Tandil y el Delta, la revelación para el turismo exprés,Breves

La euforia turística del fin de semana largo conformó e ilusionó, sin distinción, a todos los centros turísticos del país. Pero sólo una localidad logró la pole position del lleno total y se erigió en destino estrella con el ciento por ciento de sus plazas ocupadas.

A 350 kilómetros de Buenos Aires, en el paisaje serrano de Tandil, sede del rutilante enlace Macri-Awada, no hubo siquiera un claro de verde disponible en los campings. Menos, una cama de hotel.

Las 6000 plazas en exclusivas estancias, hosterías y spas (desde $ 650 a US$ 350) y las más tradicionales camas en hoteles y cabañas ($ 350 promedio) desde hacía meses que ostentaban el cartel de vendido. El grueso, incluso, antes del anuncio de boda del líder de Pro.

Tigre, con su magnético Delta, se encumbró como el otro destino revelación. Se jactó de un 98% de ocupación en sus mil plazas hoteleras, 60% de las cuales se yerguen a la vera del río.

La nota singular la aportó una hechizante luna llena que arrastró a una verdadera legión de remeros y exploradores nocturnos en canoa a sus ríos y canales todo el fin de semana. Ya a las 18 del viernes pasado embarcaciones atestadas de gente partían directo desde Puerto Madero con rumbo hacia la Primera Sección.

Pero, como si se tratara de una distribución bien federal del gasto turístico, un relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) mostró una ocupación promedio del 78% en todos los destinos del país,

San Juan, con su Valle de la Luna, también se ocupó en un 93%, y los turistas de las cataratas del Iguazú coparon el 90% de las plazas.

La más "baja" medición nacional correspondió a Río Hondo, en Santiago del Estero, con un salomónico 50% de ocupación. Y, luego, Puerto Madryn, con 65% de sus alojamientos llenos.

Pero el ejemplo tandilense resulta a todas luces curioso. No fueron, precisamente, las cerca de 400 camas reservadas para los invitados y el personal afectado a la organización de la boda del jefe de gobierno porteño la principal razón de tan aluvional adhesión.

El origen primigenio de ese boom , según analizaron allí, se remonta a 1998, cuando el DT Carlos Bianchi ungió a La Posada de los Pájaros como lugar de concentración para la pretemporada del club xeneize.

Más de una década de titulares en los diarios, la inversión privada primero en 2000 y con más ímpetu a partir de 2005 que sembró con complejos de cabañas a los pies de las sierras, sumada a la creciente demanda de porteños y bonaerenses terminaron por encumbrar a Tandil como una vía de escape exprés para el trajín de la vida urbana.

El efecto Del Potro

De modo indirecto, la insistente mención de Tandil como el terruño de Juan Martín del Potro exaltó sus bondades naturales y la hospitalidad y también ayudó a sellar su suerte, reconocieron en el Ente Mixto de Turismo de esa ciudad.

"Con o sin casamiento, los fines de semana largos Tandil se llena. Tenemos un turismo reincidente. Y por la ecuación calidad-precio y por la diversidad de nuestra oferta somos un destino buscado y sin estridencias", comentó a La Nacion Pedro Espondaburu, secretario de Desarrollo Económico de esa ciudad.

Con un centenar de "nuevos" complejos de cabañas, la mayoría cerca del icónico cerro Centinela, el turismo en Tandil involucra casi al 10% de sus 125.000 habitantes. Si bien se ubica por detrás de la producción agropecuaria y de la industria del software como actividad productiva (46 empresas operan allí en un polo), los tandilenses equiparan el turismo con una mina de metales preciosos.

Dos buenas canchas de golf, trekking serrano, el auge de los circuitos de mountain bike , organizados por guías, canotaje, cabalgatas, pesca de pejerrey, kayak pero sobre todo la distensión de los asados camperos y el disfrute de su gastronomía artesanal -bondiola y matambre de cerdo, chorizos de campo y sus célebres tablas de fiambres- fueron parte los atractivos de un fin de semana a puro éxito.

Por Loreley Gaffoglio

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