
Es moderno y espacioso. Estará a la venta a mediados de año con motores diesel y nafteros
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Moderno, impactante, distinguido. Son los primeros calificativos que surgen en el momento de intentar describir el Citroën C4 fabricado en la Argentina, cuya primera unidad salió ayer de la línea de montaje de la fábrica ubicada en El Palomar, en la provincia de Buenos Aires, con la presencia del presidente Kirchner y las máximas autoridades del grupo PSA Peugeot Citroën, como se informa en la sección Economía de hoy.
La empresa planea fabricar 50.000 unidades anuales, de las cuales el 90 por ciento estará destinado a la exportación no sólo a países de la región, sino también a otros continentes. Ya está decidida su exportación a España, país donde Citroën es número uno en ventas, y hay otros países que analizan ofrecerlo para completar la oferta de gama.
Este hecho, el que se exporte a Europa, demuestra las bondades del producto argentino, que cumple con todos los estándares mundiales de calidad.
Esta carrocería se suma a las versiones coupé VTS (ya presentada en nuestro país), y al Picasso y Grand Picasso, modelo este último que llegaría a los concesionarios locales en 2008.
En China, donde Citroën tiene una importante presencia (vendió 120.000 unidades en 2006), se fabrica el C Triomphe, cuya silueta es similar a la que ayer se presentó aquí, pero con especificaciones técnicas distintas.
Como se dijo, a primera vista el auto es impactante. Con una trompa muy marcada, grandes grupos ópticos que se proyectan hacia atrás y una parrilla que mantiene el aire de familia de la gama C4.
De amplios laterales, el techo presenta una suave caída. El baúl tiene un remate que, como la totalidad de las líneas, transmite mucha armonía, sin cortes bruscos.
El C4 sedan mide 4,77 metros de largo, 1,77 de ancho y 1,51 de altura, con una distancia entre ejes de 2,71 m. El baúl tiene una capacidad de 513 litros y los asientos traseros son rebatibles de manea partida para optimizar el espacio de carga.
El interior es muy parecido al del C4 coupé, que ya probamos, con volante con mandos centrales fijos (sólo gira el aro, pero no el centro); el tablero es bastante original, con un cuentavueltas digital alargado sobre la columna de dirección y un gran pantalla translúcida en el centro del panel de instrumentos que brinda toda la información del vehículo. En el C4 coupé nos sorprendió el ajuste automático de la luminosidad de esa pantalla, que se lee perfectamente tanto de día como de noche, en cualquier condición de luminosidad.
Los usuarios podrán elegir entre tres posibles motorizaciones, todas de cuatro cilindros. Habrá un naftero de 1.6 litro de cilindrada y 110 CV de potencia máxima; otro naftero de 2 litros, 16 válvulas y 143 CV, y un turbodiesel de 2 litros y 110 CV.
La intención de Citroën es, claramente, convertir el C4 en un referente para el segmento en el que competirá.
Entre los elementos de serie en toda la gama se puede mencionar el limitador y regulador de velocidad, perfumador de ambiente integrado al tablero, sistema ABS, repartidor electrónico de frenado y asistencia al frenado de urgencia con encendido automático de balizas, y airbags para el conductor y acompañante.
La versión naftera más equipada con motor de 143 CV ofrecerá también de serie sistema de control de estabilidad.
Como opcionales de seguridad, los compradores de este sedan podrán agregar airbags laterales para conductor y acompañante, y airbags de cortina.
Es para destacar que, según las diferentes versiones de equipamiento o motorizaciones, entre el 60% y el 75% de las piezas del C4 provienen de nuestro país, porcentajes que aumentarán en los próximos años.
Por eso vale decir que el nuevo Citroën C4 fabricado en El Palomar, que en algún tiempo más llegará a los concesionarios, es un auto bien argentino.






