La incertidumbre gobierna nuestro futuro: no hay con qué comparar la situación actual, tampoco sabemos exactamente cuándo terminará ni cuál será el resultado final. Pero en ese horizonte borroso –muchas veces abrumador y triste– sí hay una certeza: la sacudida que la pandemia por el Covid-19 le está dando al mundo nos corrió de nuestro eje, nos sacó de la rutina automática y nos movilizó. Lo imprevisto, lo inédito, puso en blanco sobre negro al presente.
De forma inevitable, una vez superados o ya acostumbrados a los temores y al cansancio por el encierro, surge la pregunta por cómo estamos cambiando y qué de eso deberíamos conservar para el futuro. ¿Somos diferentes? ¿Nos estamos convirtiendo en una sociedad mejor, más empática, solidaria, más sensible a las necesidades de los otros?
"Las crisis siempre llevan a mirar para adentro, a cuestionamientos y preguntas sobre el sentido de las cosas y de la vida. Dejan al descubierto qué cosas realmente valoramos y cuáles deberíamos cambiar", explica la socióloga Marita Carballo, presidenta de Voices Research and Consultancy. Si bien considera que "prever el futuro es muy difícil", sostiene que "esta situación genera una mezcla de sensaciones y estados de ánimo que conforman una experiencia de vida que dejará huella en nosotros y las próximas generaciones".
Para bucear en esos aprendizajes, invitamos a los lectores de LA NACION a contar qué enseñanzas y sentimientos están aflorando en sus vidas con la pandemia. La mayoría destacó que empezó a prestarle atención a las pequeñas cosas, a priorizar los vínculos y a pensar más en los otros. En ese sentido, entre las más de 100 respuestas recibidas, las palabras que más identificaron a los lectores fueron "agradecimiento" (23%), "empatía" (21%), "angustia" (17%) y "solidaridad" (13%).
"Nunca tuvimos una oportunidad tan clara de parar la pelota y ver las consecuencias directas de nuestras decisiones y hábitos cotidianos", afirma Santiago Bilinkis, emprendedor y especialista en tecnología, quien también, a través de sus redes, estuvo midiendo qué pensaban las personas sobre los cambios que provocó la llegada del Covid-19. "La cuarentena nos dio una posibilidad de introspección para darnos cuenta de aspectos de nuestra vida interior que no nos cerraban y que podemos cambiar a partir de una situación difícil como es esta", plantea Bilinkis. Desde su mirada, esto abre una puerta "para que el pospandemia no sea exactamente igual que la locura en la que vivíamos antes".
Bilinkis encuentra una explicación para este fenómeno en la respuesta que la ciencia da sobre cómo funciona la felicidad. "Según el estudio de Harvard que cito en Guía para sobrevivir al presente, lo más importante para la felicidad de largo plazo no son las circunstancias materiales de la vida sino la calidad y la fortaleza de los vínculos que establecemos con nuestros seres queridos, y el grado de integración comunitaria con el que vivimos", relata. Por eso, señala que la abrupta caía del consumismo que acarreó la pandemia "hizo que, sin darnos cuenta, tuviéramos que correr el énfasis de la vida de las cosas a las personas y eso está mejor alineado con lo que nos hace felices a largo plazo".
En esa misma sintonía están muchos de los mensajes que llegaron a la convocatoria que hizo LA NACION, donde los lectores compartieron sus experiencias: "Trato de preocuparme menos por el futuro"; "Valoro más los encuentros familiares"; "Más cercanía con los otros"; "Que mis afectos son muy importantes para mi bienestar"; "Lo material es efímero"; "Valorar las pequeñas cosas, como encontrarse con amigos". Estas son solo algunas de las frases que dejaron pero que dan cuenta de una nueva perspectiva.
Más allá de los aprendizajes personales, las encuestas de Voices muestran que no existe un consenso sobre cómo pueden impactar en el futuro: mientras de cada 10 argentinos cinco piensan que habrá cambios importantes y que será un mundo prácticamente nuevo luego de la crisis, cuatro consideran que todo volverá a ser como antes de la pandemia.
En este sentido, la socióloga explica que en circunstancias normales los cambios de gran magnitud suelen ocurrir a través del reemplazo generacional, en un proceso lento, pero que una crisis de esta envergadura podría acelerar los plazos. "Sabemos que los valores morales de las personas se forman en la niñez y la juventud (hasta los 25 años, aproximadamente) y que tienden a ser bastante estables durante la vida", aclara Carballo.
Bilinkis agrega que "hay muchos de aspectos de la vida en los cuales vamos a salir distintos y, en algún sentido, mejores, si somos capaces de aprovechar estos aprendizajes".
Cambiar las prioridades
La pandemia expuso las fuertes desigualdades ya presentes en la sociedad argentina y cómo eso impacta en la forma en que las personas transitan y experimentan la cuarentena: una gran parte de la población no puede pensar en el pospandemia, en qué aprender y cómo mejorar, porque –lamentablemente– están abocados a ver cómo sobreviven a esta situación, tanto desde lo sanitario como lo económico.
En ese triste escenario, una vez más la respuesta solidaria se hizo sentir, como quedó reflejado en los mensajes recibidos por LA NACION: "Por primera vez creo que todos pensamos en el otro", remarcó la lectora Ammeris. "Hay que tener empatía con las personas que tienen una realidad diferente a la nuestra", aportó Ash.
Para Carballo, "que el hecho afecte a todos refuerza un sentido de humanidad en la mayoría de las personas, que se traduce en una mayor solidaridad y ayuda mutua. Esto es algo muy positivo y que debemos incentivar".
A pesar de no poder salir de sus casas, igual la gente se movilizó y puso más la mirada en el otro. Hubo quienes prepararon viandas para los que no tenían qué comer o donaron kits de higiene. También, son muchísimos los que contaron que estuvieron más atentos con los adultos mayores de su familia o que se postularon como voluntarios para asistirlos. Otros lectores compartieron su experiencia de haber colaborado con distintos emprendimientos solidarios o ayudado con lo que mejor sabían hacer. Por ejemplo, Claudio contó que ofrece asistencia gratuita a quienes necesiten actualizar su CV: "Es una forma de ayudar con mis conocimientos", relató.
En definitiva, si de aprender se trata, por estos días la cuarentena está dejando muchas lecciones que nos llenan de orgullo como sociedad y nos muestran lo mucho que tenemos por mejorar. "Estamos frente a una gran oportunidad para mejorar nuestro capital social", concluye la socióloga.
Ilustración: Javier Joaquín.
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