Residencias: atomización del ingreso y pérdida de información crítica, los riesgos de abandonar un examen de referencia regional
Isabel Duré, creadora del Examen Único, habló con LA NACION tras la decisión de volver a un sistema de selección como el de hace más de una década
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La decisión del Gobierno de que las provincias vuelvan a hacerse cargo del examen para las residencias en salud fue un desenlace inesperado del escándalo en la evaluación nacional de este año. Contrario al anuncio oficial, se esperaba una investigación a fondo y una revisión integral de todo el proceso para mejorar el Examen Único. Aun así, la creadora de esa herramienta que en casi una década y media se volvió referencia para los programas de residencia en la región afirma que “es beneficioso para todos y se puede arreglar”.
Es la primera vez que Isabel Duré habla públicamente tras las sospechas de fraude. Médica egresada de la Universidad de Buenos Aires y Magister en Salud Pública, fue directora nacional de Capital Humano y Salud Ocupacional del Ministerio de Salud de la Nación entre 2008 y 2015. En 2011, implementó el Examen Único con las provincias patagónicas. Sus sucesores en ese cargo, lo sostuvieron.
A la par, en estos años, fue creciendo la cantidad de jurisdicciones, universidades, organismos e instituciones privadas que adhirieron a esa prueba para cubrir las vacantes año a año. También lo hizo el número de postulantes y cargos ofrecidos. Para la prueba del 1° de julio pasado en 28 sedes del país, se inscribieron más de 13.000 postulantes en medicina, bioquímica y enfermería. Finalmente, unos 9000 se presentaron a rendir en las sedes habilitadas en las provincias.

En diálogo con LA NACION, Duré recordó que el Examen Único se empezó a diseñar en 2010 por pedido de las provincias patagónicas.
“Todas las provincias tenían residencias, pero, en ese momento, no todas tenían universidades y debían atraer a los profesionales para ocupar las vacantes. Cada provincia hacía su examen de ingreso por separado y se superponían las fechas. Había jurisdicciones con pocos cupos, como Tierra del Fuego, y los postulantes llegaban a dar cinco o seis exámenes en distintos lugares para conseguir una plaza. Muchos tenían que trasladarse entre provincias y no todos podían costearlo”, describió.
En ese contexto, creó con su equipo una herramienta para que las provincias convocaran a más profesionales jóvenes, que podían rendir cerca de su domicilio y todo mediante un proceso de inscripción y evaluación unificado.
Según la Constitución Nacional, las provincias son responsables de la política sanitaria en sus territorios y también lo deben ser la formación profesional de sus equipos de salud. Cada jurisdicción tiene una realidad propia con enfermedades prevalentes y necesidades específicas.… pic.twitter.com/89pZR58rh0
— Mario Lugones (@Mariolugones_ar) August 11, 2025
“Se abrió una discusión a nivel federal con respecto de la mirada que, como país, había que tener de las residencias. Pensamos en que tener un proceso común de ingreso serviría progresivamente para la planificación del recurso humano en salud y, en el tiempo, pensar en la obligatoriedad de la residencia para la habilitación profesional, como sucede en otros países”, contó Duré.
Riesgos futuros
Atomización del proceso de ingreso a las residencias, pérdida de datos esenciales sobre ingresos, cupos y especialidades más o menos demandadas, y desigualdad en las condiciones de acceso y equidad respecto de la formación de posgrado con búsqueda de opciones en otros países están entre los riesgos que prevé.
Fuente de información única a nivel nacional del perfil de los candidatos a este sistema de formación de posgrado rentado en el país, con el Examen Único se pudo saber por primera vez nada más ni nada menos cuántos profesionales querían hacer la residencia y definir la oferta de vacantes en el país. Sus datos permitieron estos años seguir los cambios en los intereses de los inscriptos o la migración de profesionales extranjeros, como vino dando cuenta LA NACION.

“Recuerdo el asombro en la Academia Nacional de Medicina cuando pudimos decir que había más oferta de residencias que egresados -mencionó Duré-. Con los acuerdos federales para que pudieran rendir un solo examen y lo hicieran en el lugar más próximo, se redujeron las brechas de acceso y equidad porque no todos podían viajar para dar los exámenes según donde querían especializarse. Se respetaron componentes de los concursos provinciales, como entrevistas o la asignación de puntos extra a postulantes nacidos en el mismo distrito. Más allá de un marco común con acuerdo federal, es cada provincia la que diseña su programa de residencias y pone énfasis en problemas locales, como dengue, salud mental u otros. El Examen Único es el ingreso a la formación donde se enfocan las necesidades sanitarias de cada provincia”.
Su contenido también aportó mejoras a las currículas universitarias. Docentes tomaron temas que fueron incorporados en el examen, como el calendario nacional de vacunación, para sumarlos a sus clases. “Sirvió para que todos aprendiéramos qué esperaba el sistema de salud de un egresado -acotó Duré-. La gestión del examen no es sencilla. Se empieza a trabajar en el del próximo año cuando termina el anterior”.
No le sorprende que aparezcan problemas al organizar un dispositivo como el que cada año demanda en todo el país esta prueba, inclusive como los que le tocó subsanar hasta 2015, cuando dejó su cargo, o en los que colaboró a resolver como consultora de gestiones que la sucedieron, sí lo hizo el video tomado del examen por un médico ecuatoriano que terminó de confirmar la existencia de irregularidades más graves.

“Desde afuera de la gestión, lo que se puede opinar es que es probable que haya que hacer un análisis de la metodología, como colocar un sistema de bloqueo de señales y reforzar otros controles. Pero son cuestiones de gestión, no de la herramienta por sí misma –consideró Duré–. Siempre es conflictivo el examen por su volumen y comprendo que genere cierta tensión, pero hubo un acuerdo federal para implementarlo y se mantuvo por gestiones. Fue creciendo por su ventaja, se incrementaron procesos de validación en 2019. Si todos participan, incluido el sector privado, habrá más información y se podría, finalmente, avanzar para consensuar que la residencia sea obligatoria para obtener una especialidad. Las provincias compiten por los postulantes y el Examen Único permite, con el proceso de readjudicación, que todos puedan acceder a un cargo”.
Sobre el segundo examen que se tomó a los postulantes que habían obtenido 86 puntos o más en la evaluación de este año, opinó que, ante una irregularidad, surgen las presiones de resolver con plazos acotados.
“Es muy complejo detener el proceso de ingreso a las residencias y volver para atrás porque son muchas las provincias y las instituciones involucradas -explicó-. El 31 de agosto egresan los residentes que terminan su programa y todos están esperando a los que ingresan. Son decisiones que se toman contra reloj y afectan a muchos. Cuando estaba en la gestión, teníamos un comité federal de examen único y analizábamos los problemas con las contrapartes provinciales. También se revisaba todos los años el proceso y se realizaban ajustes sobre el dispositivo de gestión y la herramienta de examen”.
Pero, este año, fue especialmente conflictivo. El Examen Único lleva “muchos años con la misma dinámica”, de acuerdo con su creadora, y las tecnologías, como quedó demostrado en el video que se viralizó, cambiaron.
“Habrá que revisar nuevamente el proceso. No es necesario terminar con todo. Es un dispositivo que trae muchos beneficios. Si hay problemas, ver cómo resolverlos para mejorarlo. Se puede arreglar”, cerró, mirando hacia adelante, Duré.
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