¿Gastas menos si te comprás un auto eléctrico?
Los cambios impositivos anunciados por el Gobierno, precios más bajos y mayor oferta convierten a los híbridos y 100% eléctricos en opciones considerables frente a los de combustión
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Al momento de pensar la compra de un auto no solo se debe considerar la erogación inicial que genera adquirir un vehículo, sino también todos los costos de mantenimiento que este conlleva y los gastos extra que puede llegar a generar.
Conforme pasó el tiempo, la llegada de autos híbridos y eléctricos provocó cambios en la ecuación del mantenimiento. No solo por cómo se altera el cálculo del combustible (si se reduce en caso de híbridos o se elimina, si es eléctrico) sino en el tributario. Muchas jurisdicciones, no sólo en la Argentina sino en el mundo, anunciaron tarifas impositivas diferenciales o las eliminaron por completo para incentivar la adquisición de este tipo de vehículos que promueven la eficiencia y un menor impacto para el medio ambiente.
En la diferencia de motorización estará el cambio. El mercado está conformado hoy por los 100% eléctricos (no cuentan con motor a combustión y funcionan únicamente con electricidad), los híbridos (combinan ambas motorizaciones) y los híbridos enchufables (también con las dos motorizaciones, pero requieren de una fuente de carga externa para alimentar al propulsor eléctrico).
En la Argentina conviven varias opciones que ingresan en estas categorías. Están los Toyota Crown, Corolla y Corolla Cross, Ford F-150 Lariat, Kuga y Maverick, Honda CR-V y Civic y el Nissan X-Trail como algunos ejemplos de vehículos híbridos y pronto se sumará también el Renault Arkana a competir con esta motorización. En el campo de los 100% eléctricos aparecen, por mencionar algunos casos, los Nissan Leaf, Renault Kwid E-Tech, Megane E-Tech y Kangoo E-Tech, entre otras opciones.
Pero el mercado local acaba de sumar otro atractivo. El Gobierno modificó los impuestos internos a los autos y, junto con ello, eliminó los aranceles de importación para electrificados de bajo valor FOB (que no superen los US$16.000 en su puerto de origen). De esta manera, la oferta de vehículos con estas características está pronta, según analistas, no sólo a ampliarse sino a volverse más competitiva y accesible por la llegada de nuevos modelos así como por la baja de precios de algunos de los ya presentes.
La salvedad es que se reglamentó un cupo de hasta 50.000 unidades que deberán ser distribuidas entre los fabricantes e importadores. El cupo se distribuirá de igual manera entre la Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa) y la Cámara de Importadores y Distribuidores Oficiales de Automotores (Cidoa) y se hará por marca y no por unidad de negocio. Es decir, grupos como Stellantis, que poseen varias marcas dentro del holding, deberá dividir la cantidad que le toque.
Ante este panorama, todo indica que aumentará la cantidad de vehículos electrificados que se venden y circulan en la Argentina, lo que permitirá un avance hacia la movilidad alternativa en el parque automotor local. Todos estos cambios impositivos que repercutieron en el mercado automotor en estos últimos meses recortaron la brecha entre híbridos, eléctricos y nafteros. Antes se requería una inversión mucho mayor para volcarse por un electrificado y si bien podía resultar tentador por su ahorro a largo plazo, el monto inicial era considerablemente alto. La diferencia ahora, si bien varía en cuanto a la marca, tecnología, equipamiento y modelo, es sustancialmente menor.
Qué tanto se ahorra al tener un auto híbrido o eléctrico
La cuenta, entonces, se afina y hay que revisar más en detalle los gastos de combustible, necesidad de carga, impuestos a pagar y seguro. La diferencia, más allá de los aspectos mecánicos de cada unidad, está en el ahorro que un usuario puede lograr manejando una u otra opción. No es lo mismo tener un 100% eléctrico que no demandará consumo de combustible mensual a un híbrido, que lo requerirá, pero en menor medida frente a un naftero.
Por otro lado van a aparecer los beneficios impositivos, si es que los hay, sobre cada tipo de motorización, punto que varía en cada jurisdicción y se ve alterado por las políticas tributarias que las ciudades, provincias y municipios aplican sobre su parque automotor. En paralelo, el Gobierno avanzó en la digitalización de los registros del automotor, lo cual abrirá la puerta a que cada propietario de un vehículo pueda elegir dónde radicar la unidad en función de los impuestos que cobra cada jurisdicción.
Entonces, el análisis es distinto según el lugar de radicación de la unidad, único punto que se debe observar con especial detenimiento y que varía acorde a la procedencia de cada conductor. En lo que respecta a los demás puntos de comparación, siguen una línea similar en todos los distritos, cambiando únicamente según pretensiones de uso, por lo que los cálculos se hacen en base a promedios establecidos por la Cámara del Comercio Automotor (CCA).
Para poder hacer una comparativa potencial, entonces, se toma de referencia a un Toyota Corolla en su alternativa XEI, dado que de esta versión existe tanto una opción híbrida como una naftera pura. La unidad con motorización tradicional porta un motor 2.0L de cuatro cilindros en línea que declara un consumo urbano de 7,5L cada 100 Km, de 4,8L en ruta y de 5,8L en consumo mixto en su versión automática, la cual cuenta con una caja del tipo CVT.
