Mudanza en Olivos: de edificio abandonado a nueva sede municipal
En 1974 se suspendió su construcción por temor a que desde allí se espiara la quinta presidencial; será reconvertido en las oficinas del intendente de Vicente López y su gabinete
El edificio a metros de la quinta de Olivos desde el que se podía observar la vida del Presidente y su familia será remodelado. Su construcción se frenó en 1974 debido a que se corría el riesgo de que desde el último piso, el 23, se cometiera un atentado contra el mandatario de turno. Para evitar ese riesgo, la mole de concreto y hormigón sufrió sucesivas demoliciones de plantas y permaneció cerrada y deshabitada durante cuatro décadas. Ahora cuenta con sólo cinco pisos que serán reformados para convertirse en las nuevas oficinas del intendente de Vicente López, Jorge Macri, y su gabinete.
La refacción comenzará en el próximo semestre y demandará unos 18 meses. Se hará una licitación pública luego de la firma de un convenio entre la Nación y la provincia de Buenos Aires por un monto que aún no fue estimado.
El palacio municipal de la calle Ricardo Gutiérrez será conservado para la atención al público, mientras que el resto de las dependencias (las secretarías de Gobierno, de Obras Públicas y Legal y Técnica) pasará al inmueble de la avenida Maipú 2272. Así lo adelantó a LA NACION, el secretario de Planeamiento, Obras y Servicios Públicos de Vicente López, Sergio Botello.
Según el funcionario, ahora no existiría peligro alguno de que desde allí alguien observe los movimientos de la quinta. "Una cosa son 23 pisos, casi 80 metros, y otra son 6 o 7 plantas, 20 metros de altura. Hay una diferencia abismal. Desde la azotea sólo se observa la arboleda del predio." El edificio está frente a la residencia presidencial, entre la estación de tren Bartolomé Mitre y la calle Villate.
Según crónicas de la época, en 1973, cuando el presidente Juan Domingo Perón estaba en Olivos, le tomaron una foto desde la terraza del edificio en cuestión. La imagen, con el remitente "Montoneros", llegó a sus manos. En aquel entonces se cayó en la cuenta de que peligraba la seguridad del mandatario y se suspendieron de inmediato las obras.
Si bien la estructura en general es sólida, algunos sectores sufrieron daños por el paso del tiempo. "Se realizará un trabajo complejo para ponerlo en valor. Tendrá sólo cinco niveles más una planta baja y dos subsuelos que serán estacionamientos para funcionarios y empleados. Tal vez se agregue otro piso para realizar un centro de reuniones", explicó Botello. La obra consta de habitaciones de 3 x 3 metros cuadrados y techos de 2,60 metros. Las tareas consistirán en demoler losas e intercalar espacios según un concepto arquitectónico moderno de lo que debe ser una repartición pública.
La emblemática obra sin terminar ya es parte del paisaje de los habitantes de Vicente López que transitan a diario por la avenida Maipú. En un recorrido por la zona, la mayor parte de los vecinos se mostró de acuerdo con la transformación. "Lo bajaron unos cuantos pisos y después lo dejaron abandonado. No debería estar deshabitado y está bien que lo usen para la municipalidad", dijo Marta Sidler, vecina de La Lucila.
"Es positivo el cambio. De todos modos necesitamos nuevos estacionamientos ya que es un desastre venir con el auto por acá", afirmó Andrés Caparone, habitué de la confitería Walkiria frente a la quinta. Para Víctor Saivo, "es una vergüenza que esté en ruinas y abandonado. Tuvieron que poner gente de vigilancia para que no lo ocupen".