Arturo Pérez-Reverte
XL Semanal
"Ese Adolf". Arturo Pérez-Reverte: “La hijoputez de la que es capaz el ser humano cuando se le dan los medios brilló en la Segunda Guerra”
Ninfómanas y pichabravas. Arturo Pérez Reverte: “Así estuvimos siglos: ellos con licencia para picotear, ellas con obligación de justificarse”
Santos como Dios manda. Arturo Pérez Reverte: “Casi todos los de ahora son flores de pitiminí, ejemplos de obediencia, estudios y pureza de costumbres”
Noches de insomnio y periódicos. Arturo Pérez-Reverte: “Hemingway podía irse al carajo, porque en torno tenías a una veintena de periodistas tan buenos como él”
O marchas, o mueres. Arturo Pérez-Reverte: “Escribir una novela no es un desfile de gala, sino barro, fatiga y que te peguen tiros en cada página”
Diálogo secreto. Entre un hijo que llora a su padre y un padre que coloca un libro en las manos de su hijo muerto
Patente de corso. Hombres que fuman un cigarrillo
Las novias de los héroes. Si te cruzas con uno de estos dos hombres, corre en dirección contraria
¿Cuestión de tiempo? Sol, sombra, frío, lluvia y otros horrores
Demasiado tarde. “Pagamos y vamos a pagar las propias facturas. Las de nuestra estupidez, nuestra imprevisión y nuestro egoísmo”
“Con los turcos de Berlín no pasa”. Cuando el turista exige que los gustos locales se adapten a sus costumbres
Patente de corso. Regreso a Beirut: la excepción
Arturo Pérez-Reverte: "Pocos son los periodistas que hoy dan miedo a quien les paga, y se nota demasiado"
El día que fui nazi. Una entrevista, la edición para suprimir una palabra y una respuesta reveladora
Patente de corso. Españoles
Cazadores de nombres famosos. Las editoriales tienen muy poca vergüenza
Los jazmines de Sevilla. La canción que vale más que una novela
Normativa criminal. Veterinarios y mascotas indefensos ante la burocracia y la estupidez
Apariencias. Las notas “solidarias” y sin fronteras de las revistas sociales
Adiós a un amigo. El hombre que siempre reía y que nunca tuvo enemigos
Volver a casa. Los diez mil hombres que buscaban el mar enfrentando el dilema de rendirse o retirarse combatiendo
"Soy el conde Onorato". Un taxista con título nobiliario y sangre de estafador
Insoportables bellacos. Cuando es tarde para aprender lo que nadie les enseñó y que ahora apenas se enseña
Sobre estúpidos e ignorantes. De la admiración del enemigo a un homenaje que no pudo ser
Como quien mira a Dios. Un torrente que arrasa con todo, menos con el amor y la lealtad
Mujeres derrotadas, o no. "Te creía un héroe, pero fue mi imaginación la que te construyó. Sin ella no eres nada"
Las cartas de Trafalgar. Presidiarios y gente de tierra que nunca navegó, carne de cañón reclutada a última hora
Patente de corso. Lisboa, una ciudad otra vez antigua y señorial
Patente de corso. El rinoceronte Murphy, compañero de batallas
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