
Un fiscal dijo que los Belsunce no querían que se investigara
Romero Victorica afirmó que el hermanastro de la víctima le pidió que no hiciera preguntas
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Juan Martín Romero Victorica, fiscal ante la Cámara de Casación Penal y amigo de María Marta García Belsunce, involucró a algunos familiares de la víctima en el encubrimiento del asesinato ocurrido el 27 de octubre de 2002 en una casa del country Carmel, de Pilar.
Entre los seis acusados figuran Horacio García Belsunce (h.), hermano de la víctima; Juan Carlos Hurtig, hermanastro de María Marta; Guillermo Bártoli, cuñado, y Sergio Binello, vecino del country.
Después de Romero Victorica declaró Helena Caride, amiga de María Marta, y sostuvo que una conocida suya le dijo que Carlos Carrascosa, marido de la víctima, pidió que si era necesario que se pagara para evitar la autopsia.
"La familia insistía de manera casi impertinentemente que había que enterrarla a las 4 de la tarde sin hacer autopsia", expresó Romero Victorica, quien explicó que a la única persona que conocía de las que estaban en el velatorio era a Horacio García Belsunce (h.).
Cuando Carrascosa y Bártoli encontraron el cuerpo de la víctima en la bañera de la planta alta de la casa, la causa de la muerte había sido un accidente doméstico ocurrido cuando la mujer se resbaló y golpeó la cabeza contra la grifería.
La autopsia realizada 40 días después, a instancias del fiscal Diego Molina Pico, que también había asistido al velorio y estuvo muy cerca de la víctima, reveló que María Marta había sido asesinada de cinco balazos en la cabeza y que no había fallecido por un accidente doméstico.
"A John -en referencia a Juan Carlos Hurtig- lo vi muy nervioso. Me dijo que lo que iba a lograr era que viniera la policía y descubra que un villero rompió el alambrado, entró a robar y le dio un golpe en la cabeza. Horacio también se fastidió conmigo. Me dijo que era un bocón. Algo que no me afectó en lo más mínimo", expresó Romero Victorica ante el tribunal integrado por los jueces María Elena Márquez, Ariel Introzzi Truglia y Alberto Ortolani.
Al referirse al llamado que Horacio realizó para evitar que la policía entrara en el country, Romero Victorica interpretó que esa comunicación fue sólo "para que no se perturbara un momento familiar tan duro".
"Creían que yo sospechaba de ellos; en realidad, sospechaba del hecho, de la forma en que murió mi amiga. Hubo un clima tan tenso que hasta mi mujer me abandonó, se fue con el auto y me dejó solo en el velatorio", afirmó Romero Victorica.
Luego recordó que se sintió "liberado" cuando, a pedido suyo el comisario general Angel Casafús envió al country al comisario mayor Aníbal Degastaldi, quien llegó acompañado por el fiscal de Pilar, Diego Molina Pico. El testigo dijo que, durante el velatorio, le transmitió sus dudas al fiscal, pero le respondió que "no tenía nada formal para actuar. Finalmente autorizó el entierro y dejó abierta la posibilidad de realizar una autopsia".
Relató que le explicó a Molina Pico la serie de indicios y que había un "pituto", en referencia al sexto balazo que fue hallado en el baño y que un familiar arrojó en el inodoro al confundirlo con el soporte de un estante.
En el alegato del juicio oral realizado en 2007, Molina Pico pidió que lo investigaran por su presunta responsabilidad en el encubrimiento. Una acusación que nunca prosperó. A partir de este antecedente, luego de deliberar durante unos minutos, los magistrados aceptaron escucharlo como testigo.
"Había ido como amigo y me salió el fiscal que llevo adentro. La duda se acrecentó cuando supe que habían encontrado un plomito. Pensé en una bala, en una munición y pregunté qué hicieron con eso. Horacio me dijo que lo tiraron. Cuando le pregunté por qué hizo eso me contestó que no tenía explicación", agregó Romero Victorica.






