Israel Galván y Mohamed El Khatib, dos artistas que evocan a sus padres en Aviñón
Uno es una estrella del flamenco moderno. El otro es autor de numerosas obras de teatro documental.
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Uno es una estrella del flamenco moderno. El otro es autor de numerosas obras de teatro documental. En Aviñón, el español Israel Galván y el francés Mohamed El Khatib cruzan sus universos artísticos en un espectáculo sobre sus padres que tiene aires de "desnudez".
"Israel y Mohamed", que se estrena este jueves en el Claustro de los Carmelitas dentro del Festival "in" de Aviñón, hasta el 23 de julio, nació de una colaboración anterior entre los dos artistas en París.
Además de una pasión mutua por el fútbol, "nos dimos cuenta de que teníamos muchas otras cosas en común. En particular, tanto mi padre como el suyo fueron muy autoritarios cuando éramos jóvenes. Querían que hiciéramos lo que ellos habían elegido para nosotros", confiesa a la AFP Israel Galván.
Desde finales de los años 1990, este bailarín-coreógrafo de 51 años no ha dejado de renovar los códigos del flamenco, diferenciándose del de sus padres José Galván y Eugenia de los Reyes, y enfrentándose a las críticas de los puristas.
Eran "figuras paternas cariñosas de cierta manera, pero incómodas", "una generación de padres más bien silenciosos, muy duros, que ambos comparten una forma de indiferencia hacia el trabajo de sus hijos", agrega Mohamed El Khatib, quien precisa que su padre, un marroquí que vive en Orleans, nunca ha visto sus espectáculos.
Este artista de 45 años, adepto de la "performance documental", ha dedicado casi todas sus obras anteriores a su madre, ya fallecida, hasta una reciente retrospectiva, el "Grand-Palais de mi madre" en París.
Para esta creación, ambos hombres han acercado sus prácticas: cada uno realizó largas horas de entrevistas con el padre del otro, entre Orleans y Sevilla.
El director también tomó lecciones de flamenco durante un año con el padre de Israel.
- "Psicoanalista" -
Ambos reunieron "archivos familiares": una alfombra de oración de uno, balones de fútbol pinchados, un par de zapatos de flamenco, un archivo sonoro del profesor de danza de Israel... Objetos, proyecciones de archivos, danza, texto, música. El resultado es una obra híbrida que "podría ser una nueva 'Carta al padre' de (Franz) Kafka, literaria, musical y danzada", dice Mohamed El Khatib, en referencia al escritor checo que escribió un texto en el que analizaba su atormentada relación con su padre. "Es un poco como si pusiéramos al público en la posición de un psicoanalista", añade el bailaor, que en el pasado se inspiró en "La metamorfosis" de Kafka. En este espectáculo propone una "danza documental", que viene a "documentar mi propia danza", explica, recordando que tuvo que crear, de niño, "una especie de burbuja" que le permitió emanciparse del flamenco familiar, entre otras cosas. Y habla por primera vez en el escenario, traducido en directo por su cómplice, mientras que su lenguaje "más fluido" es el movimiento. "Para ambos hay una verdadera desnudez, que nunca antes hemos mostrado en nuestros espectáculos anteriores", confiesa Mohamed El Khatib. kp/may/jz/zm
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