Una banda de boqueteros robó $ 1.500.000 de un comercio

Una banda de boqueteros robó 1.500.000 pesos del tesoro de la tradicional agencia de viajes y casa de cambio Longueira y Longueira, en el barrio de Monserrat, tras perforar una pared desde un garaje vecino que habían alquilado para que nadie los viera.

El robo fue descubierto en la mañana de ayer, cuando llegaron los responsables de la empresa, situada en la avenida Belgrano 1824.

Al observar las oficinas, situadas en la parte posterior del local, descubrieron el agujero en la pared.

Los ladrones habían realizado un hueco en la pared que da a la segunda oficina, que está totalmente enrejada, pues allí funciona la bóveda del comercio, que además de vender pasajes y tours funciona como una casa de cambio con cajas de atención al público.

En la oficina violentada están situadas tres cajas fuertes de grandes dimensiones. Con el auxilio de un soplete de acetileno, abrieron los cofres y se llevaron el dinero.

Las autoridades de la empresa estimaron que el monto total de lo robado equivale a 1.500.000 pesos, en billetes de dólares, euros y pesos.

Una de las cajas estaba abierta y los ladrones dejaron en su interior unos 10.000 pesos, dijo a LA NACION el gerente del local, Adolfo Ballestracci.

Ayer al mediodía, el local estaba abierto, lleno de clientes, y sus 30 empleados no dejaban de atender consultas de futuros viajeros. Dos policías estaban en el interior de consigna, mientras los peritos de la rastros de la Policía Federal llevaban adelante los primeros pasos de la investigación.

"Abrieron las cajas de seguridad con sopletes. El dinero no estaba asegurado", explicó el ejecutivo. Destacó, no obstante, que "la empresa, con más de 50 años en el mercado, cumplirá con todos los servicios que fueron vendidos a sus clientes, los que están 100 por ciento garantizados".

Ballestracci explicó que el dinero depositado en las bóvedas es el giro habitual de la empresa, pues, por una disposición del Banco Central, toda casa de cambio debe tener un encaje mínimo para operar. Además informó que los billetes estaban en cajas fuertes diferentes, porque no se puede mezclar el dinero proveniente de las operaciones cambiarias con aquel que proviene de la venta de paquetes turísticos.

Comercio sin alarma

Los delincuentes accedieron por el garaje lindero. El negocio, que está cerrado desde enero último, está protegido por una cortina metálica. Pero los boqueteros habrían alquilado el lugar para trabajar tranquilos durante el fin de semana. Para que nadie los viera colocaron detrás de la cortina metálica una lona vinílica verde.

Trabajaron con tanta precisión y conocimiento del lugar que el boquete fue realizado detrás de una mampara que separa la zona de atención al público de las oficinas, es decir que la tarea de los delincuentes no podía ser vista desde el exterior, pese a que el local tiene grandes vidrieras a la calle .

Unos metros mas atrás de esa mampara, la empresa colocó la caja fuerte principal, razón por la cual blindaron la medianera, por lo que si los ladrones hubieran hecho la perforación un par de metros más adentro del garaje se hubiesen encontrado con el blindaje de la pared.

Una vez dentro del local atacaron con sopletes la caja fuerte secundaria y se alzaron con el dinero. Luego se dedicaron a la caja principal. Allí también utilizaron un soplete con pico cortador y "herramientas de última generación", de acuerdo con la estimación del gerente.

El robo se concretó durante el fin de semana, pero ninguno de los vecinos oyó nada raro. Se cree que actuaron durante el partido de la final del Mundial de fútbol Sub 20.

De todos modos, según comentaron varios vecinos a LA NACION, el barrio es muy tranquilo durante los sábados y domingos. A tal punto que el encargado de un quiosco de diarios que está frente al local decidió cerrar los sábados a la tarde, porque prácticamente no camina nadie por allí.

Por Por Hernán Cappiello <br/> De la Redacción de LA NACION

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