Nordelta, Tigre, Costanera y Puerto Madero: territorios orilleros en los que rastreamos seis mesas que anclan a metros del agua dulce. Las elegimos por su calidad gourmet, por su buena barra, por la privacidad, por un estilo específico, por la excelencia en carnes y por la oferta de ictiologías fluviales.
1) MORENA: un refugio en plena Costanera
Aunque cumplió 20 años, su ubicación sigue siendo muy poco evidente. Es uno de los escasos restaurantes de la ciudad construidos sobre palafitos y permite experimentar la sensación de comer a bordo. Morena resulta imbatible para una velada romántica. Dicen los que saben que suma mil puntos elegir un día de tormenta eléctrica, cuando los ventanales son pantallas para ver la explosión de rayos sobre el río y se escucha el repiqueteo de las gotas en el techo.
Al fondo, un hall con iluminación tenue es el preámbulo de Beluga, la barra ambientada como un barco hundido que despacha tragos de autor. Más allá se abre el salón de cristal, lleno de río por sus cuatro costados, un puñado de mesas para dos y un techo regado de cálidas luces que parecen farolitos alineados. La cuidada iluminación y el entorno acuático logran esa íntima atmósfera, casi tan secreta como el restaurante.
El lugar es la principal razón para reservar una mesa y disfrutar de un cóctel en compañía de una tabla con tapas de mar o de algún plato elaborado con pescado, como el salmón Morena en crema de puerro y Sauvignon Blanc con papas especiadas, y una inmejorable vista de la costa de Buenos Aires.
Av. Rafael Obligado Costanera 4899, Club Náutico Puerto Norte. T: 11 4788-2521 / 4786-0204.
2) PICHÓN: alta cocina en Nordelta
Es el hijo mimado de Amparo Baca Castex y Pedro Rivero, un matrimonio apasionado por la cocina que eligió la Bahía Grande de Nordelta para dar forma al proyecto que empollaron durante años. Desde 2015, Pichón ofrece cocina francesa y cócteles de autor en un ambiente cálido y elegante con vista al río.
Un inmenso ventanal de hierro separa el salón de la rambla que bordea la marina del Yacht Club. Puertas adentro, el sobrio salón vestido con piedra, cuero y madera abriga una amplia barra, mesas con cómodos sillones entelados, un living íntimo junto a un biohogar que se enciende cada invierno, y una cava con más de 200 etiquetas.
La ceremonia comienza con un cóctel de la carta de estación: tragos de autor preparados con mezclas hechas en casa –como mermelada de ajíes, cerveza de jengibre y agua tónica–, coctelería clásica y a medida. Además, tiene una selección de whiskies y otras espirituosas de calidad.
El menú propone magret de pato Pekín, curry de sandías con chipirones, lenguado en impecable salsa verde vasca o mollejas al cognac y miel de caña, entre otras tentaciones. Para la dulce despedida, dos imbatibles son la mousse de chocolate belga amargo y la crème brûlée.
Av. del Puerto 240, Nordelta, Tigre. T: 11 4871-4363.
3) EL MUELLE: cocina mediterránea en un oasis porteño
Casi una isla sobre la Costanera Norte, rodeado de puro río y cielo, el restaurante del Club de Pescadores es un clásico para saborear buenos pescados y mariscos. Su blanco salón luce renovado y más luminoso desde su flamante remodelación, sin desentonar con el edificio de 1903, que es Monumento Histórico Nacional.
La cocina es de impronta mediterránea, con énfasis en la frescura de los productos. Destacan los pescados a las brasas (una de sus premisas es prescindir de cualquier salsa), como el atún rojo de Ecuador o el salmón rosado ahumado cocinado sobre madera de cedro misionero, con perfume de naranja, batatas a la manteca de vainilla y gírgolas grilladas.
Dentro de los arroces –para compartir–, el llamado El Muelle está preparado con tinta de calamar, chipirones, vieiras y gambas. También es una buena opción el pulpo a las brasas, los pinchos de langostinos o la fideuá de mariscos. También hay pastas artesanales, cochinillo confitado y ensaladas abundantes y frescas.
Para el final quedan la trilogía de chocolates, la compresión de manzanas con crumble de canela, salsa tofi y helado de sabayón o el duelo de clásicos: arroz con leche versus tiramisú.
El ambiente sugiere un estar apacible, con un perfil ejecutivo al mediodía y más romántico a la noche (aquí no faltan las propuestas de casamiento, anillo incluido) y un público muy de habitués, que incluye políticos y famosos camuflados.
Av. Costanera y Av. Sarmiento. T: 11 4773-2216. C: 11-3726-7672.
4) MALLOY´S: la onda playera de zona norte
Tablas de surf, sillones de mimbre de varios colores, reggae de fondo y un servicio muy descontracturado definen este bar de costa inspirado en la estética californiana. Afuera están el deck de madera, las sombrillas, una barra estilo playera con ruido de licuadoras, el parque –público, se llena los fines de semana–, las palmeras y el río. No es exageración que quizás se trate de una de las mejores y más claras vistas del skyline porteño. Al menos, desde la zona norte.
Al volumen de comensales que maneja –alrededor de 400– se contrapone una carta corta y sencilla: mandan los sándwiches, como el de pollo y guacamole o el de lomo con pimientos asados. La Malloy’s burger trae queso provolone, rúcula, cebollas caramelizadas y alioli.
De las brasas salen cortes de carne que se presentan directamente sobre el plato, con algún toque de autor. Ahí nomás, al lado de las mesas, hay veleros y gente que hace kitesurf.
Alvear y El Río, Martínez. T: 11 4793-4786.
5) LA CABAÑA: asado perfecto con vista a los diques
Es una de las parrillas consagradas de Buenos Aires y no falla. Las carnes a las brasas, siempre tiernas y servidas en su punto exacto saben más ricas si la vista acompaña.
El plan perfecto es disfrutar de un jugoso bife de chorizo con mil hojas de papa, crema de chimichurri y ensalada de brotes en la galería de estilo campestre que mira hacia el río. De las pastas caseras, se recomiendan los ravioles de salmón y verdeo con crema de camarones y eneldo. Buen servicio, generosa carta de vinos y ambiente cálido en el corazón de Puerto Madero.
La Cabaña. Alicia Moreau de Justo 380, Puerto Madero. T: 11 4314-3710.
6) IL NOVO MARÍA DEL LUJÁN: en Tigre, pescados de río
De lo más destacado del Tigre continental, con el plus de ser el único restaurante del pintoresco Paseo Victorica que se encuentra sobre el río Luján, no en frente. Las mesas de la terraza son las primeras en llenarse, más cuando cae la tarde y se impone el picoteo con cerveza cerca del rugido de las lanchas.
Otros tres salones panorámicos se abren adentro de la casona de 1890. Espacio es lo que abunda, y también las porciones servidas por mozos de oficio, que se apuran en recomendar las especialidades, a saber: pescados de río –pacú, surubí y dorado– a la parrilla y pastas artesanales, entre las que se destacan los ravioles de espinaca y parmesano, o los de salmón ahumado.
De mañana y tarde funciona como cafetería. A cualquier hora, uno de sus platos más pedidos, junto con las rabas, es la picada María del Luján, que trae pulpito, mejillones, salmón ahumado, langostinos y arenques marinados con salsa provenzal, ideal para compartir.
Paseo Victorica 511 (ex 611). T: 11 4731-9613.