Fertilidad: una nueva técnica mejora la preservación de óvulos
Es un método de vitrificación desarrollado en Japón; ya se aplica en el país
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Un moderno método desarrollado por investigadores japoneses ha mejorado significativamente las posibilidades de lograr un embarazo a partir de óvulos vitrificados. La vitrificación se logra al extraer el agua del interior de los óvulos para luego enfriarlos en nitrógeno líquido hasta alcanzar en sólo un segundo una temperatura de -196 grados.
A la fecha, ya son más de 400 los bebes nacidos en todo el mundo gracias a esta técnica denominada Cryotop, que desde el año pasado se utiliza también en la Argentina en mujeres que deben ser sometidas a tratamientos oncológicos o que desean preservar su fertilidad para el futuro.
"La tasa de embarazo que se obtiene con nuestra técnica es similar a la que se consigue empleando ovocitos [óvulos] sin congelar", dijo el doctor Masashige Kuwayama, director científico de la Clínica de Mujeres Kato, de Tokio, Japón, e inventor del método cuyos resultados fueron presentados ayer en el encuentro "Avances en la criopreservación de óvulos, tejido ovárico y maduración in vitro de ovocitos", organizado por la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (Samer) y Serono Symposia International.
Según afirmó Kuwayama, "el 98% de los óvulos sobrevive a los procesos de vitrificación y de descongelamiento, mientras que las tasas de embarazo obtenidas por los cincuenta centros de fertilización asistida que la emplean actualmente en todo el mundo oscilan entre el 33 y el 65 por ciento".
Con las técnicas previas de criopreservación (congelamiento) de óvulos se necesitaban cien de estas células para lograr un embarazo.
Las elevadas tasas de embarazo que se obtienen con la técnica de vitrificación de óvulos desarrollada por Kuwayama son posibles gracias a que Cryotop implica un enfriamiento extremadamente veloz y un manejo muy preciso de las sustancias que se emplean para criopreservarlos, lo que salva el principal obstáculo en el congelamiento de los óvulos: la formación de cristales de hielo en el interior de la célula.
"A diferencia de los espermatozoides, los óvulos son células con un alto contenido de agua -explicó el doctor Ramiro Quintana, vicepresidente de Samer-. Al congelarse, pueden formarse cristales de hielo que dañan las estructuras internas de las células y hacen que mueran."
"La aceleración del proceso de enfriamiento de los óvulos y la adición en determinadas concentraciones de sustancias crioprotectoras evitan la formación de cristales de hielo y que se dañen los óvulos", comentó en conferencia de prensa el doctor Kuwayama, que trabajó en la Argentina en proyectos de clonación animal y como profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Maternidad pospuesta
En la actualidad, comentó la doctora Liliana Blanco, presidenta de Samer, "los tratamientos de fertilidad no sólo buscan aumentar las tasas de embarazo en parejas con problemas para concebir. También están abarcando otros aspectos importantes, como la preservación de la fertilidad en aquellos casos en que por razones médicas se pueda llegar a perder".
Uno de los motivos que llevaron a Kuwayama a desarrollar su técnica de vitrificación de ovocitos fue la necesidad de poder ofrecer a las mujeres con cáncer -muchas veces jóvenes o incluso niñas o adolescentes- la posibilidad de preservar su fertilidad para después del tratamiento, ya que las terapias oncológicas pueden dañarla irreversiblemente.
También puede ser de utilidad para mujeres que quieren posponer la maternidad por cuestiones personales. "La edad de la mujer es una causa de infertilidad muy frecuente en la actualidad -comentó Blanco-, ya que hay una tendencia mundial a postergar el deseo de ser madre en pos del desarrollo personal y profesional, y la fertilidad decae a partir de los 37 o 38 años."
Para Blanco, "la posibilidad de vitrificar óvulos «jóvenes» evitaría ese problema, haciendo que puedan ser utilizados una vez que la mujer o la pareja se sienta segura de su deseo de concebir". Según Kuwayama, los óvulos vitrificados con su técnica pueden permanecer vitrificados teóricamente por más de 1000 años.
Quintana, que ya ha aplicado en la Argentina esta técnica en 15 casos (aunque ninguno todavía ha sido fertilizado), comentó que suele ser demandada "por mujeres o parejas que no quieren congelar embriones o que al realizarse un tratamiento de fertilización asistida no quieren descartar los óvulos obtenidos que no iban a ser fecundados".



