Inauguran una escuela donada por James Cronin
Lleva el nombre del premio Nobel
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MALARGÜE, Mendoza.- Ayer a la mañana, en el centro instalado al norte de esta ciudad mendocina, se interrumpieron por un par de horas las reuniones que la colaboración internacional del Observatorio Pierre Auger de rayos cósmicos estuvo realizando durante toda la semana.
El motivo que alejó a los científicos de sus ecuaciones, de sus laptops y de los animados diálogos en media decena de lenguas que se escuchan en los pasillos fue nada más y nada menos que inaugurar la Escuela No 4 - 190, que de aquí en adelante llevará el nombre del Premio Nobel de Física 1980, James Watson Cronin, director emérito del proyecto Auger.
La escuela, donada por el propio Cronin y que se construyó a un costo de medio millón de dólares, es un edificio modernísimo, cómodo y luminoso, y que -como no podía ser de otro modo viniendo de un norteamericano- tiene una impecable cancha de básquet. Todos estaban contentos y emocionados. Desde la directora, los maestros y los alumnos, hasta los directivos de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Carlos Rey y Alberto Lamagna; el gobernador de Mendoza, Luis Cobos; el intendente de Malargüe, Raúl Rodríguez, y los arquitectos e ingenieros que dirigieron la obra.
"Es la escuela más linda de la Argentina -dijo bromeando Carlos Hojvat, presidente de la Fundación Observatorio Pierre Auger en la Argentina-. Inaugurar una escuela siempre es un momento trascendente por lo que significa como aventura del pensamiento. A los alumnos les pedimos que no dejen de preguntar, aunque a los maestros a veces no les guste mucho, porque ésa es la génesis de la ciencia."
Cronin, que el sábado último se casó por segunda vez y está aquí con su esposa en plena luna de miel, confesó tener una historia de amor con Malargüe y su gente. "Fue una extraordinaria fortuna encontrar esta ciudad para instalar el Observatorio -dijo-, por su hospitalidad y el flechazo que hubo entre mis colegas y su gente. Hoy tenemos mucho para celebrar."
El físico contó que, hace unos años, la directora de la escuela le había pedido permiso para ponerle su nombre a una escuela que dictaba sus clases en un edificio alquilado. "Y fue muy inteligente -dijo-, porque enseguida yo me puse a pensar cómo conseguir los fondos para que tuvieran su propio lugar. Y tuve la buena suerte de convencer a un importante hombre de negocios de Chicago de que donara los fondos a través de una fundación."
Y enseguida agregó: "Es muy importante poder trabajar en un entorno agradable. El centro Pierre Auger es el lugar más hermoso en el que haya trabajado en mi vida, y espero que esta escuela sirva para ofrecer la mejor educación. Pero hay algo muy importante: la escuela sola no hace la educación. Es con maestros apasionados y chicos dedicados como la educación puede florecer".
Cronin confiesa, a quien quiera escucharlo, que el proyecto Pierre Auger lo apasiona y es para él más importante que el Nobel. "Sólo quisiera poder volver el reloj veinte años hacia atrás para poder ver el final de este proyecto", asegura.



