Tres amigos fabrican autos eléctricos para niños de 6 a 14 años, que además evocan las carrocerías de varios de los mejores automóviles de la Fórmula 1 de la década del ‘50
Una charla de amigos desencadenó el comienzo de esta historia: Juan Mercado Virasoro tenía un karting a pedal con la silueta de un viejo Fórmula 1 que usaba su hijo; un día, conversando con Rodolfo Manochi se propusieron perfeccionar y mejorar ese rodado. Ahí comenzaron con el proyecto al que luego se sumó Teddy Brea. Así, un licenciado en marketing, un ingeniero y un abogado le dieron vida a Locomóviles, la empresa que hoy fabrica pequeños autos eléctricos para chicos de entre 6 y 14 años.
“El nombre nos pareció divertido para generar un vínculo con los chicos y para que les sea fácilmente recordable. Además, en sus inicios en Inglaterra a estos autos antiguos se los denominaba locomobile porque hacían mucho ruido y espantaban a los caballos. Entonces, nos pareció productivo usar ese nombre”, relata Rodolfo Manochi, una de las tres partes del emprendimiento.
La primera versión se hizo a comienzos de 2009: fue sobre un Alfa Romeo 158. Aunque era sólo una maqueta, decidieron participar con ella en Autoclásica, la muestra de autos clásicos que se desarrolla todos los años en el Hipódromo de San Isidro. Fue tal la repercusión que tuvieron que ese fue el empujón que necesitaban para apostar de lleno por la idea. Fue entonces que comenzaron a diseñar en 3D los dos autos que hoy presentan. La carrocería está hecha en fibra de vidrio, es autoportante, y está montada en los trenes delantero y trasero.
A modo de homenaje a Juan Manuel Fangio, eligieron al Mercedes-Benz W196 (con el que el balcarceño obtuvo ocho victorias en la Fórmula 1 y dos títulos mundiales, en 1954 y 1955), y la Ferrari D50, con la que el quíntuple campeón ganó tres veces en 1956 y con el que logró la corona en esa temporada también.
“Nos pareció grato recordar a Juan Manuel Fangio, de los mejores representantes que tuvo el automovilismo argentino. Además, tanto la Flecha de Plata como la Ferrari siempre nos gustaron y eran muy buenos para que el chico tenga un auto para jugar. Si bien los coches son de diseño antiguo, para los chicos son autos de carrera”, expresa Manochi al respecto.
Un biplaza
El próximo desafío, que ya está en carpeta, es hacer un Bugatti. Aquí la apuesta será mayor, ya que será para dos personas. “Podrán andar el abuelo con el nieto o el padre con el hijo. Creemos que será un auto más divertido, más grande, pero sin perder de vista que es un coche para chicos, que es lo que nosotros hacemos”, asegura entusiasmado Rodolfo.
El hecho de que, salvo las baterías (que son importadas) y los frenos (se adaptaron unos de bicicleta), todo el resto del producto es desarrollo 100% argentino es un orgullo para los mentores de la idea. Cada pieza fue diseñada por los proveedores que trabajan con Locomóviles en nuestro país, cuya casa central está en Capilla del Señor, Buenos Aires.
Mediante la pedalera regulable, estos autos los pueden manejar chicos de entre 6 y 14 años. Los mismos desarrollan una velocidad de entre 2 y 18 km/h, la cual se puede regular por medio de la amplitud que se le da al acelerador a medida que el niño va tomando confianza.
“De este modo, también aprenden a manejar, porque están conduciendo un auto real aunque en escala. Tienen una marcha para adelante y otra para atrás y el sistema de manejo es como un vehículo dotado de caja automática, con acelerador y freno. Los responsables del Museo Fangio quedaron encantados con el producto al punto que junto con la Municipalidad de Balcarce y el Gobierno de la provincia de Buenos Aires, están evaluando la posibilidad de comprar 10 unidades para hacer educación vial con los chicos en esa ciudad”, relata Manochi quien acompañó, con los productos claro está, la inauguración del espacio destinado a José Froilán González en el Museo Fangio –homenaje que se merecía largamente el recordado Toro de las Pampas–, realizado a fines de junio pasado.
El costo del auto es algo elevado, aunque es un producto que se amortiza porque puede pasar de padres a hijos e, incluso, a nietos. El precio comienza desde los $ 49.000; a partir de ahí, y con los accesorios que se le quieran colocar como otros espejos, parabrisas o volantes, puede llegar hasta 54.000 pesos.
Traspasar fronteras
“Nuestra idea es poder exportar el producto y ya tenemos pedidos desde California. Los autos están prácticamente terminados y estamos haciendo los trámites para poder ser exportadores. En Estados Unidos hay un mercado muy importante y el futuro de Locomóviles, creemos, está en la exportación”, afirma Manochi al consultarle la posibilidad que tiene la empresa de traspasar los límites del país.
Para quienes quieran conocer de cerca los vehículos pueden acercarse al Autódromo de Buenos Aires donde Locomóviles dispone de un box; allí, además, se pueden probar los productos.