Terry Gou, el hombre detrás de la audacia de Foxconn
TUCHENG, Taiwán—Una fría mañana de febrero, Terry Gou, el hombre cuya empresa ensambla la mayoría de los iPhones para Apple, estaba parado en la entrada de la sede corporativa con un manojo de varas de incienso.
El magnate taiwanés encabezaba a su equipo gerencial en una oración taoísta pidiendo buena suerte al comienzo del Año Nuevo Lunar. Es una tradición anual, pero esta vez tenía un significado especial: Foxconn Technology Group estaba a la espera de ver si su ambiciosa oferta por el fabricante de electrónicos japonés Sharp sería aceptada.
"Hemos hecho nuestro mejor esfuerzo", dijo Gou después de quemar el incienso sobre una mesa llena de ofrendas como pato asado, frutos verdes y otras delicias. "Ahora depende de los dioses".
El presidente de la junta de Foxconn, sin embargo, nunca deja nada al azar.
En las semanas previas, el empresario de 65 años había empleado todos sus trucos para tender una emboscada a un postor japonés interesado en Sharp, llevando a cabo una campaña en la forma audaz y apasionada que caracteriza su tenaz estilo de negocios, según entrevistas con más de una decena de ejecutivos, empleados y socios de Foxconn. Dio resultado. La empresa anunció el miércoles el acuerdo para comprar Sharp por US$3.500 millones.
La adquisición ha puesto el foco de atención sobre Gou y su discreta compañía. Ahora, el multimillonario taiwanés debe demostrar que hizo la apuesta acertada por una marca otrora formidable que necesita un giro estratégico.
Enderezar al fabricante japonés será un gran desafío, advierten analistas. Sharp indicó que proyecta una pérdida operativa de 170.000 millones de yenes (US$1.500 millones) en el año fiscal que terminó en marzo, debido a las débiles ventas de pantallas y televisores.
Gou rara vez habla con los medios y ha dicho que la publicidad puede alejar a los clientes y ayudar a los competidores. Foxconn se negó a que fuera entrevistado para este artículo. La empresa no realiza teleconferencias con sus inversionistas y su énfasis en la confidencialidad es tal que los empleados de algunos departamentos deben someter a control todos los e-mails que envían fuera de la empresa.
Socios de Gou desde hace muchos años dicen que su inquebrantable confianza en sí mismo, atención al detalle y estilo de gestión militarista explican el ascenso de Foxconn.
Gou es un empresario intuitivo y un líder enérgico, dicen socios de negocios, que lo comparan con Henry Ford y su búsqueda de toda la vida de eficiencia en la línea de ensamblaje y su manejo paternalista de los pueblos fabriles.
Foxconn opera complejos de producción del tamaño de ciudades, con cientos de miles de trabajadores en urbes chinas como Shenzhen y Zhengzhou que ganan salarios por encima del promedio de la industria. Los trabajadores viven en campus, que incluyen desde centros comerciales a salas de karaoke. Pese a que Gou ha logrado en general mantenerse lejos de la atención pública, su compañía estuvo bajo la lupa en 2010 tras una serie de suicidios de empleados en sus campus.
Tras la conmoción, Gou prometió mejores las condiciones de trabajo, contrató psicólogos y realizó otros cambios.
El empresario convirtió a Foxconn en el mayor fabricante por contrato del mundo, con US$139.000 millones en ventas el año pasado, después de empezar en 1974 haciendo perillas de televisores en un barrio industrial llamado Tucheng, o "Ciudad Sucia", un municipio al sudoeste de Taipéi.
Gou es un "vendedor natural", dice Max Fang, ex presidente de Dell en Asia, que contrató a Foxconn a finales de los años 90 para fabricar carcasas de computadoras. El jefe de Foxconn lo había acosado en 1994 para que organizara una visita del fundador de Dell, Michael Dell, a Shenzhen, recuerda Fang.
Mientras conducía a Dell al aeropuerto, Gou hizo un desvío imprevisto y lo llevó a ver su fábrica. Más tarde obtendría pedidos del fabricante de computadoras, cuenta Fang. "Sabe cómo acercarse a la gente y es muy persistente", agrega.
Gou supervisa en persona muchos detalles de su gigantesca empresa y a menudo sorprende a los clientes con su conocimiento de aspectos específicos, dicen ejecutivos que lo conocen.
"Podíamos hablar de negocios durante días", dice Bin Lin, presidente del fabricante de smartphones chino Xiaomi Corp., un cliente de Foxconn. "Eran conversaciones continuas, de 10, 12 horas hasta tarde en la noche".
Las reuniones de Gou son famosas por durar todo el día, o noche, dicen socios empresariales.
"Les preguntaba a ejecutivos durante horas sobre equipos y tecnología", recuerda un directivo de un proveedor japonés. "Los ejecutivos quedaban exhaustos después de su visita".
Los empleados siguen el ejemplo de Gou al trabajar seis días a la semana. Los gerentes repiten sus máximas, algunas de las cuales están colocadas alrededor de los campus de Foxconn. Una dice: "No hay tarea difícil bajo los cielos, pero ten miedo de una persona con determinación".
El líder de Foxconn es conocido por dar a sus ejecutivos "castigos de pie" durante las reuniones y muchos empleados temen su temperamento, dicen ejecutivos veteranos. Los que no cumplen los estándares de Gou han sido castigados como "perros", cuentan.
El mayor éxito de Foxconn fue convencer a Apple, que aporta más de un tercio de sus ingresos, según analistas. La empresa taiwanesa realizó grandes inversiones en los últimos años para adaptarse a las cambiantes exigencias de Apple, incluido un anuncio en noviembre de que construirá una planta de pantallas en Zhengzhou, en la región central de China. Pese al éxito de Gou en forjar su propia empresa, su historial de adquisiciones ha sido irregular.
El último acuerdo importante, la compra del fabricante de pantallas planas Chi Mei Optoelectronics Corp. por US$5.300 millones por parte de su subsidiaria Innolux Display en 2010, no logró formar un líder del sector. Gou también ha hecho incursiones en comercio electrónico, paneles solares y robótica que aún no han generado retornos significativos.
Con Sharp, Gou divisa un camino hacia la provisión de pantallas para iPhones, el componente más costoso del teléfono, según una persona al tanto de los planes de Foxconn. "Terry dice que si hay un mercado lo suficientemente grande en 10 años, hay que ir por él", señala Huang.
—Mayumi Negishi, en Tokio, y Sean McLain, en Nueva Delhi, contribuyeron a este artículo.
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