
La nueva generación de este modelo emblemático vuelve a las fuentes en su diseño e incrementa la capacidad para circular en todas las superficies
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Hagamos un poco de historia. En 1984, American Motors Corporation lanzó el primer Jeep Cherokee, que tenía una gran novedad para la famosa marca de vehículos todoterreno: adoptaba una estructura autoportante. Aquella legendaria plataforma XJ se produjo hasta 1996.
Ya por entonces, Jeep era propiedad de Chrysler (desde 1987), que en 1997 decidió un profundo rediseño del Cherokee. Esta segunda generación del modelo es bien conocida en nuestro país, porque se produjo en Córdoba hasta 2001.
En 2002, Chrysler reemplazó al Cherokee con una nueva plataforma, denominada KJ, y el nombre Liberty para el mercado norteamericano, aunque se cuidó de cambiarlo en otros, como el nuestro, en el que mantuvo el nombre Cherokee, aunque se tratara de otro concepto.
El Cherokee/Liberty, salvo algunos pequeños cambios en las dimensiones que se realizaron en 2005, se mantuvo con su estilo de líneas redondeadas hasta este año, cuando llegó esta segunda generación que hace pocos días se presentó en nuestro país y de la que probamos la versión más equipada de la gama, la 3.7L V6 Limited.
Este Cherokee presenta cambios sustanciales. Siempre con estructura autoportante, se basa en una plataforma nueva que tiene una distancia entre ejes 48 mm mayor y una longitud total que creció 56 mm, y en la que contribuyó la remoción de la rueda de auxilio del portón para llevarla debajo del piso del compartimiento de carga. Esto amplió el espacio para los pasajeros traseros (muy cómodo para dos adultos en un viaje largo, e incluso para un tercero en trayectos cortos) y la capacidad de carga de equipaje, entre 419 y 1404 litros, según la disposición del asiento posterior rebatible.
Además, este nuevo Cherokee volvió, a pedido de muchos clientes de la marca en todo el mundo, a las líneas cuadradas de aquel primer Cherokee, aunque más musculosas para realzar el estilo off-road y acercarlo a la esencia de los modelos Jeep de todos los tiempos.
Hoy en la gama Chrysler queda claro que este Cherokee ocupa un lugar específico entre los SUV todo- terreno. Las líneas más urbanas y redondeadas quedan ahora para el Jeep Compass, más encuadrado dentro de los vehículos crossover.
Inteligencia electrónica
La base mecánica no cambió tanto. La versión probada mantiene el motor 3.L Power Tech V6, que ya equipaba la anterior generación. La gama también incluye un turbodiesel de 2.8 litros y 177 CV.
Este motor naftero, de neta estirpe norteamericana, desarrolla una potencia de 205 CV y un torque máximo de 314 Nm (32 kgm). Se combina muy bien con una caja de velocidades automática de 4 marchas (bien relacionada), para ofrecer una velocidad de crucero en ruta (120-130 km/h) con un régimen de entre 2000 y 2500 rpm, lo que contiene eficazmente el consumo. En ciudad y en el off-road, el consumo lógicamente trepa, pero no escapa a lo que se espera de una mecánica de este tipo.
Además, aunque el máximo torque lo entrega a 4000 rpm, en el régimen mencionado la curva de par ya es muy buena porque al pisar el acelerador el Cherokee responde prestamente, lo que facilita las recuperaciones y sobrepasos en ruta, sin ningún retardo de la transmisión. También es muy buena para un vehículo que pesa 1915 kg la aceleración con partida detenida. En esta circunstancia, la caja estira los cambios hasta 5500 vueltas y el motor ofrece un importante empuje.
Otro punto favorable del conjunto mecánico es su comportamiento fuera del asfalto. Allí el Cherokee exhibe su condición de verdadero vehículo todoterreno, sortea subidas y bajadas, caminos ásperos y playas (médanos, arena suelta y dura, tierra, ripio, zanjones) con total soltura, sin forzar la mecánica, y en muchos casos sin necesidad de apelar al uso de la baja de la caja de transferencia Select-Trac II de última generación, que marca, también, una evolución respecto del modelo anterior.
Mediante un sencillo conmutador, esta caja de transferencia electrónica cuenta con tres modos de marcha. El primero es 2WD (simple), que deja la tracción sólo en el eje trasero para hacer más cómoda y rápida la circulación por asfalto seco o pisos duros. Le sigue el 4WD Auto, que ofrece tracción en las cuatro ruedas en alta, con una división normal del par motor de 42% adelante y 58% atrás, que queda sujeta a la redistribución automática por parte de la electrónica de comando (hasta el 100%) en el caso de patinar de alguna rueda o eje. El último modo es el de 4WD Low, una clásica baja, con mucha fuerza y poca velocidad (reducción de 2,72:1), que bloquea en forma conjunta ambos ejes. La operación de este eficiente sistema es muy sencilla y práctica.
Tanto para la ruta como para el off-road, el Cherokee ofrece una batería de ayudas electrónicas para conducir dentro del sistema ESP (programa de estabilidad electrónico).
Este sistema, que puede desconectarse mediante una tecla, incluye dispositivos como el ABS (antibloqueo de los frenos), TCS (control de tracción), BAS (asistencia al frenado), HSA (asistencia de arranque en pendiente), ERM (anticipación de vuelco), HDC (control de descenso de pendientes), y el propio ESP.
A todo este equipamiento mecánico y electrónico hay que sumar los excelentes ángulos de ataque (38,2°), ventral (21°) y de salida (30°), brindados por los cortos voladizos delanteros y traseros, y el despeje de 189 mm. Tampoco hay que olvidar el notable confort de marcha y el excelente funcionamiento de las suspensiones (en extensión y compresión) en todos los terrenos. Así, el Cherokee tiene un comportamiento muy franco en ruta, al que suma impecables prestaciones fuera del asfalto.
El interior es amplio y luminoso. La posición de manejo resulta muy confortable (la butaca tiene regulación mixta eléctrica y manual), y la dirección es suave y precisa, aunque requiere muchas vueltas del volante en giros cerrados en off-road. Tiene un gran equipamiento, no falta casi nada (sólo comando satelital de audio); se destacan el parking control trasero, la climatización automática y un buen equipo de audio. La computadora de viaje da mucha información, y los comandos están bien ubicados, excepto la tecla de la baliza, incómoda abajo y detrás de la selectora.
En suma, este Jeep Cherokee vuelve a las fuentes de su diseño para practicar el más puro off-road, pero con el confort y la seguridad de hoy.



