Hallan en Santa Cruz nuevas piezas de la corbeta inglesa Swift
La embarcación naufragó en 1770, a 40 metros de la costa de Puerto Deseado
1 minuto de lectura'
Investigadores de México, Uruguay, Chile, Gran Bretaña, Estados Unidos y la Argentina se unieron en una empresa común: el rescate y la conservación de la corbeta inglesa Swift, que naufragó a 40 metros de la costa de Puerto Deseado, Santa Cruz, en 1770.
El proyecto Swift es encarado desde hace más de 3 años por la primera generación de arqueólogos subacuáticos argentinos, del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Inapl). Pero en esta última campaña, finalizada hace pocos días, la iniciativa del equipo encabezado por la doctora Dolores Elkin fue integrar a colegas de otros países.
Gestionar el patrimonio
"Ahora que estuve en la Swift confirmo que desarrollan un proyecto de arqueología subacuática muy completo -dijo Diego Carabias, representante del Consejo de Monumentos Nacionales chileno y arqueólogo de la Universidad Nacional de Chile-. Incorpora una interesante parte de investigación sobre documentos históricos, es muy intenso en excavación de terrenos del propio naufragio y se trabaja muy bien en la conservación".
Lo dicho por Carabias es relevante si se tiene en cuenta que se aplican técnicas que permiten conservar elementos extraídos de un medio acuoso y salino (como el mar) y que pasaron allí la friolera de ¡231 años! La responsabilidad de garantizar tamaña empresa es del conservador Alberto Orsetti, que conserva las piezas y artefactos recuperados en el Museo Mario Brozoski, de Puerto Deseado, dirigido por María Isabel Sanguinetti.
La tarea realizada allí despertó admiración y sorpresa en otro visitante extranjero que compartió la última campaña de los arqueólogos de la Swift: el especialista inglés en conservación marina Glenn McConnachie, del museo Mary Rose Trust (que lleva el nombre de un naufragio de la Real Armada inglesa ocurrido en 1545). McConnachie viajó a Puerto Deseado por un convenio de intercambio entre el Inapl y el gobierno británico. Luego de trabajar en el Museo Brozoski, se sorprendió por la buena conservación de los materiales orgánicos, como la madera, que normalmente se deteriora con gran facilidad.
Durante esta campaña, Elkin y sus colegas argentinos Damián Vainstub, Amaru Argüeso y Virginia Dellino se sumergieron junto con los visitantes extranjeros y continuaron excavando una zona sobre la popa de la nave, donde hallaron el camarote del capitán, comandante George Farmer.
Esta vez extrajeron con sumo cuidado recipientes decorados de porcelana china, botellas estibadas en un cajón de madera, cajas de distinto tamaño, manufacturas de madera con herrajes, un pequeño tonel. Piensan que podrían haber sido del capitán Farmer.
Restos bien conservados
Desde el departamento de arqueología subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, Jorge Manuel Herrera Tovar aportó su gran experiencia en software de información geográfica, que permite integrar la información arqueológica. El experto trabaja en el Proyecto Flota de la Nueva España: recuperación de los restos de un naufragio ocurrido en 1630. "Pero de la mano de la búsqueda de las naves naufragadas de esa flota, formada por 19 embarcaciones en total, estamos creando el inventario de recursos culturales sumergidos del golfo de México", señaló.
Ni en Chile, ni en la Argentina ni en Uruguay existe un emprendimiento de esa naturaleza. "Y es fundamental para la gestión de ese patrimonio", advirtió Valerio Buffa, arqueólogo de la Comisión de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de Uruguay.
Uno de los aspectos que más entusiasmaron a los arqueólogos que se sumergieron rumbo a la corbeta fue su excelente estado de conservación. "Cuando hablas con alguien sobre un naufragio creen que tú bajas y está el barco ahí -bromeó Herrera Tovar-. Ignoran que lo que habitualmente encontramos son restos, despojos. La tarea del arqueólogo es reconstruir eso a través del proyecto. Estuve en muchos naufragios, pero nunca vi algo como la Swift: está en proceso de destrucción, pero naufragios como los del Caribe o el Atlántico norte tienen el 2 o el 3% de lo que se conserva en la Swift."
Al doctor Ricardo Bastida, biólogo marino de la Universidad Nacional de Mar del Plata, que participa en el proyecto para determinar cómo la vida vegetal y animal afecta la preservación de los materiales, le preocupa la conservación del pecio: afirma que debería recuperarse sin interrupciones para evitar que el paso del tiempo, la contaminación y la remodelación del puerto aceleren el desgaste natural de la corbeta.
Los investigadores miran el futuro con entusiasmo. Lo único que podría empañarlo sería la falta de financiamiento, que ya ha golpeado el proyecto. Hoy cuenta con el apoyo de la Fundación Antorchas, la Secretaría de Cultura y Comunicación de la Nación, el gobierno de la provincia de Santa Cruz, la embajada británica en la Argentina y empresas como Dinar Líneas Aéreas y Pesquera Santa Cruz, así como con el apoyo logístico de la Prefectura Naval Argentina.
"No hay que desanimarse -dijo McConnachie-. Hace 20 años, con el proyecto del Mary Rose Trust tuvimos estos problemas. Pero despertando conciencia sobre la importancia del patrimonio marítimo se puede favorecer la colaboración de empresas privadas. La situación podría mejorar. Pero lleva tiempo."
Buscadores de tesoros
Para Jorge Herrera Tovar, uno de los más grandes desafíos de la arqueología subacuática es difundir que "el patrimonio bajo las aguas es igual de valioso, en términos culturales, que cualquier resto arqueológico. En México -dice- a nadie se le ocurriría decir vamos a Teotihuacán a excavar la pirámide y hacemos un reparto de lo que salga ... Sin embargo, en el Instituto (Nacional de Antropología e Historia) tenemos propuestas de buscadores de tesoros que quieren ir a algún naufragio con una imagen romántica que nada tiene de real".