La alterativa híbrida, que posee un motor 1.8l, también tiene transmisión automática con una caja CVT. En su caso, declara un consumo urbano de 4L cada 100 Km recorridos, de 4,7L en ruta (se frena menos y se utiliza más el motor de combustión) y de 4,4L en consumo mixto. Todos los consumos son informados de manera oficial por la terminal japonesa. Entonces, en una primera mirada, los consumos informados favorecen a la motorización híbrida.
Estos números, a su vez, tienen un impacto en el gasto de dinero mensual del que hay que disponer por combustible. En promedio, según informan especialistas, un auto recorre unos 1000 kilómetros mensuales. Al momento de publicación de este artículo, una YPF de la Ciudad de Buenos Aires cotiza el precio de un litro de nafta de alto octanaje a $1394. Con esto en cuenta, se necesitarían alrededor de $80.900 por mes para alimentar al vehículo en su versión naftera y de $61.280 para hacerlo en la opción híbrida. El resultado, un ahorro del 24,2% en el costo de carga mensual.
Los 100% eléctricos son otra historia. En la Argentina las empresas privadas no pueden cobrar la carga eléctrica a particulares, por lo que hay muchos cargadores rápidos y semirrápidos de acceso gratuito en varios puntos del país. En algunos casos, como pueden ser estaciones de servicio, se le cobra a los clientes una membresía mensual para el uso de las terminales de carga, independientemente del vehículo que manejen. En promedio, las suscripciones rondan los $50.000 mensuales con acceso ilimitado a todos los cargadores de la red.
En paralelo, cada automotriz que comercializa un 100% eléctrico lo hace con mangueras para hacer la carga en tomas domésticos. En esos casos, si bien se aumentan notoriamente los tiempos de recarga, el costo de una membresía no se tiene que contemplar. Lo que sí hay que observar son los consumos energéticos de hacer la carga en el hogar. Según el consultor Claudio Damiano, una casa promedio consume 10 kWh por día y conectar un vehículo eléctrico eléctrico demandaría un gasto cercano a los 5 kWh diarios. “Es decir, que el consumo aumenta un 50%, más o menos. Es un 80% menos por kilómetro que con nafta” comentó el especialista.
Otra opción sería instalar un cargador de 22 Kw en el hogar o trabajo. La inversión para este tipo de elementos ronda los $2.200.000 y $2.900.000 y el promedio de carga es de entre cinco y nueve horas, dependiendo del vehículo, la capacidad de la batería y el requerimiento energético. En este caso, los costos varían según las posibilidades de cada cliente y las necesidades de carga de cada uno de ellos. La otra alternativa sería la de utilizar la red de carga doméstica citada anteriormente, algo que aumentaría notoriamente el tiempo requerido para alcanzar el 100% de la batería.
El costo impositivo
Otro aspecto a considerar es el costo impositivo de cada vehículo, que varía según donde se encuentra registrado. En las provincias de Mendoza, Entre Ríos, Río Negro, San Juan, San Luis y Santa Fe rigen incentivos fiscales que eximen a los dueños de vehículos electrificados del pago del impuesto de patente así como en las ciudades de Neuquén, La Plata, San Salvador de Jujuy y Ushuaia.
En ese sentido, en Mendoza, un auto naftero valuado en $29.000.000 debería pagar anualmente una patente en torno a los $580.000. Un híbrido, cuya valuación rondaría los $31.200.000, se ahorraría $624.000 del impuesto por estar exento.
En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, una de las pioneras sobre la materia en la Argentina, modificó en su presupuesto para este año la reglamentación y ahora los híbridos solamente se encuentran exentos del impuesto durante los primeros 24 meses y después empiezan a pagar en una escala progresiva: a partir del tercer año empezarán a pagar el 40% del impuesto, aumentando al 60% en el cuarto año, al 80% en el quinto y a partir del sexto pagarán la totalidad del tributo. Entonces, con la valuación antes citada, un híbrido recién pagaría $758.600 en el tercer año de patentamiento, $1.138.000 en el cuarto, $1.517.000 en el quinto y $1.896.000 en el sexto, siempre teniendo en cuenta los regímenes actuales.
Los 100% eléctricos, por su lado, están exentos del pago total del tributo independientemente de su año de radicación y valuación fiscal, por lo que el ahorro impositivo a largo plazo es mucho mayor frente a nafteros e híbridos.
En lo que respecta a los seguros, otro gasto a tener en cuenta al momento de adquirir un vehículo, las compañías no tienen una política de cobro diferencial respecto a los modelos electrificados, según confirmaron desde las compañías Zurich y Libra ante la consulta de LA NACION. “En el mundo, esta tecnología creció por los incentivos impositivos, que hoy tienen que estar sí o sí hasta que las motorizaciones se estandaricen. Las automotrices vienen trabajando bien este aspecto, con cada vez más autonomía y eficiencia; lo que resta es que se invierta en infraestructura y que los distintos gobiernos acompañen”, analizó un especialista en diálogo con este medio.
Por Iñaki Zurueta
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