Arqueología: Pompeya, tras erupción favela para rezagados
Entre cenizas y ruinas, asentamientos de supervivientes
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Una situación precaria y desorganizada, en la que resurgieron vestigios de vida en la ciudad, se prolongó hasta el siglo V, cuando la zona quedó completamente abandonada.
Estas hipótesis, ya planteadas en el pasado, parecen confirmarse con datos y rastros surgidos durante las obras de seguridad, restauración y consolidación de la Insula Meridionalis.
Según lo publicado en la Revista online de las Excavaciones de Pompeya, esto evidencia el regreso de personas al lugar del desastre y su posterior asentamiento permanente entre las ruinas de los pisos superiores, que aún resurge entre las cenizas.
Así, la vida volvió a las antiguas casas y estructuras, pero las estancias que antes estaban en la planta baja luego se convirtieron en bodegas y cuevas, donde se instalaron chimeneas, hornos y molinos.
Ciertamente hubo sobrevivientes de la erupción, como sugieren también las inscripciones con nombres pompeyanos de otras ciudades de Campania. Pero, evidentemente, no todos tenían los medios para empezar una nueva vida en otro lugar. Esto podría explicar por qué algunos habitantes regresaron a la ciudad destruida, de la que aún se vislumbran los pisos superiores de los edificios.
Es posible que a los antiguos habitantes se les unieran otros recién llegados, que no tenían nada que perder.
Inicialmente, la gente vivía en una especie de desierto de ceniza, pero pronto la vegetación comenzó a prosperar de nuevo.
Además de un lugar donde vivir, Pompeya ofrecía la oportunidad de excavar bajo tierra, donde se podían encontrar objetos valiosos. Esta situación, que corría el riesgo de descontrolarse, fue quizás la razón por la que el emperador Tito envió a dos excónsules como "curatores Campaniae restituendae": además de promover la refundación de Pompeya y Herculano, se les encomendó la administración de las propiedades de quienes no habían dejado herederos, entregándolas a las "ciudades afligidas".
Sin embargo, el intento de refundación fue un fracaso, ya que el sitio nunca llegó a ser el centro vital que había sido antes de la erupción.
Más bien, a juzgar por los datos arqueológicos, debió de ser un barrio marginal donde la gente vivía en condiciones precarias y sin las infraestructuras ni los servicios típicos de una ciudad romana.
Esto no impidió que esta forma de asentamiento continuara hasta la Antigüedad tardía, es decir, hasta el siglo V d. C., cuando, quizás coincidiendo con otra erupción devastadora (denominada erupción de "Pollena"), fue definitivamente abandonada.
"El acontecimiento trascendental de la destrucción de la ciudad en el año 79 d. C. monopolizó la memoria", comentó Gabriel Zuchtriegel, director del sitio y coautor del artículo sobre los nuevos hallazgos.
"Los tenues rastros de la reocupación del sitio fueron literalmente eliminados y, a menudo, barridos sin documentación alguna.
Gracias a las nuevas excavaciones, el panorama es ahora más claro: la Pompeya posterior al 79 resurge, más que una ciudad, una aglomeración precaria y gris, una especie de campamento, una favela entre las ruinas aún reconocibles de la antigua Pompeya. En estos casos, los arqueólogos nos sentimos como psicólogos de la memoria enterrada: sacamos a la luz las partes extraídas de la historia", concluyó. (ANSA).









