

Muy cerca del teatro Colón estaba el palacio Miró que perteneció a Mariano Miró Dorrego, casado con su prima Felisa Dorrego Indart. Tuvo un rol fundamental durante la Revolución del Parque de 1890, y fue demolido en 1937.
El barrio de Tribunales aún era el barrio del Parque. En donde en 1904 se pondría la piedra fundamental del Palacio de Justicia funcionaba la Fábrica de Armas y Parque de Artillería que le daban nombre al lugar. En la manzana comprendida por las calles Tucumán, Cerrito, Libertad y Viamonte (donde ahora está el Teatro Colón), se encontraba la cabecera del Ferrocarril de Bueno Aires al Oeste –también conocida como Estación del Parque– desde donde partió en 1857 la primera locomotora, La Porteña. Cuatro años antes, los señores Jaime Llavallol, Mariano Miró, Manuel Guerrico, Bernardo Larroudé, Norberto de la Riestra, Adolfo Van Prat y Daniel Gowland habían presentado al gobierno la solicitud para construir 24.000 varas de ferrocarril.

Si los nombres resuenan aún en la actualidad no es casual: muchos de ellos son, o fueron, localidades de Buenos Aires y La Pampa. Mariano Miró, por ejemplo, le dio su nombre a un pueblo del departamento de Chapaleufú entre 1901 y 1911, mientras fue una estación del ferrocarril (FCO). Luego quedó olvidado, tapado por soja, y recientemente vivió su minuto de gloria al ser redescubierto por arqueólogos. Y hasta tuvo un documental.
El trazado del ferrocarril –Once, Almagro, Caballito – concluía en La Floresta, que era parte del pueblo de San José de Flores. Allí, en terrenos donados por Inés Indart –suegra y tía política de Mariano Miró, puesto que su madre Dominga Dorrego Salas era hermana de su suegro Luis– se había construido la estación. Su esposa, Felisa Dorrego, fue madrina de la nueva iglesia, inaugurada en febrero de 1883. El padrino fue el gobernador Dardo Rocha.
Un palacio en una plaza

En términos actuales, podría decirse que a Mariano Miró le gustaba vivir cerca del trabajo: a escasos pasos, podía ir caminando. El edificio, construido al estilo de una villa italiana, tenía dos plantas y un importante mirador. Fue proyectado por los arquitectos Nicola y Giuseppe Canale (padre e hijo) y terminó de construirse hacia 1868. La entrada principal estaba sobre Viamonte (entonces calle Del Temple). Mariano murió en 1872, y su viuda Felisa –20 años más joven– tuvo que pasar pronto por otro gran disgusto. En 1878, la Plaza del Parque pasó a llamarse General Lavalle.
Felisa Dorrego no pudo soportar que emplazaran una estatua de Lavalle -quien fusiló a su tío Manuel Dorrego- a pocos metros de su casa, y mandó cerrar para siempre las persianas.
En 1887 colocaron el monumento a Juan Galo en el pedestal en el que está actualmente, justo a una cuadra de su casa. Felisa, sobrina de Manuel Dorrego, a quien Lavalle había fusilado en 1828, no pudo soportar la afrenta y mandó cerrar todas las persianas de la casa que miraban hacia esa estatua.

Pocos años antes, en 1881, había protagonizado el curioso episodio de los Caballeros de la Noche, una banda de delincuentes que le envió una carta solicitando cinco millones de pesos por las exequias de su madre.
Como si fuera poco, en 1890, tuvo lugar allí el sangriento enfrentamiento al que se conoció como la Revolución del Parque, que de alguna manera marcó el nacimiento de la Unión Cívica y terminó con la renuncia de Juárez Celman. Durante esos álgidos días de julio, el Palacio Miró fue sede de uno de los cantones revolucionarios. Llegó a tener 100 combatientes y una ametralladora en la azotea. Las balas cruzadas le produjeron grandes daños. La capitulación se firmó allí mismo el 29 de julio.

Para los festejos de 1910, el Palacio Miró fue restaurado y allí se llevó a cabo el baile principal por los festejos del Primer Centenario de la Revolución de Mayo, al que concurrieron el presidente José Figueroa Alcorta y la infanta Isabel, que vino en representación del rey Alfonso XIII. Pero doña Felisa no pudo disfrutarlo: murió en 1896.

La Diagonal Norte llegó a la plaza en 1931. Y el palacio Miró fue demolido para ampliar el área verde en 1937.