
Hay un millón de niños con discapacidad en nuestro país
Sólo el 10% accede a servicios adecuados en materia de salud y educación
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De los tres millones de personas con discapacidad que viven en nuestro país, la tercera parte -es decir, un millón- son bebes, niños y adolescentes de hasta 15 años. Pero de esa cifra global, sólo un 10% (es decir, 300.000) accede a los servicios especiales de educación y salud.
La problemática de la discapacidad se abre y extiende en distintos frentes, y para intentar abordarlos es que desde ayer, y hasta el próximo sábado inclusive, sesiona en Buenos Aires el Primer Congreso Latinoamericano (y argentino) de Discapacidad en Pediatría.
El evento está organizado por la Asociación Latinoamericana de Pediatría (Alape), integrada por 26 países, y el Comité Nacional de Discapacidad de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), única entidad de su tipo en América latina que posee una sección especial dedicada a la problemática.
El abanico de discapacidades es enorme. La nueva clasificación que le reserva la Organización Mundial de la Salud (OMS) supone una larguísima lista en la que el denominador común -y, por ende, lo que define una discapacidad- es que esté afectada una función (mental, sensorial, del habla de los distintos sistemas del organismo, del movimiento, etcétera) y que eso repercuta desfavorablemente en las actividades cotidianas.
Una distinción semántica
En diálogo con La Nación , los doctores Manuel Maza, secretario científico del congreso, y Beatriz Bakalarz, secretaria general del comité organizador, indicaron que los especialistas prefieren hablar de "personas o niños con discapacidad" y no de "discapacitados". "De ese modo -dijo el doctor Maza- anteponemos la condición humana, y enfatizamos eso en lugar de la discapacidad."
-En la Argentina, ¿es alta la proporción de discapacitados?
-Es similar a la de otros países en vías de desarrollo. Sin embargo, existe un dispar acceso a los servicios. Por ejemplo, en el Noroeste podríamos decir que la discapacidad se importa ... Hay servicios que funcionan bien y mucha gente de países limítrofes se instala en algunas comunas para acceder a ellos. Por otra parte, y esto ocurre en todo el mundo, existe un sector de personas con discapacidad que no accede a los servicios. Y esto no por dificultades económicas, sino por falta de interés o intención, generalmente de los padres o las personas que estén a cargo. Indudablemente es una actitud equivocada.
-Pero las dificultades económicas ¿influyen?
-Influyen, sí. Pero son relativas: en el área de discapacidad, prácticamente toda la población es insolvente si se tienen en cuenta los recursos que exige y los años de tratamiento. Por eso es fundamental que los sistemas de seguridad puedan hacerse cargo. En nuestro país hay una ley que lo prevé, pero beneficia únicamente a afiliados de obras sociales, que son sólo alrededor del 60% de la población general. Por eso hay un porcentaje de niños y adultos con discapacidad que no accede a la atención. Un dato puede ser ilustrativo: únicamente el 4,1% de los hospitales del país tiene servicios de rehabilitación psicofísica. Eso revela la poca trascendencia de la discapacidad dentro del sistema de salud.
-¿Hay más discapacidades de nacimiento o adquiridas?
-No está claramente cuantificado. Sí sabemos que existen algunos temas cruciales, ligados a la planificación y atención del embarazo, como por ejemplo los defectos de cierre del tubo neural, que generan patologías graves en el bebe y son secundarios a la insuficiencia de ácido fólico en la mujer gestante; o la sordera, cuya causa numéricamente más importante es que la madre haya padecido rubéola durante el embarazo. Dentro de las discapacidades adquiridas, encabezan los accidentes y las infecciones, que pueden dejar secuelas de distinto tipo. En líneas generales, un 60% de las discapacidades es evitable. Para que esta cifra disminuya, es necesario que los equipos médicos dispongan de la totalidad de especialistas que hacen falta. Por ejemplo: en neonatología, serían necesarios más oftalmólogos especializados, para evitar posibles secuelas visuales ligadas a la prematurez.
-¿Y cómo está la integración?
-Mejor que hace años, pero estamos muy lejos de países como Holanda, Suecia o Canadá, donde las personas con discapacidad se encuentran perfectamente integradas. Es un error creer que deben vivir aisladas del resto: en Holanda, por ejemplo, hubo una ciudad -Heptdoor- construida para personas con discapacidad física severa, pero fracasó. Todos vivían muy cómodos, pero habían quedado segregados del resto. Y eso no sirve. Nosotros creemos que la integración es lo ideal, siempre que sea posible. Es la única forma de crear una conciencia diferente.






