La panelista de Kaos en la Ciudad, cuenta que su Fiat 147, el primer auto, es como una prolongación de ella
"Empecé a manejar en el Taunus del padre de un ex novio de la adolescencia. El fue bastante paciente, porque no soy un hueso fácil de roer. Me enseñaba en el country o en la ruta, por donde no venía nadie.
"Yo creía que sabía manejar y ése fue un problema, ya que cuando se lo comenté a mi viejo él se hizo el piola y me llevó a practicar con nuestro Renault 18 rural.
"No es para defenderme, pero el Renault era un auto mucho más sensible que el Taunus, que no tenía dirección hidráulica y el sólo hecho de apretar el acelerador de éste era como hacer cuádriceps en el gimnasio.
"En fin, cuando apreté el acelerador del Renault me estrellé contra un auto estacionado justo delante nuestro. Mi viejo me pidió que me pasara al otro asiento y desde ese momento nunca más me prestó el auto.
"Para mejorar lo aprendido, hace 2 años fui a una academia de conducción y Beto, mi profesor, me enseñó a manejar bien, estacionar y esa maniobra ridícula de marcha atrás que piden para sacar el registro, pero que si la haces en la calle vas preso, porque ¿a quién se le ocurre hacer toda esa pirueta y esa distancia marcha atrás?
"Mi primer y único auto es un Fiat 147 Vivace. Me lo consiguió mi cuñado Pablo. Es un caño, tanto que Marquitos Di Palma lo elogió y dijo que era el mejor coche que podía tener. Es más, él también tiene un 147 aunque bastante más pistero que el mío y, obviamente, además de otros cuantos autos.
"No soy obsesiva con el coche y siento que él me cuida más a mí que yo a él. Además, cumplo las normas de tránsito, por eso debo ser buena conductora y soy bastante prudente. A veces tengo la sensación de que los otros conductores me odian por eso.
Los más deseados
"Si sueño con un auto es el Jaguar Type E, pero puedo conformarme con un Porsche 911; los dos son deportivos pero con mucha clase. Si tuviera que pensar en otro diría el Audi A3, que es muy femenino.
"En mi caso, el auto es mi herramienta N° 2 de trabajo, después del teléfono. No podría hacer todo lo que hago sin él. Es mi prolongación. De hecho, cuando lo compré fue por una necesidad laboral y ahora se transformó en una necesidad vital.
"Al conducir me convierto en una anécdota al volante, soy una gran agarradora de pozos (algo que brinda nuestra hermosa ciudad, con gran variedad de baches, agujeros, grietas en el asfalto y cosas peores). Cuando manejo, son todos míos. No dejo ni uno para los demás.
"Hay que tener en cuenta mi auto rebotando en cada pozo y lo poco sutil que soy al frenar, ya que si freno, freno. Verme manejar puede ser bastante gracioso. Creo que ésa es una de mis principales características, soy poco sutil para todo en general y, después de todo, uno maneja como es".