
Tres días sin aseo en el Pirovano
Los quirófanos están cerrados y hubo que posponer todas las cirugías que estaban programadas
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La suciedad avanza en el Hospital General de Agudos Ignacio Pirovano. Desde el lunes último, no se realizan allí las operaciones que estaban programadas. ¿La causa? Los quirófanos no reúnen las condiciones mínimas de asepsia, ya que no se limpia el hospital. Los propios pacientes se encargan de mantener limpias sus áreas de internación y los baños y, además, de sacar las bolsas de basura.
La mitad del personal de limpieza del centro asistencial situado en Monroe 3555, en el barrio porteño de Coghlan, está de paro desde el lunes porque la firma subcontratista Servicios Operativos de Limpieza (SOL) le adeuda tres meses de sueldo y el aguinaldo, porque, a su vez, el Gobierno de la Ciudad no pagó lo acordado a la empresa.
Según informó el director de la institución, doctor Eduardo Cairoli, tuvieron que suspender todas las intervenciones quirúrgicas que estaban programadas y que no fueran urgentes por falta de estado aséptico. "En total, se habrán postergado unas 30 o 40 intervenciones", estimó.
Esta situación es especialmente grave en el Pirovano, que es de corte netamente quirúrgico, según Cairoli.
Se trata, en realidad, del centro que más cirugías realiza en la ciudad de Buenos Aires, después del hospital Cosme Argerich. Por año se realizan allí 15.000 operaciones. El Pirovano cuenta con 17 quirófanos, que trabajan en tres turnos diarios, además de 400 camas, 300 de ellas pertenecientes al sector de cirugía, según enumeró ayer por la tarde el director ante un cronista de LA NACION.
Los 30 empleados que reclaman sus sueldos iniciaron el lunes un paro: no limpiaron los quirófanos, ni realizaron el aseo de las 17 salas de internación que la empresa tiene a su cargo. Sólo mantuvieron en condiciones la guardia de urgencias y los sectores de pediatría, maternidad y terapia intensiva.
Limpiaron los pacientes
Las enfermeras, cuando tenían ayer un minuto libre, aprovechaban para sacar la basura que se amontonaba en los tachos, que desde el lunes nadie vacía.
Débora Vanesa Díaz, que desde el sábado tiene a su bebe internado con un broncoespasmo, se turnó con las otras madres -que no se despegan de sus hijos- para limpiar la habitación en la que están internados 25 chicos.
Mientras una de ellas los cuidaba, las demás pasaban un trapo en los pisos, sacaban la basura, aseaban los baños y cambiaban las sábanas.
Alicia Conca, otra de las madres, se encargó de limpiar la cocina de la sala, atestada de restos de comida comprada, a la vez de atender a su beba de siete meses, que padece una infección urinaria.
En uno de los compartimentos de la sala de pediatría, el piso estaba manchado con desinfectante, restos de una curación reciente. Pero no había nadie dispuesto a limpiarlo.
Cuando llegó un nuevo paciente a pediatría, no fue recibido en una sala con paredes, vidrios, sábanas y pisos recién desinfectados, como es habitual. Las enfermeras, que pidieron reservar su identidad, estaban indignadas, ya que sólo tuvieron tiempo de cambiarle las sábanas.
En la sala de cirugía de hombres, Hugo Oscar Gómez, operado hace una semana por un problema circulatorio, estaba de pie y con una escoba en las manos. Barría, obviamente.
Pero no en todas las salas los pacientes están en condiciones de limpiar. En terapia intensiva y en los pocos quirófanos que funcionan, los empleados de la otra empresa de mantenimiento subcontratada cargan con la limpieza más elemental, además de sus tareas habituales.
Muchos pacientes se prepararon física y psicológicamente para operaciones, que fueron postergadas.
Jesús Oscar López estaba agobiado, porque ayer a las 10 tendrían que haberlo operado de la vesícula, pero la intervención fue postergada hasta nuevo aviso. "Yo tengo que volver a trabajar", comentó, con la bolsa de suero en la mano.
Los familiares de pacientes del interior se encuentran con gastos no previstos al prolongarse su estada.
Los empleados en huelga ayer cortaron la calle Monroe y colgaron carteles alusivos.
Lía María, titular de la Subsecretaría de Logística y Emergencia de la Ciudad, que se encarga del mantenimiento hospitalario, no pudo ser contactada por LA NACION. Informó por medio de un comunicado que el lunes se le pagó a la empresa lo que reclamaba y se le pidió que cancele cuanto antes las deudas.
Por la tarde se acordó un pago parcial y el doctor Cairoli dijo que la empresa prometió a sus empleados completar hoy los pagos.
En la Secretaría de Salud del Gobierno de la Ciudad, ningún funcionario expresó su punto de vista acerca de la situación del Pirovano. "El tema quedó a cargo de la Subsecretaría de Logística", dijo un vocero.
Imágenes del abandono
El hospital Pirovano era, ayer, la imagen del abandono y de la falta de limpieza. Los propios pacientes se hicieron cargo del aseo de las salas de internación y de los sanitarios. Los empleados de maestranza, contratados por la empresa que tiene a su cargo el servicio, no trabajan desde el lunes porque les deben sueldos y aguinaldos.
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