Las ciudades “touchless” y cuándo llegará a la Argentina la nueva tendencia

La mayoría de los servicios se pueden pagar con tarjeta de crédito o débito, algo que se afianzó notoriamente después de la pandemia. Si el transporte es uno de los servicios más utilizados y masivos, ¿por qué no incluirlo también dentro de este medio de pago?

Ciudades de distintas partes del mundo comenzaron a recorrer este camino con los sistemas públicos de buses, trenes y metros. La tendencia al menor uso de dinero en efectivo y la digitalización como proceso que gana terreno en más y diversos ámbitos de la vida cotidiana, señalan que el boleto impreso -aún utilizado en varias urbes, como Barcelona- será un souvenir del pasado.

El uso de medios de pago digitales para el transporte forma parte del proceso de transformación digital que los centros urbanos viven hace ya algunos años a medida que incorporan el enfoque de ciudades inteligentes -smart cities-.

La integración de la tecnología en el mobiliario urbano, como sensores de luz, cámaras o dispositivos de geolocalización, ya resultan cotidianas para cualquier persona que se mueve por la ciudad. El propósito es mejorar la experiencia de las personas en sus trayectos diarios, y, en consecuencia, su calidad de vida, de una manera que integre la sostenibilidad ambiental como factor ineludible al momento de diseñar e implementar soluciones y servicios. En esa línea, la incorporación de medios de pago digitales acompaña la reducción del uso de papel y de la contaminación ambiental.

Más allá de las tarjetas de transporte público

En la Argentina, la tarjeta Sube fue un avance hacia esa tendencia y la unificación de toda la red de transporte -que se extendió de manera paulatina en términos geográficos- con un único medio de pago. Pero, algunas ciudades de América Latina dieron un paso más y cualquier persona con tarjeta bancaria puede utilizar ese medio de pago para comprar su boleto. Colombia es probablemente uno de los países pioneros en la región ya que comenzó a implementar esta opción en 2016 en ciudades como Medellín, Cali y Barranquilla. Río de Janeiro se sumó a la tendencia en 2019, Curitiba lo hizo también el año pasado y, en Argentina, la provincia de Córdoba fue de la primeras en intentar habilitar el pago del sistema de transporte urbano con las tarjeta de débito contactless de BanCor.

Es que no solo se trata de digitalizar los pagos sino de que sean sin contacto, es decir que la propia persona usuaria acerque su tarjeta al dispositivo y automáticamente se efectúe el pago, sin necesidad de mediación de otras personas, de intercambio del plástico ni de tickets. Para quienes utilizan el transporte a diario, esto resuelve la necesidad de hacer una carga antes de viajar, de saber cuánto saldo tiene a disposición y demás cuestiones operativas que pueden causar la demora de su trayecto

Si de ciudades pioneras se trata, sin dudas hay que poner la atención en Londres, que utiliza el sistema contactless para la red de transporte desde 2014, complementándolo a la ya existente tarjeta Oyster.

Alianzas público-privado

La incorporación de este medio de pago no es una decisión aislada sino que acompaña el ecosistema colaborativo que desarrollan tanto el sector público como privado, las empresas operadoras de transporte y el sector tecnológico.

El desarrollo de soluciones urbanas a partir del trabajo conjunto entre estos actores permite crear respuestas a las necesidades de la población, convertir al sistema público de movilidad en un servicio accesible, que respete las normas para reducir el impacto ambiental, y sea eficiente, cómodo y confiable.

Más cercana en el mapa, este año las novedades llegaron desde Panamá, donde la alianza entre el sector público -Metro de Panamá- y las multinacionales Visa y Mastercard y la empresa SONDA, que brinda soluciones integrales de transporte en el país, se aliaron para lanzar el uso de pago con tarjetas de crédito, débito y prepago con tecnología sin contacto. En una primera etapa, el sistema se implementó en todas las estaciones de dos líneas de metro.

Lejos quedaron esas épocas en las que la innovación y la tecnología estaban reservadas a industrias y sectores específicos. En el mundo digital y dinámico en el que vivimos, las decisiones cotidianas y de rutina como elegir una red de transporte y el medio de pago para acceder a ella, también están atravesadas por en paradigma inteligente que hace dialogar a las ciudades con las necesidades de las personas que las habitan.