Cine: "La gracia", una duda inspirada en Mattarella
Sorrentino habla de su nuevo film, abre el Festival de Venecia
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Es "una película sobre el amor. No solo el amor inmediato, que concierne a la historia, sino también el amor en sentido amplio por una esposa, una hija, y también por las instituciones, por la ley, e incluso el amor por una forma de hacer política que, por desgracia, está cada vez más anticuada, ligada al ejercicio de la duda y la responsabilidad", explicó Sorrentino en el Lido, en diálogo con la prensa, tras la exhibición de su obra para los periodistas, recibida con aplausos.
En la película, que llegará a las salas italianas el 15 de enero de 2026 por PiperFilm, aparece Mariano De Santis (Toni Servillo), un viudo católico que vive en el Palacio del Quirinal con su hija, Dorotea (Anna Ferzetti), jurista como él.
Al verlo, es inevitable pensar en el actual presidente italiano, Sergio Mattarella. El mandatario creado por Sorrentino se encuentra al final de su mandato y debe decidir sobre dos delicadas solicitudes de indulto, ambas relacionadas con la eutanasia. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, reside el gran amor por su esposa, fallecida ocho años antes, junto con otra duda que lo atormenta.
Y sobre esta duda, reflexionó el director ganador del Óscar.
"El ejercicio de la duda es una de las cualidades que rara vez se ven en política. La degeneración de la duda en la Primera República se llamaba inmovilismo, pero en cuestiones como conceder el indulto a un asesino o firmar una ley de eutanasia, el ejercicio de la duda debería ser una condición sine qua non.
Hoy —dijo Sorrentino—, con demasiada frecuencia vemos a hombres en el poder ejercitar sus certezas. Solo que antes esas certezas se sustentaban en ideologías, mientras que hoy son mayormente extravagantes".
La inspiración viene, en cambio, del Decálogo de Kieslowski (una serie dramática polaca de 1988 originalmente concebida para la televisión, dirigida por Krzysztof Kieślowski, Ndr) y de una noticia: el hecho de que el presidente italiano, Sergio Mattarella, "había concedido el indulto a un hombre que había matado a su mujer, que padecía Alzheimer. Me impresionó mucho que un presidente de la República tuviera esta actitud ante la vida y toda una serie de valores que la política siempre debería encarnar. Porque la política —añadió— siempre debería estar abierta a la duda".
En cuanto a la eutanasia, uno de los temas centrales de la película, cuando se le pide al presidente De Santis, un hombre correcto y creyente, que firme una ley que finalmente la regule en Italia, Sorrentino subrayó que "el gancho narrativo, la eutanasia, es ciertamente un dilema moral, y este tema exacerba ese dilema".
"Es un tema donde la elección es realmente difícil y llena de matices.
No se trata solo de elegir entre el bien y el mal, y debo decir que como espectador siempre detesté las películas que intentan establecer una posición por encima de la otra", afirmó.
Servillo, en su séptima película con Paolo Sorrentino, quiere señalar que no se inspiró en ningún presidente pasado o presente, pero lo que más le impactó de esta nueva experiencia con Sorrentino fue "su gran capacidad para revitalizar, para hacer algo totalmente diferente a lo que había antes de él".
Anna Ferzetti, por su parte, habló del rodaje como "un maravilloso viaje que hicimos juntos".
"Por supuesto, la relación tan especial que tuve con mi padre me ayudó y también tuvo un impacto significativo en mis decisiones profesionales. Y esto también me hizo descubrir cosas que no esperaba", concluyó. (ANSA).
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