
La Argentina tendrá una estación de GPS
El Sistema Global de Posicionamiento permite determinar en qué lugar del planeta se halla una persona o un objeto
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Para orientarse en los mares nocturnos, la divina Calipso le ordena a Ulises que, a su regreso a Itaca, tenga "la Osa a la mano izquierda durante la travesía" (Odisea, Canto V). Es que en tiempos de Homero los marinos sólo podían dilucidar su posición a partir de las estrellas... Afortunadamente, en el siglo XXI, cualquier mortal puede saber instantáneamente en qué punto del globo se encuentra: basta con sintonizar un pequeño receptor con la red de satélites del Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés). Obtendrá la longitud y latitud de su posición con un error de menos de 20 metros.
En octubre, la Argentina pasará a formar parte oficialmente de este sistema que incluye, en la superficie terrestre, tan sólo once estaciones en todo el mundo.
"Nosotros ya teníamos un centro receptor de datos GPS en Miguelete -explica el ingeniero Eduardo Lauría, del Instituto Geográfico Militar (IGM)-. Pero hace unas semanas recibimos la grata noticia de que decidieron incorporarnos como una de las estaciones de seguimiento y control del sistema, un privilegio que tienen sólo un puñado de países."
Una tecnología ubicua
El sistema GPS fue creado en 1978 por el gobierno de los Estados Unidos (a través de la NASA) con fines bélicos y tuvo su bautismo de fuego en la Guerra del Golfo. Pero esta tecnología nacida en la era de los viajes espaciales no tardó en mostrar que podía ser útil en la vida civil. Hoy, los receptores GPS -en más de cien modelos diferentes, del tamaño de un teléfono celular y aun más chicos- forman parte del equipamiento habitual de barcos y aviones, pero también de camiones, autos y hasta de sembradoras. Los usan desde los arqueólogos hasta los agrimensores o los amantes del trekking
Oficialmente operativo desde 1990, el segmento espacial de la red GPS se compone de 24 satélites que orbitan a 20.180 kilómetros de altura que envían ondas de alta frecuencia con una señal codificada. "Permite obtener coordenadas de cualquier punto de la Tierra en cualquier momento del día durante los 365 días del año", detalla el agrimensor Sergio Cimbaro, también del Instituto Geográfico Militar.
Cada uno de ellos cuenta con un emisor de ondas electromagnéticas de alta frecuencia y un reloj atómico, capaz de medir lapsos de tres nanosegundos (es decir, tres mil millonésimas de segundo). Esta precisión es fundamental porque el receptor debe determinar exactamente cuánto tardan las señales en llegar desde el satélite. Utiliza esta información para calcular su posición multiplicando la diferencia entre el momento en que la señal es emitida y aquel en que es recibida por la velocidad de la luz (300.000 km por segundo).
Los satélites se desplazan en seis órbitas sobre planos con una inclinación de 55 grados con respecto al Ecuador, de tal manera que, en cualquier lugar del globo, el usuario "ve" simultáneamente cuatro satélites como mínimo, y así puede resolver las ecuaciones de latitud, longitud, altura y tiempo.
"Incluso se emplea el sistema GPS para la agricultura de precisión -ilustra Cimbaro-: se coloca un receptor en la sembradora, se mapea el campo y se decide en qué posición debe colocarse tanta cantidad de semillas... Está todo computadorizado."
Y agrega Lauría: "Aunque son caros, estos equipos cada vez se utilizan más porque la optimización en el rendimiento de la semilla es tan grande que en seguida se amortiza".
La estación maestra del sistema GPS está ubicada en Colorado Springs. Desde allí se monitorean, corrigen y determinan las órbitas de los satélites. "Hasta este año había sólo cuatro estaciones más -explica Lauría-. Jugaban un papel primordial, porque eran las que seguían las órbitas de los satélites, tomaban los datos, los registraban y los enviaban al cerebro central para que hiciera las correcciones. Con el agregado de las seis nuevas, se incrementará la cantidad de datos satelitales y mejorarán la precisión y la exactitud."
La mejora está cuantificada: "La precisión aumentará en un 30%, es decir que de un error de 15 a 20 metros, en la actualidad, pasaremos a estar por debajo de los 10 metros", afirma Cimbaro.
Para Lauría, entre otros beneficios, ser parte de la red GPS permite la adquisición de un know how tecnológico nada despreciable y ofrece la posibilidad de disponer de los datos satelitales "de primera mano". "Podemos usarlos para nuestros propios intereses -afirma-. Y los tenemos, porque en el país hay una red de estaciones permanentes a la que entrega datos en forma totalmente gratuita a los usuarios."
"Por otro lado -concluye-, la nuestra es una estación que está entre las once mejores del mundo."
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