San Cayetano: cómo se vive en el único distrito bonaerense que sigue en fase 4
Las camas para Covid de la terapia intensiva están vacías, hay clases presenciales, cine y bares hasta medianoche; el municipio alcanzó un pico de 162 casos tras Semana Santa, pero hoy solo tiene 22 contagiados y ninguno grave
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SAN CAYETANO (De un enviado especial).– Las cuatro camas de terapia intensiva destinadas a cuadros críticos por coronavirus en el Hospital Municipal hace varios días que están libres. Solo dos pacientes permanecen internados en el área donde pueden atender hasta 16 que transitan la misma enfermedad, pero con sintomatología más leve. Las clases presenciales por burbujas nunca se suspendieron desde el inicio del ciclo lectivo, y ver cine en una sala teatral y tomarse una cerveza hasta un ratito antes de la medianoche son gustos que, entre otros tantos, se pueden dar los vecinos de este distrito, el único encuadrado en fase 4 entre 135 que tiene la provincia de Buenos Aires.
Lejos de ser un comportamiento modelo, la mayor tranquilidad que se respira hoy en términos de seguridad sanitaria llega luego de días dolorosos para esta comunidad de casi 9000 habitantes, que a esta fecha ya sufrió 42 fallecimientos a causa del Covid-19. Los últimos 13 en poco más de un mes, en medio de una ola de contagios que se acentuó luego de los feriados –y reuniones sociales– de Semana Santa. El 9 de abril se alcanzó el pico de 162 personas en tratamiento. Tres semanas antes solo tenían cuatro casos activos. Hoy son solo 22.
“Estar en fase 4 no significa que es momento para bajar la guardia y los cuidados, sino, al contrario, cuando más precauciones tenemos que tomar para no retroceder en el camino”, dijo a LA NACION la médica Indira Romero, directora del Hospital Municipal, donde ya no hay tantas corridas como durante buena parte del mes pasado y principios de este que finaliza, con servicios al límite.
Punto amarillo
En el mapa difundido el jueves último por la Jefatura de Gabinete provincial para confirmar las nuevas fases de administración de aislamiento y distanciamiento social en territorio bonaerense se destaca en amarillo solo este distrito, rodeado íntegramente por municipios vecinos teñidos del bordó que identifica a aquellos que están en fase 2, con condiciones más delicadas y máximas restricciones en términos de actividad comercial y recreación. Por el este, Necochea, con 2006 contagiados y 136 muertes por Covid-19; al norte, Gonzáles Chaves, con 116 activos y 24 fallecidos. Y al oeste, Tres Arroyos, con 493 casos y 160 con desenlace fatal.
La cartelería que luce en las columnas en medio de ambas manos de la avenida Independencia repiquetean aquí con mensajes concientizadores. “Lavate las manos”, “No compartas el mate”, “Tapabocas”, se lee cada 20 metros en ese recorrido que permite llegar al centro cívico de la localidad. Allí está la sede de gobierno del intendente Miguel Gargaglione. Medianera de por medio, la Policía Comunal. A la vuelta, la iglesia, con párroco nuevo. “Se cansó de dar responsos”, cuenta un vecino que sale luego de unas oraciones y es uno de tantos conmovidos por la cantidad de vidas que se llevó el Covid-19 en el distrito. “Acá nos conocemos todos, para nosotros los que se fueron tienen nombre, apellido y hasta apodo”, dice, para reflejar que cada pérdida los tocó bien de cerca.
Las bondades de la fase 4 incluyen la apertura casi general de todas las actividades comerciales y productivas, con atención de clientes puertas adentro. Incluye la posibilidad de trabajo normal también para otros servicios, como peluquerías, y gastronomía de puertas abiertas hasta las 24. Los miércoles, a las 20, hay cine en el Teatro Municipal Tulio Cosentino. Con capacidad de platea reducida, en las últimas funciones se pudo ver Marea alta, No soy tu mami y El kiosco, todas de producción nacional.
Aun así la dinámica lugareña, al menos entre la mañana y el mediodía, está dominada por comercios esenciales. Hay colas en la panadería, la carnicería y el mercado. En el café y bar Chino’s hay un par de mesas ocupadas, pero muchos más pedidos de delivery de pastas con salsa de cuatro quesos para comer en casa. “El viernes hubo más gente, salieron muchos por la promoción de 45% de descuento de un banco”, cuenta Lucía, encargada del local.
Pese a todo, siempre hay algunas ventas en Mauas, la casa de ropa de Cristina Bailón que atiende junto a Diana Clausen, la empleada que mantuvo a pesar de los cierres del año pasado y la crisis económica que todavía no sabe de límites. “Pusimos el hombro y la peleamos, pero el mayor problema es que la gente no tiene dinero”, explica la propietaria a LA NACION.
Los chicos, en la escuela
La Plaza América, a pesar del sol, pero también por culpa del frío, está casi tan desolada como las calles. Solo tres niños juegan con una pelota. Abrigados también se animan Nahuel Toledo; su esposa, Silvia Grigoriew, y sus hijos Agustín, de 11, y Felipe, de 7, que les ganan unos metros en el recorrido a pura pedaleada, rumbo a casa tras algunas compras..
“Aquí es otro mundo, otra calidad de vida, todos estamos más tranquilos”, reconoce Toledo, que se mudó por trabajo hace cuatro meses y ve notorios cambios sobre el tramo de pandemia que hasta principios de este año transcurrieron entre Ezeiza y San Miguel del Monte, donde residía y trabajaba en tareas rurales. “Este es un pueblo chico, la gente se cuida mucho. Y lo más importante: los chicos acá tienen clases en la escuela”, explicó.
El mayor inició la secundaria y el más pequeño arrancó segundo grado en la EGB N° 19 local, sin haber tenido clases presenciales durante todo el año pasado en el domicilio anterior; aun así pudo avanzar al curso superior. “La enseñanza aquí es muy buena, hay un seguimiento más personalizado y le están dando tareas adicionales que eran del primer grado que nunca cursó”, detallan los padres de Felipe.
Carla Nievas, vicedirectora de la EGB N° 19, contó a LA NACION que desde marzo iniciaron clases con formato de burbujas, con 308 alumnos de seis secciones repartidos en dos turnos que asisten a las aulas semana por medio. “Para la siguiente se llevan material para trabajar en casa”, destacó sobre esta modalidad que deja la alternativa de videollamadas solo para consultas o reservada para aquellos niños de áreas rurales que no pueden llegar al establecimiento por falta de transporte. Allí, acota, también aparece el aporte de docentes dispensadas. Como por algún motivo no pueden ir a la escuela, colaboran con la enseñanza a distancia.
Si bien han tenido entre docentes y personal tres contagiados y varios aislados, el servicio educativo no se detuvo. Cada 15 días, advierte Nievas, se realizan testeos en busca de detectar posibles casos positivos en curso.
La médica Romero destaca que esta modalidad de “cacería” de asintomáticos se amplió durante los últimos días. Se montó una carpa donde se realizan hisopados a quienes concurren de manera voluntaria. “Este viernes, entre 23 que acudieron encontramos un positivo, lo que nos permite aislar a su grupo de contactos y evitar que el virus se propague”, destacó. Por otro lado, otro freno se intenta con la vacunación. En el distrito se realizaron hasta este fin de semana 3348 aplicaciones, de las cuales 2277 corresponden a primeras dosis.
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