Qué dicen los padres de chicos con patologías de riesgo sobre el DNU para destrabar la llegada de vacunas de Pfizer
Luego de que el oficialismo rechazara en el Congreso un cambio en el texto de la ley de vacunas propuesto por la oposición, el Gobierno trabaja en un decreto para que puedan ingresar dosis desde Estados Unidos
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“Cuando el decreto esté publicado en el Boletín Oficial, recién ahí voy a empezar a tranquilizarme, aunque esto tampoco va a detener el reclamo. No vamos a parar hasta que todos nuestros hijos tengan la vacuna en el brazo. Una vacuna que ya tendrían que haber recibido. Porque con el paso del tiempo, y sin poder recuperar algo de la normalidad anterior [al no estar inoculados] nuestros hijos siguen con un deterioro importante”, dice Verónica Di Domenicantonio, de La Plata y miembro de VacunaMe, una asociación que fue creada a principios de junio pasado con el propósito de exigir la inoculación de los menores de 18 años con comorbilidades.
El hijo de Verónica, Tomás, de 16 años, tiene estenosis pulmonar y una discapacidad cognitiva severa. Y además de ser considerado de riesgo, su madre cuenta que tiene contraindicado el uso de tapabocas, lo que implica que deba aislarse aún más.
Tal como anunció LA NACION, el Gobierno nacional trabaja en los detalles finales del decreto que firmará en las próximas horas el presidente Alberto Fernández, con el fin de que puedan ingresar a la Argentina las vacunas que se producen en Estados Unidos, como la Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson (Janssen). Así, el Gobierno podría finalmente comprar vacunas fabricadas en los Estados Unidos y recibir la donación de dosis que la administración del presidente norteamericano, Joseph Biden, confirmó para América Latina.
El abogado Francisco Da Giau es el papá de Milagros, y presentó un pedido ante la Justicia federal de la ciudad de La Plata para que el Gobierno nacional provea de la vacuna Pfizer a su hija de 16 años, que tiene parálisis cerebral. Milagros usa silla de ruedas, y su dependencia motora la pone en una situación dificultosa ante una eventual internación. Sus terapias actuales, ante la posibilidad de contagio, también fueron discontinuadas.
Ante la noticia sobre el DNU que se firmaría esta tarde, Da Giau responde con reserva. “Somos muy cautos. Ninguna de las autoridades del Gobierno ni nadie se comunicó con nosotros, ni ahora ni durante estos 25 días [desde que se creó el proyecto VacunaMe]. No sabemos nada aún. Si sale algo vamos esperar, y a seguir reclamando hasta que el último de los chicos tenga en el brazo la vacuna. Lo que sucedió entre el miércoles pasado y ayer en la Cámara de Diputados fue indignante y vergonzoso”, señala Da Giau, en referencia al rechazo que hizo el bloque del Frente de Todos a un pedido de la oposición, para tratar sobre tablas un cambio en el texto de la ley de vacunas para quitar la excepción a la indemnidad “en casos de negligencia”, uno de los escollos jurídicos que enfrentó el Gobierno en la negociación con Pfizer.
“El bloque oficialista no quiso aprobar su tratamiento, y además luego tuvimos que ver a Massa [Sergio] riéndose de la situación, de que nuestros hijos no puedan ser vacunados”, menciona Da Giau.
A la espera
Con respecto al DNU, agrega: “Nuestros hijos no pueden más. Nosotros no vamos a aceptar una solución que sea solamente para frenar la ola de descontento social. La vacuna la necesitamos ya. Debería haber llegado en enero y aún estamos esperando”.
Como si la espera no fuera suficiente para aumentar la angustia de las familias, el enojo de Da Giau aumenta al escuchar a los ministros de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán, y de la Ciudad, Fernán Quirós. “Dicen una barbaridad al asegurar que la vacuna de Pfizer no está autorizada para menores. Cuenta con la autorización de la Anmat para adolescentes entre 16 y 18 años, como dejamos constancia en el juzgado. Además, en mayo pasado, el laboratorio Pfizer autorizó su uso para chicos mayores de 12 años.
Hace más de un año que Ramiro Merlo, de 15 años, no sale de su casa. El adolescente, que vive junto a su familia en Vicente López, padece fibrosis quística, una enfermedad pulmonar crónica considerada de alto riesgo para el Covid-19. Su papá, Carlos Merlo, cuenta que el joven dejó de recibir varios de sus tratamientos y terapias debido al peligro de contagio que implica para él asistir a un centro médico. Y pese a que en su municipio volvieron a empezar las clases presenciales, él continuará con la educación virtual hasta que tenga acceso a una vacuna contra el coronavirus.
“Honestamente, más allá de las noticias, no tenemos ninguna comunicación oficial. Claramente la expectativa es favorable, porque de darse tal como lo plantean sería beneficioso. De todas formas, esto sería el puntapié inicial para una serie de procesos que deben darse de manera urgente. Porque si un decreto destraba un envío de vacunas, igual estamos lejos de que todos los chicos que lo necesitan estén vacunados”, considera Merlo.
Por esto último, Merlo evalúa como inadmisible que los chicos y chicas con patologías de riesgo nunca hayan estado contemplados dentro del Plan Estratégico de Vacunación contra el Covid-19, que incluyó siempre a mayores de edad solamente. “La única vacuna aprobada para el uso de personas de entre 12 y 18 es la desarrollada por el laboratorio Pfizer, que todavía no está disponible en la Argentina”.
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