Una medida gremial complicó el inicio del segundo cuatrimestre en las universidades públicas
Los gremios del sector reclaman la recomposición de sus sueldos y la aprobación de la ley de financiamiento para el sector
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El paro de docentes y no docentes se hizo sentir en las universidades nacionales. Principalmente, en aquellas que debía comenzar el segundo cuatrimestre este lunes, como la Universidad de Buenos Aires, cuyas facultades estuvieron prácticamente desiertas, sin clases y con una operatividad mínima. Desde las distintas vertientes gremiales, que confluyeron en la medida de fuerza por reclamos de recomposición salarial al gobierno nacional y la exigencia de la aprobación en el Senado de la ley que incrementa las partidas presupuestarias, hablaron desde temprano de un “alto acatamiento”.
En uno de los epicentros universitarios de la UBA como es la Plaza Houssay del barrio de Recoleta, ubicada frente al edificio que comparten la Facultad de Medicina y la de Odontología, lejos estuvo el paisaje de su habitual ritmo atestado de estudiantes, docentes, recibidas y mesas de exámenes durante estas fechas. En contraste a lo que hubiese sido el reinicio de las clases, las veredas quedaron despejadas, las paradas de los colectivos lucieron casi vacías y el tránsito no registró los embotellamientos que suelen producirse en la zona. Sin embargo, pese al parate total de la actividad en las aulas, otras tareas se llevaron a cabo en las instalaciones.

En la Facultad de Medicina, por ejemplo, se continuó con las entrevistas para las residencias médicas. “Vine a aplicar a la de cirugía general, pero también hay de cirugía cardiovascular”, dijo Fernanda, egresada de la Universidad Católica de Santa Cruz, desde el ingreso de la calle Paraguay, donde cuelga un cartel escrito con un fibrón que remarca la jornada de “Paro docente”.
Del otro lado, sobre la calle Marcelo T. de Alvear, los asistentes médicos y los recientemente egresados continuaron con el plan de atención odontológica que brindan todas las semanas para personas sin cobertura médica, una iniciativa que la UBA viene impulsado desde comienzos de año.

