Planta Baja: los riesgos de depender del vecino de arriba
Los vecinos de planta baja están condenados a vivir bajo una lluvia de basura. En sus patios caen desde papeles de caramelos, cáscaras de fruta, pañales, llaves, colillas de cigarrillos, preservativos usados, repasadores, ropa interior, huevos, baldazos de agua con lavandina hasta objetos contundentes, como macetas, planchas, martillos, cascotes y botellas de vidrio.
La presidenta de la Fundación Liga del Consorcista de la Propiedad Horizontal, Victoria Loisi, informa que la caída frecuente de objetos desde los pisos superiores es histórica y se replica en todos los barrios, más allá del nivel socioeconómico.
"Está originada en la falta de educación de los ocupantes de los edificios, en los que la gente arroja por la ventana objetos sin ninguna consideración del vecino", dice Loisi. Agrega: "Esto compromete la convivencia en ámbitos en los que una persona se ve obligada a compartir espacios con otros".
Alejandra Domínguez y su marido un día se hartaron de recibir agua con lavandina, hojas de árboles, colillas y llaveros que caían desde otros pisos a su planta baja y decidieron montar un techo fijo en el patio. Ya habían probado con un toldo rebatible, que los cigarrillos encendidos dejaron como un colador.
"Los vecinos nunca se hacían cargo de las cosas que tiraban, intentamos hablar varias veces con ellos, pero nunca se interesaron", cuenta Alejandra. Cuando instalaron el techo, sí se interesaron: "Nos dijeron que íbamos a ganar una habitación más y que no correspondía".
Este conflicto terminó en la Justicia con un fallo en contra de los Domínguez. "Compramos acá hace quince años, pero cada vez es peor; si pudiéramos, nos iríamos porque con los vecinos nos ignoramos".
Hace cuatro meses que Dolores Moreno alquiló un departamento en una planta baja en un edificio en el barrio de Palermo. El tema con su vecino del sexto empezó cuando ella notó que el aire acondicionado desagotaba en su patio. "Le pedí que pusiera una botellita, como hacen todos, pero se negó. Me dijo que era mi problema, que él nunca alquilaría en planta baja", relata.
Dolores está enojada. Le cuesta creer que ésa sea una respuesta posible. "Es una falta de solidaridad total", protesta. Habló varias veces con su vecino, no resultó. El consorcio incluyó una cláusula en el resumen de las expensas que pide solucionar el problema. Nada. "Después de la última vez que hablamos, una noche estábamos con amigas en el patio y cayó un baldazo de agua", dice. A los pocos días recibió un huevo desde las alturas. Ahora opta por estar debajo de una sombrilla que ocupa casi todo el patio.
La entidad que preside Loisi, el primer centro de orientación y defensa de problemas que involucran a consorcios, tiene los reclamos de vecinos de planta baja en el primer lugar de las quejas. Pero, ¿hay herramientas de defensa a las que puedan acudir quienes se sientan agredidos? Lo que suele ocurrir es que las administraciones hacen circular notas de concientización y también se convoca a asambleas para tratar el tema. No suelen verse buenos resultados.
Si el reglamento de copropiedad y administración del edificio lo habilita, se suelen imponer multas. Aquí el problema es identificar a quien arroja los objetos. No es fácil resolver esta encrucijada, por eso existen casos que se han resuelto condenando a todo el consorcio cuando la víctima puede probar que los objetos cayeron de las unidades superiores pero no se puede individualizar a los culpables.
Hay quienes, como los Domínguez, construyen cerramientos como medida de protección, pero, en general, la Justicia los considera antirreglamentarios y ordena sacarlos. Para que se puedan instalar debe existir el permiso unánime de los vecinos, porque al aumentar la superficie cubierta se incrementan las expensas.
Raquel Cerutti recuerda el día en que un zueco de madera que aterrizó a alta velocidad en su patio no le pegó en la cabeza de casualidad. "Fue una estampida terrible. Nadie se hizo cargo -dice-. Claro, cómo iban a aparecer si yo del susto y de la bronca empecé a gritar mirando hacia las ventanas diciéndoles que iba a hacer la denuncia."
Ahora lo cuenta y se ríe, porque hace años de esto. Pero tiene mil anécdotas menores de su departamento de Mar del Plata. "Si los vecinos en general son irrespetuosos, mucho más los que alquilan por temporada. No les importa nada: tendría que salir al patio con casco", dice. Cuando barre encuentra colillas, decenas de broches, pares de medias, ropa interior, manteles, preservativos usados. Si cierra el toldo para evitar lluvias indeseadas, también se ve luego en la obligación de limpiar toda la suciedad acumulada.
La presidenta de la Fundación Liga del Consorcista de la Propiedad Horizontal informa: "Son excepcionales los casos en que la Justicia autorizó cerramientos por estrictas razones de seguridad". Pero recuerda el caso de una vecina que, entre otras cosas, recibió una plancha desde uno de los pisos superiores. Otra vez, un martillo.
Ante este tipo de situaciones lo recomendable es que el dueño haga una denuncia a la policía, porque el hecho puede ocasionar lesiones o la muerte a alguno de los ocupantes de la unidad de planta baja.
"Lamentablemente, si no hay un responsable debidamente identificado, no hay acción penal", precisa Loisi. En esos casos queda exclusivamente la vía civil contra el consorcio. La figura legal a la que se apela es la obligación genérica de "no molestarse entre vecinos", establecida en el artículo 6º de la ley 13.512 de propiedad horizontal, como también en el artículo 2618 del Código Civil. Más allá de los recursos legales, el modo de lograr una convivencia de respeto es la educación de quienes habitan los edificios.
Balanza equilibrada
La mayoría de quienes padecen a sus vecinos de arriba opina que, si pudiera elegir de nuevo, viviría en cualquier piso de las alturas. El operador inmobiliario Diego Migliorisi, de Migliorisi Propiedades, lo explica así: "Como los departamentos de planta baja son proporcionalmente muchos menos que los demás pisos, la oferta y la demanda está equilibrada. Los compradores suelen ser personas con problemas de salud o con niños pequeños, y prefieren disponer de un espacio abierto".
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