
Reciclan objetos y les dan nuevos usos
Una cartera vieja se convierte en una último modelo; cuentas, perlas y alambre conforman un prendedor; son piezas únicas
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Perlas que pertenecieron a un collar de la abuela, chapitas oxidadas encontradas en la calle, rulemanes, botones de un vestido de los años ´ 60 y un pedazo de alambre. Estos materiales, combinados, pueden transformarse en una joya de fantasía aplicando la técnica del reciclado.
La frontera que separa un objeto artístico, único, de un desperdicio es muy sutil. Tanto, que son pocos los que se animan a transitarla, y muchos menos los que lo logran con éxito.
Uno de los emprendimientos que juega a unir pasado, presente y desperdicios es Tota Reciclados ( www.totareciclados.com.ar ), un proyecto de diseño de joyas de autor, de carácter experimental, donde materiales heredados de familiares y amigos, encontrados en la calle o rescatados del cajón del olvido en mercados de pulgas adquieren un valor renovado cuando se los combina de forma estética.
"Empezamos en el verano de 2002 por necesidad, sin saber muy bien qué queríamos hacer. Yo estaba con poco trabajo y mi socia había perdido el suyo. Nos juntamos para empezar a hacer algo, pero era fundamental arreglarnos con lo que teníamos para no depender de nadie", contó Valeria Hasse, diseñadora gráfica e iniciadora del "experimento", junto con la arquitecta Marcela Muñiz.
Paraíso de desechos
Entre lo que tenían a mano, había una caja heredada de la tía Tota (de la que, además, tomaron el nombre), con "tesoros" como joyas y piedras antiguas. También telas de tapicería que habían pertenecido al abuelo de Hasse y objetos que habían comprado en mercados de pulgas y que habían guardado por años sin saber por qué.
"Lo de las joyas surgió casi de casualidad, porque es algo que se podía hacer con las manos y se adaptaba a lo que nosotras ya teníamos. Nunca nos propusimos restaurar lo antiguo, sino darle una nueva vida a partir del contraste", explicó Hasse.
Y Muñiz agregó: "Reciclar no es arreglar lo viejo, sino transformarlo en otra cosa. Tiene que ver con el ciclo de vida de un objeto. Hoy es una joya, pero mañana puede ser otra cosa. Por eso utilizamos alambre para ensamblar, porque tiene que ver con lo efímero".
Una característica de Tota Reciclados es combinar materiales muy nobles, como perlas o cristales, con otros que encuentran por la calle. De este particular ensamble surge un estilo casi barroco, recargado, que no es para todo el mundo. "La mujer que se lleva una joya nuestra es la que quiere decir algo más de sí misma, está dispuesta a correr riesgos", opinó Muñiz.
Otro que se animó a explorar la frontera entre arte y desperdicios es Luis Fernández, creador de Objetos Encontrados, un negocio en Palermo Hollywood (Thames 1721) donde vende y expone piezas que realiza con lo que la gente tira por la calle y objetos que él recoge.
"Siempre fui de guardar y juntar cosas. Y de hacer piezas a partir de lo encontrado en la calle, en la playa o en el campo. Como lo que hacía gustaba mucho entre mis conocidos me animé a dejar mi trabajo en una multinacional para poner el local", recordó Fernández, que estudió -aunque no terminó- la carrera de diseño industrial.
Lámparas hechas con reglas de madera y focos antiguos de bicicleta; móviles que cuelgan del techo realizados con chapitas, tapas de gaseosas y alambre; un chancho con cuerpo de botella de plástico y bolitas verdes como ojos; un robot construido con rollos de fax y piezas de madera que sugieren formas diversas. Todo eso es Objetos Encontrados.
"La idea es que la gente pueda reflexionar acerca de lo que tiramos. Lo interesante también es que se pueda ver distintas formas en un mismo objeto. Las cosas son lo que uno piensa de ellas, ningún significado está dado de antemano", sostuvo Fernández, que confiesa que siempre va por la calle con la mirada gacha y una bolsa para levantar lo que encuentra a su paso.
Bolsos con historia
También al rescate de lo viejo y lo que otros descartan salió Carolina Spago, una psicopedagoga que se dedica a pintar carteras antiguas, de los años ?50, ?60 y ?70, para darles una onda actual.
Carterarte, (Rodríguez Peña 1150, 1° piso) nació hace más de un año, cuando Spago compró para ella un bolso de cuero viejo en un mercado de pulgas y decidió pintarlo. "Después pinté algunas más y organicé una reunión en mi casa para venderlas. Y como tuvo tanto éxito, empecé a dedicarme de lleno a esto", comentó Spago.
Según explicó la creadora de Carterarte, la búsqueda de las carteras viejas no es fácil. "Tienen que estar por dentro en buen estado, porque yo no las restauro. Lo que sí les cambio son los cierres y las manijas si están mal o no me gustan. Eso sí: los herrajes y el diseño de antes son impecables."
Otra cosa para tener en cuenta son los modelos. No todos son vendibles; tienen que adaptarse al gusto actual.
La propuesta es transformar. Darle a lo viejo un carácter nuevo. O un valor reciclado.




