Están usando rayos láser para limpiar la icónica columna, que celebra la victoria del emperador en el 180 d.C.
Al igual que los cirujanos estéticos usan el láser para alisar las arrugas, los arqueólogos de Roma están disparando rayos de luz a la propia historia, eliminando décadas de suciedad de uno de los monumentos más antiguos de la ciudad.
Los restauradores están haciendo el mayor uso hasta la fecha de la limpieza por láser en Italia para eliminar las capas de suciedad de la Columna de Marco Aurelio, una obra maestra de 1840 años que celebra las victorias del emperador sobre las tribus bárbaras en el Danubio.
Los láseres manuales concentran haces de luz parpadeantes sobre la piedra y el calor que generan levanta los depósitos negros de contaminación para revelar el mármol blanco de Carrara que hay debajo.
“Es el mismo principio que aplica un médico para eliminar el vello o la piel no deseados”, explica Marta Baumgartner, arquitecta principal del proyecto.
“El láser está dando excelentes resultados en la restauración y hemos optado por utilizarlo en todo el friso exterior de la columna”.
Esculpido hacia el año 180 DC, el friso en espiral da 23 vueltas alrededor del fuste, se eleva hasta una altura de casi 40 metros y representa más de 2000 figuras, entre dioses, soldados y bestias. El propio Aurelio aparece varias veces.
Los relieves ilustran la violencia de la guerra, y sus vívidas escenas proporcionan a los eruditos una valiosa información sobre la época. Hay degollados, cabezas cortadas y una mujer arrastrada por el pelo hacia la esclavitud.
La columna permanece en su lugar original, pero la mayoría de los demás vestigios de la antigua Roma hace tiempo que desaparecieron de esa parte de la ciudad. Ahora mira hacia la residencia oficial de la primera ministra, Giorgia Meloni, y está cerca del Parlamento.
Las obras de restauración empezaron en marzo y terminarán a principios del año que viene, con un costo de 2 millones de euros, procedentes de préstamos baratos y subvenciones concedidas a Italia por la Unión Europea para ayudarla a recuperarse de la pandemia de COVID-19.
“Recibimos esta importante financiación, así que era una oportunidad que no podíamos desaprovechar”, dijo Baumgartner.
El papa Sixto V llevó a cabo la primera restauración a finales del siglo XVI, sustituyendo la estatua original de Aurelio en la cima por una de San Pablo, que permanece allí hasta hoy.
La última limpieza se llevó a cabo en la década de 1980, pero el tiempo y los elementos hacen estragos continuamente, y los conservadores han encontrado zonas en las que el mármol empezaba a desprenderse, lo que requería una rápida estabilización.
“Esperamos que no haya sorpresas en el futuro. Ahora estará constantemente vigilada y podremos intervenir cuando sea necesario”, dijo Baumgartner.
Reuters




