la “Carrera Cataratas” en las que las palomas regresan a sus hogares desde distancias mayores a los 1000 kilómetros, desarrollando velocidades que promedian los 70 km. por hora.Santiago Vivacqua - LA NACION