Un libro denuncia el genocidio de los indígenas yanomami
The New York Times.- Un libro acerca de antropólogos que trabajaron con indígenas aislados en la Amazonia generó una violenta tormenta que revivió rivalidades académicas, puso en peligro reputaciones personales y amenaza con socavar la confianza en las prácticas legítimas de esta disciplina.
En el libro "Oscuridad en El Dorado: cómo científicos y periodistas devastaron el Amazonas", que se publicará a mediados de noviembre pero cuyo polémico contenido ya se conoce en medios académicos, el periodista Patrick Tierney presenta evidencias con las que demuestra que en 1968, antropólogos apoyados por la desaparecida Comisión de Energía Atómica inocularon con la vacuna contra el sarampión (ver recuadro) a varias comunidades de indios yanomami.
Sugiere que este experimento posiblemente contribuyó a una epidemia de la enfermedad. "Cientos, quizá miles" de individuos de una población de poco más de 20.000 personas murieron como consecuencia de la plaga.
De la Edad de Piedra
Los yanomami, habitantes de la cuenca del Amazonas del sur de Venezuela y el norte de Brasil, carentes virtualmente de contactos con el mundo exterior hasta la década de 1950, son modelos de lo que las culturas primitivas de la Edad de Piedra deben de haber sido en otros lugares para los científicos.
Algunos antropólogos que han leído el libro o un resumen de las acusaciones se han unido al ataque, exhortando a la Asociación Estadounidense Antropológica o a alguna otra asociación científica a que emprendan una investigación a fondo.
Los preocupa que las acusaciones puedan hacer mucho más difícil obtener autorización para realizar trabajo de campo en muchos países y conquistar la confianza de los sujetos de sus estudios.
Otros que están familiarizados con parte del contenido del libro insisten en que las acusaciones son carentes de fundamento o exageradas.
El líder del proyecto fue el doctor James V. Neel, especialista en genética humana de la Universidad de Michigan y miembro de la Academia Nacional de Ciencias, quien falleció el pasado febrero.
El doctor Napoleón A. Chagnon, joven protegido de Neel y miembro junior de la expedición de 1968, hoy en día profesor emérito de Antropología en la Universidad de California en Santa Barbara, niega las acusaciones, calificándolas de "una prolongada vendetta" en contra de él por parte de los críticos.
Polémica por Internet
"Ninguno de los indígenas a los que aplicamos la vacuna murió", dijo. A medida que las acusaciones y réplicas volaban de un bando a otro en Internet y por teléfono en los últimos 10 días, varios destacados antropólogos han salido en defensa de Chagnon, diciendo que los cargos que se han presentado contra él no son creíbles.
Hay médicos que dudan acerca de que la vacuna en sí pudiera haber causado un extenso brote de sarampión o tantas muertes, incluso entre individuos con tan escasa resistencia a la enfermedad, como los yanomami.
Dijeron que era más probable que los transmisores del mal hayan sido introducidos en las aldeas prácticamente al mismo tiempo que se realizaba el programa de vacunación.
A los trabajadores de la salud les preocupa que las sospechas de prácticas carentes de ética relacionadas con el brote, aun cuando finalmente se demuestre su falsedad, hagan surgir más obstáculos a los programas de vacunación que son necesarios para controlar los males infecciosos, particularmente en países del Tercer Mundo donde la autorización para esas campañas de salud ya encuentra resistencias.
El libro de Tierney debe ser publicado por W. W. Norton el 16 de noviembre, y está programado que se publique parcialmente en The New Yorker la semana entrante. En sus páginas, escribió que el proyecto de vacunación de los yanomami era para Neel una continuación de los estudios de la Comisión de Energía Atómica sobre los efectos de la radiación en humanos, en los que el científico había participado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
La comisión quería miles de muestras de sangre de yanomami para determinar el grado de mutación genética en una población completamente no contaminada por la radiación. Neel gozaba ya de una reputación internacional por descubrir la índole genética de la talasemia, una forma de anemia que padecen individuos de ascendencia griega o italiana.
Según el libro, Neel tenía también sus aspectos controversiales: creía que había algo que él denominaba "gen de liderazgo", y que una sociedad genéticamente aislada como la de los yanomami sería un lugar ideal par estudiar esto, supuestamente sobre la base de que los hombres dominantes tendrían más posibilidades que otros no dominantes de reproducir sus genes y trasmitir sus cualidades de liderazgo.
Una vacuna peligrosa
Para los antropólogos Terence Turner y Leslie Sponsel, de las universidades de Cornell y Hawai, respectivamente, sería posible que el doctor Neel, que vacunó a una amplia población de yanomami contra el sarampión, buscara probar que existían miembros genéticamente superiores dentro de esa etnia aislada, que tendrían niveles diferenciales de inmunidad e índices más altos de supervivencia frente a males importados.
En un artículo publicado en el diario inglés The Guardian, Turner agrega que el doctor Neel y su grupo usaron una vacuna muy virulenta llamada Edmonson B, muy peligrosa, que producía síntomas indistinguibles respecto del auténtico sarampión.
En su opinión, Neel no tomó recaudos antes de aplicarla, y se cree que no prestó ayuda médica a los yanomami cuando enfermaron. "Si las acusaciones son correctas -agregó Turner- significará que se cometieron crímenes contra la humanidad."
Finalmente, Turner cree que Neel, que analizó los efectos de la energía nuclear sobre las personas -como hizo con las víctimas de Hiroshima y Nagasaki y sus descendientes-, quería probar polémicas teorías eugenésicas, como hizo el científico nazi Josef Mengele.
lanacionar