“Me acabo de enterar ahora del paro, pero tengo entendido que todo lo que es servicio de salud tiene que seguir funcionando. Acá tratamos de otorgar un servicio de calidad a costos medianamente asequibles como consecuencia de la variación de la economía, donde se repente suben los precios de las prestaciones de las obras sociales y los tratamientos pasan a ser un poquito más costosos, pero acá siempre se trata de ofrecer algo”, contó Nicolás Berríos, que se encuentra haciendo un curso de posgrado de la carrera de Odontología y se encuentra en tercer año.
Hubo algunos -pocos- estudiantes que se desayunaron con la medida de fuerza en el lugar. Fue el caso de Yamila, estudiante de CBC, que llegó hasta la Facultad de Económicas para imprimir planes de estudio y tuvo que pegar la vuelta luego de que la seguridad del edificio le notificara que estaba cerrada. “Vine a comprar los apuntes para arrancar por UBA 21 y me fijé en los sitios oficiales de Instagram a ver si había alguna información sobre esto, pero me enteré recién en la puerta”, le contó a LA NACION en la puerta de entrada de la avenida Córdoba. “No estuve en contacto con compañeros por esto de que curso por la modalidad virtual”, explicó.
El escenario se replicó en otras casas como Psicología, Filosofía y Letras e Ingeniería, destacaron fuentes gremiales. No obstante, hubo una excepción y fue Ciudad Universitaria, donde la Facultad de Exactas y la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo mostraron una menor adhesión al paro en comparación y reiniciaron el segundo cuatrimestre. Allí, se hizo presente el subsecretario de Políticas Universitarias de la Nación, Alejandro Álvarez, que desacreditó la efectividad de la acción de fuerza y envió un mensaje irónico en redes sociales.
Fui a darme una vuelta por Ciudad Universitaria para ver los efectos reales del "Super Paro Turístico" y vi cómo las clases se están tomando con total normalidad, lo cual me alegra mucho. La educación se defiende dando clases! pic.twitter.com/kxKtU6Y0zS
— Alejandro Alvarez (@AleCiroAlvarez) August 11, 2025
“Fui a darme una vuelta por Ciudad Universitaria para ver los efectos reales del ‘Súper Paro Turístico’ y vi cómo las clases se están tomando con total normalidad, lo cual me alegra mucho. La educación se defiende dando clases”, escribió en su cuenta de X, que compartió junto con videos de una importante cantidad de estudiantes concurriendo a las aulas. “Estamos en Exactas, clases perfectamente normal”, agregó el funcionario, en uno de los registros que grabó en ambas facultades.
Uno de los presentes fue Martín Koutsovitis, de 23 años y estudiante de la carrera de Arquitectura de FADU. “Tuvimos clase, pero la parte operativa y la facultad en sí estuvo como fuera de funcionamiento, así que fue más por voluntad de los docentes que por otra cosa”, detalló.
En ese sentido, salió en defensa de los profesionales que hoy no pararon e indicó que “son docentes que adhieren en sentimiento al reclamo, pero no en la práctica, ya que sienten que es necesario seguir dando clases a pesar de las condiciones económicas”.
Sobre la postura del alumnado, Koutsovitis marcó que “los estudiantes consideran que los sueldos docentes son un desastre”, aunque cree que “hay que seguir cursando, en tanto y en cuando se escuche esa necesidad”.
Por último, fue muy crítico del estado de las prestaciones de la facultad y su respectivo funcionamiento, un flagelo que le atribuyó a las diversas gestiones públicas. “En materia edilicia también es un desastre, no hay presupuesto, no se hacen las reparaciones necesarias en cuanto a materiales. Es un problema que viene desde hace años por la poca importancia que le dan todos los gobiernos a la educación en Argentina”, cerró.
Repercusiones
“Soy jubilada, tuve dos ACV y vine para recibir atención legal gratuita porque el Banco Provincia me está descontando unos cobros que no me corresponden, pero me dicen que hoy no están atendiendo”, lamentó Cristina Molina, de 70 años y vecina de Almagro, desde las escalinatas de la Facultad de Derecho, donde el personal de seguridad le notificó el cierre de las instalaciones. Lo mismo le pasó a Ana Neri, estudiante de 26 años.
“No estaba enterada, por el trabajo no vi nada y me contaron que recién vuelven mañana las clases”, contó la joven que transita el tercer año y vive en Barrio Norte.

El paro fue impulsado por las diferentes vertientes gremiales que incluyó a los docentes de Federación de Docentes de las Universidades (FEDUN), los de Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU) y los de la CONADU Histórica, así como a los no docentes nucleados en la Federación Argentina del Trabajador de Universidades Nacionales (FATUN).
La medida fue lanzada como rechazo de la motosierra del Gobierno Nacional, por los reclamos de una recomposición salarial (que representa el 85 por ciento del presupuesto destinado a universidades nacionales) y por la exigencia de que el Senado apruebe el proyecto de ley del aumento a las partidas presupuestarias, lo que podría derivar en un veto presidencial.
De acuerdo con un informe de FEDUN, los salarios reales en las universidades nacionales perdieron un 29,3 por ciento contra los valores de noviembre de 2023, lo que representa un nivel por debajo de los valores de 2002. A su vez, marca que en 2025 el financiamiento educativo nacional “cayó a un mínimo en 33 años”, representando en la actualidad el 0,7 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI).

“El presupuesto de la Secretaría de Educación cayó un 47,6 por ciento en dos años, que implica la mayor caída en la historia junto con la experimentada en 1992”, cuestionaron.
En ese contexto, los llamados a paritarias se encuentran trabados desde el último trimestre del año pasado. A partir de entonces, los incrementos han sido por decreto e inferiores al 2% en línea con los índices en general que promedió la inflación.
En Constitución, la Facultad de Ciencias Sociales directamente mantuvo sus rejas cerradas por completo y no hubo actividad de ningún tipo. Alrededor del mediodía, en el edificio de la calle Santiago del Estero al 1000 solo quedaron numerosas pancartas e insignias militantes descascaradas en las paredes del frente junto con restos de papel picado, huevos y residuos de los festejos de alguna recibida de egresados que no fueron limpiados. En cambio, llamativamente, el ingreso no contó con cartelería en alusión al paro ni consignas al respecto.
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